viernes, 28 de junio de 2013

LA DOBLE INDEPENDENCIA PARAGUAYA. ASPECTOS ECONÓMICOS Y SOCIALES


Por Silvia Pablo Caqui
Estudiante de 4º año de la Escuela de Historia (UNMSM)
Miembro del Grupo de Investigaciones Sociales Annalicemos  Hist8ria



La presente nota es una reseña de:
ARECES, Nidia (2010): “La doble independencia paraguaya. Aspectos económicos y sociales”. En: Susana Bandieri (comp.) La historia económica y los procesos de independencia en la América hispana. Buenos Aires: Prometeo Libros, Academia Argentina de Historia Económica. pp. 239-268

La producción historiográfica del proceso de independencia paraguaya se ha centrado en la actuación de personajes llamados héroes, o en ensayos con consideraciones políticas o ideológicas para resolver los posibles antagonismos, lo que conlleva una mirada sesgada; por ello que la autora plantea que es necesario un estudio en su interrelación económica, social y cultural. El marco referencial que utiliza es el proceso, como un antes que se remonta a fines del s. XVIII, y un después que llega hasta mediados del s. XIX.

En el subcapítulo de “La gobernación Intendencia del Paraguay, economía y sociedad” nos dice que el establecimiento del Virreynato del Rio de la Plata, provocó una mayor sujeción de la elite de Paraguay (La Asunción, por la salida atlántica), y a esto se le sumó las medidas de las reformas borbónicas (mayor concentración administrativa, que favoreció el dominio del espacio paraguayo por Buenos Aires).

Los productos que a Paraguay le permitían conectarse con diversas regiones por el exterior, eran la yerba mate y el tabaco, sobre ello en 1779 se instaló la Real Renta de Tabacos, Pólvora y Naipes (reformas borbónicas), lo que produjo una mayor circulación de pesos reales (principalmente en la Asunción). Antes del establecimiento de esta medida, eran los mercaderes los que abastecían todos los insumos y distintos géneros, por lo que eran los principales beneficiados. Antes de esta medida quien tenía el control de este circuito comercial (yerba mate y tabaco) era Santa Fe, después de  1779 lo será Buenos Aires, ella será la que distribuya los productos del Alto Paraná en los mercados.  La importancia del comercio de la yerba queda ampliamente confirmada pues serían la base de una próspera comunidad comercial, incluso durante el gobierno del Dr.  Francia ésta continua siendo el medio de pago para intercambios en el comercio interno y fronterizo (mercados locales e interregionales), esto a pesar de la disminución del comercio por la clausura del libre comercio. Paraguay exportaba con Buenos Aires yerba, tabaco, azúcar y miel, etc. e importaba de la misma ropa y otros bienes provenientes de Europa, de esto se proveían una larga lista de vecinos paraguayos, que practicaban el reparto mercantil, estos mercaderes paraguayos ocupaban cargos concejiles en la Asunción, por lo que se hallaban a merced del crédito de sus corresponsales más ricos de Buenos Aires en la medida que por carecer de reservas de capital negociaban con dinero prestado en Buenos Aires a razón de 8% sobre la ganancia en cada transacción comercial. A esto se le suma el peso de las sisas, alcabalas y arbitrios. Sobre los comerciantes, estos estaban integrados por el sector tradicional que controlaba el poder de la provincia, y en la década de 1760 sufrió un cambio en la medida que existió una nueva inmigración (provenientes de otras regiones de América, de la zona cantábrica, vascos, europeos) que se estableció en Asunción dedicándose al comercio, los que se hicieron del control del cabildo en la década de 1790, y serán los que tras producirse los sucesos de 1810 se mantuvieron leales al Consejo de Regencia.
En el siguiente subcapítulo “La independencia y las relaciones con Buenos Aires”, nos explica que la independencia paraguaya fue un caso precoz de ruptura de vínculos con la metrópoli (España) y la submetrópoli (Buenos Aires), a su vez este proceso no correspondió con las transformaciones de la estructura de la sociedad paraguaya, en vista de que ella mantuvo características del Antiguo Régimen además de experimentar “retardos en la adopción de principios y prácticas políticas modernas”, lo que le hizo adquirir características de formas específicas a pesar de las mismas condiciones internacionales.

