UNA HISTORIA MARGINADA: HISTORIA URBANA, PROBLEMA Y POSIBILIDAD (I)
Angel
Adrian Sandoval Sánchez
angel_396_13@hotmail.com
Lima. Pedro de Nolasco, 1687
- La municipalidad de Chorrillos trabaja,
hace obras…
- Tú trabajas para los pueblos jóvenes,
pero ¿nosotros? Nosotros queremos lo mínimo y no nos dan…[1]
El
viernes 07 del presente mes de junio se dio una disputa territorial que terminó
en una discusión verbal entre los alcaldes de los distritos limeños de
Chorrillos y Santiago de Surco, disputa por el terreno de la urbanización La
Encantada de Villa. Los vecinos, bajo la arenga de “¡Somos Surco!”,
manifestaban su incomodidad frente a la inactividad del municipio chorrillano en
su urbanización y su deseo de seguir tributando para la municipalidad de Surco,
comuna que les había prometido solucionar sus problemas de elegir pertenecer a
su jurisdicción. Lo más interesante es que el burgomaestre de Surco alegaba a
la historia para justificar sus pretensiones sobre dicha área (“Gómez Baca llegó a dicha zona y
aseguró que esta perteneció a La Hacienda Villa que era históricamente de Surco…”, según
la nota anteriormente citada). Similitud de discurso son utilizados por
diversos alcaldes limeños en afán de demostrar la legitimidad de sus reclamos
ante sus vecinos distritos “usurpadores”. Según el Instituto Peruano de
Administración Municipal (IPAM)[2],
son cerca de 1460 distritos (de un total de 1834 distritos) a nivel nacional
que no se encuentran correctamente delimitados, generando conflictos entre las
jurisdicciones vecinas, sobre todo por el tema del cobro de arbitrios e impuestos.
Ante esta problemática real, vigente y urgente de resolver, la pregunta es
obvia: ¿Qué tanto interés le ha dado la historiografía nacional a este problema?
La pregunta y su respuesta es
compleja y muy difícil de responder de manera breve, puesto que no solo se
limita al campo de la historia urbana a nivel nacional, si no sobre la
producción historiográfica en general, los campos de interés de las diversas
casas de estudio, las políticas nacionales, entre otros. En esta primera parte
quisiera poder aclarar esta problemática y su importancia en la sociedad para
luego poder ver el interés que ha suscitado en el campo historiográfico y su
utilidad en la sociedad.
¿HISTORIA O HISTORIAS MARGINADAS?
Cuando Gonzalo Paroy en su ensayo
titulado “La deuda historiográfica. San Marcos e Historia Amazónica” nos exige
a la comunidad historiográfica sobre nuestra ‘deuda’ con este espacio marginal
de nuestro territorio nacional (“¿A qué se debe que los historiadores nos alejemos de estos
temas?... ¿Seguirá la Amazonía relegada del discurso histórico?”[3]),
debemos seguir interrogándonos, ¿Es solo la Historia urbana o la amazónica la
marginada en la comunidad historiográfica? ¿Cuántas temáticas son las
marginadas dentro del discurso histórico? ¿A qué se debe esta jerarquización
temática al momento de escoger una determinada investigación? Muchos
investigadores, incluso desde estudiantes, asumen sus temas de investigación
como algo personal, investigaciones determinadas por los gustos y afinidades
del investigador retocadas por una argumentación racional para darle la
importancia debida dentro de la comunidad intelectual (o comunidad burocrática,
si pensamos en los proyectos destinados a ser financiados por instituciones
privadas o estatales). Quizás el problema está en que muchas veces pensamos en
destacarnos dentro de esta comunidad historiográfica y no vamos más allá,
pensando en la “comunidad en general”, en que nuestras obras pasen a un público
mayor haciéndoles reflexionar. Quizás se haya perdido el ideal de los primeros Annales y se haya dejado de problematizar los problemas
actuales de nuestra sociedad. Partimos por escoger vacíos historiográficos (que
es de por sí una tarea importante) y nos olvidamos muchas veces que deben ser
los problemas actuales quienes escojan a los historiadores en búsqueda de
respuestas. Pero las iniciativas están: Paroy, en un breve estado de la
cuestión amazónica sanmarquina, nos da luces sobre estos intentos aislados por
intentar abordar esta problemática desde la perspectiva histórica. Habría de
mencionar también las compilaciones de Claudia Rosas Lauro y otros autores sobre
el odio, el perdón, la marginación y la muerte en el Perú, los estudios de
género en San Marcos bajo el auspicio de María Emma Mannarelli, entre los
diversos esfuerzos por promover estas “historias marginadas”, esfuerzos muchas
veces sostenidos por propia voluntad con el fin de difundir y promover las
investigaciones sobre los diversos problemas del Perú contemporáneo. Intentos
hay, aislados y muchas veces sin el respaldo institucional correspondiente, lo
que hace falta son estudios estructurados y organizados en grupos de
investigación que discutan y difundan sus resultados y propuestas tanto en la
comunidad intelectual, como en la burocrática/estatal, y sobre todo en la
comunidad en general. Promover la investigación histórica en temas importantes
y poco tocados es excelente, pero no tiene ningún efecto trascendente si no se
logra estructurar un ente centralizador que discuta los problemas
contemporáneos y luego gestione las maneras adecuadas de difundir los
resultados ante la población en general y presente proyectos que intente darle
una solución a éstos. De lo contrario, estas iniciativas terminarán diluyéndose
en el tiempo. Termino este apartado con el enunciado siguiente: “El desafío es
grande, y esta vez las consecuencias de ello pueden ir más allá de que nuestros
libros sean un ‘best seller’ ”[4].