A pesar que frente al contexto internacional la opción de muchos países hispanoamericanos fue la insurrección, Paraguay optará por mantenerse leal a la corona, ya que tras el movimiento de mayo de 1810 en Buenos Aires, Asunción no respondió al llamado de la Junta Porteña, por lo que se inició un plan para aislar a Paraguay (quien no reconocía la supremacía de Buenos Aires), esto trajo interrupciones en el comercio, agravándose cuando Paraguay sostiene su fidelidad al Consejo de Regencia[1] (Congreso del 24 de julio de 1810), y estimula lazos de amistad con la junta provisional de Buenos Aires, frente a esta decisión B. Aires suspende y prohíbe todo comercio con Paraguay, así en el congreso Paraguay opta por la creación de una junta de Guerra para garantizar la defensa. A pesar de tal medida, en Paraguay nunca se dieron guerras, ni contra la metrópoli ni una guerra civil.

La autora reconoce 2 fases políticas, del proceso, una corresponde de mayo de 1810 a junio de 1811, donde se dan los cambios locales que se desencadenaron en consecuencia de los sucesos porteños y finalizó con la junta que dio a Velasco y proclamó la independencia frente a toda potencia extranjera, en esta primera etapa la junta de gobierno será un pilar fundamental. La segunda etapa inicia después del golpe de Estado del 14 de mayo de 1811 donde se declaró la independencia el 9 de junio de 1811, esto hasta 1814 cuando se estableció en la República la Dictadura Suprema de Francia.

El gobierno de Francia socavó los lugares de poder heredados de la colonia, iniciándose una dictadura, del cual se trata en el tercer subcapítulo “La dictadura: economía y sociedad”. En el cual se aprueba el Decreto Supremos de 1814, dirigido contra los comerciantes vinculados con Buenos Aires, imponiéndoseles las correspondientes licencias, afirmando siempre el control paraguayo, teniendo el control de los ríos, logrando imponer un control estatal sobre el comercio (el cual estaba a manos de españoles y porteños hasta entonces), en un primer momento ofreció un intercambio directo con Inglaterra a cambio de armas, sin embargo pronto sospechó y no concretó tal intercambio. Tras los conflictos con Buenos Aires por los estancos de tabaco, en 1820 Francia cierra definitivamente los puertos paraguayos (aunque en 1823 se habilitó una válvula con las regiones fronterizas, que el gobierno controlaba), y una consecuencia fue que los comerciantes observaban como su capital se perdía de la misma forma que sus productos se deterioraban, todo esto para tener un mayor control de las actividades comerciales de Paraguay. Respecto a la yerba mate teníamos un panorama no diferente al tabaco. Frente a esta situación en 1830 Francia buscará dar salida a los productos paraguayos comprando a precio corriente del país a los comerciantes y vendiéndolos a altos precios en provincias vecinas, a esto le acompañará la reducción de la alcabala y el diezmo, los mismos impuestos serán disminuidos,  llegando incluso a suprimirlos en 1837, aunque serán restituidos a la muerte de Francia. Otros impuestos fueron al Ramo de Guerra, el derecho al tercio y del estanco.

A todas estas medidas, la autora señala como conclusión que si bien Francia no transó con las viejas formas tampoco las modificó radicalmente, prevaleciendo una sociedad tradicional y eminentemente rural y una organización estatal republicana, que bajo la forma de una dictadura mantuvo las formas básicas del Antiguo Régimen. Su régimen dictatorial, sin embargo, destaca algunos aspectos, por ejemplo su política social, pues al no forzar la maquinaria fiscal y buscar obtener los recursos del Estado por otras vías, les dio ventajas, a la vez que sostenía beneficiar a una mayoría por lo que minó los privilegios de los sectores tradicionales. Y esta doble independencia se refiere a la de la Corona española y a la de Buenos Aires, no sucumbió ante ninguna con el Dr. Francia.




[1] Por hostilidad y reviviendo antiguas competencias con Buenos Aires, Paraguay opta por seguir dependiendo de España. Ye esto demuestra que los acontecimientos que se desencadenaron en la provincia de Paraguay en 1810 no necesariamente son una consecuencia de las acciones de Buenos Aires.

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