HISTORIA URBANA,
PROBLEMA…
Volviendo al tema central, y
retomando lo mencionado en la introducción a este ensayo, la Historia urbana
tiene un campo amplio de investigación que muy poco se ha explorado desde el
campo histórico. Pero empecemos definiendo y delimitando el objeto de estudio de
este tipo de historia.
Se da por entendido que la
historia urbana tiene como objeto los problemas en las ciudades en sus diversos
aspectos. José
D’Assunção nos da luces sobre la complejidad de los estudios urbanos,
debiendo considerar la multiplicidad de enfoques que se interrelacionan
mutuamente, dando así un sistema complejo de muchas variables y aspectos a tomar
en cuenta: historicidad, población (demografía),
economía, política, organización (sociabilidad), forma (morfología urbana),
cultura, imaginario (mentalidad), y función[5].
Limitar el enfoque urbano a un solo aspecto (social o espacial por ejemplo) es
imposible si no se tiene en cuenta el resto de factores que intervienen en el
desarrollo del periodo histórico a analizar. Es entonces que podemos concluir
que la mejor forma de acercarse a los estudios urbanos es tomando en cuenta una
coyuntura de cambio determinada. Para el caso peruano un buen ejemplo es la
coyuntura de los años 50’s en la cual, siguiendo a Ernesto Yepes, se da la
segunda gran modernización del siglo XX en el Perú en sus dos fases: la liberal
(1948-1968) y la estatal (1968-1980)[6].
La primera se caracteriza por el aumento demográfico de las ciudades y las
gestiones de auto-desarrollo por parte de los nuevos ciudadanos urbanos;
mientras que la segunda es el Estado quien decide intervenir directamente en el
problema, impidiendo la expansión de las ciudades o habilitando y desarrollando
planes de acción para solucionar el problema de vivienda, problema exacerbado
que impide ver los verdaderos motivos del crecimiento explosivo de las ciudades[7].
Pero no debe de pensarse que la historia urbana descansa
exclusivamente sobre los cambios contemporáneos ligados a la explosión
demográfica y espacial de éstas a mediados del siglo XX a lo largo de las
principales urbes mundiales. Debemos recordar que este tipo de historia está
ligada desde el origen mismo de las ciudades. En el caso peruano las ciudades
modernas surgen con la colonización hispana del siglo XVI, sin dejar de lado
las principales urbes prehispánicas, estudiadas más en detalle desde la
perspectiva arqueológica.
Hay que dejar en claro algo: el urbanismo como eje de
investigación está abocada al estudio de las ciudades industriales surgidas en
el siglo XIX, y en su defecto en sus orígenes dentro del marco de la modernidad
renacentista, en contra posición de los estudios de la “ciudad tradicional”:
La
ciudad rompió las pautas tradicionales de comportamiento, los usos y
costumbres. Las ciudades fueron el espacio físico y emblemático en el que se
desenvolvió la nueva sociedad industrial o de provisión de servicios políticos.
En la ciudad contemporánea se fracturaron las viejas relaciones clientelares y
de subordinación de los ámbitos rurales. El individuo y las relaciones personales
tendieron a disolverse en la sociedad de masas. Nuevos diseños sociales
quedaron perfilados. La ciudad acabó por dibujar dos espacios de actuación
claramente delimitados: lo público y lo privado, mientras que en las sociedades
tradicionales ambos habían quedado entremezclados y confundidos. La masa
anónima de las ciudades se rebeló como sujeto y objeto de los fenómenos de
opinión[8].
Por ello, siguiendo a Angel
Bahamonde, la historia urbana es aquella relación “que se establece entre los
fenómenos históricos y la construcción de la ciudad”[9].
Valga decir, la interacción entre las estructuras históricas y su relación con
la evolución de la ciudad donde se desarrollan. ¿Qué implica esto? Que los
problemas urbanos contemporáneos tienen una estrecha relación con la evolución
estructural/espacial de la ciudad, y que éstos mismos inciden en su futura configuración.
Es por ello que la esencia misma de estos problemas se encuentra en el cúmulo
de fenómenos históricos que desembocaron en los cambios convulsionantes que
sufrieron las ciudades a lo largo de su historia. Para el caso peruano, el
cambio cualitativa y cuantitativamente más importante y cercano a la actualidad
es el sufrido a mediados del siglo pasado. Implica también que, de querer
analizar problemas pasados, debemos voltear nuestra mirada a los cambios
drásticos ocurridos previamente que modificaron la ciudad en el periodo a
estudiar. Esto es importante en los estudios coloniales o decimonónicos: los
cambios de la configuración de los patrones urbanos (sociales, espaciales,
culturales, etc.) se desprenden de las grandes transformaciones ocurridas en
una determinada época. Estas tienen una fuerte relación con el aspecto
demográfico, puesto que el aumento o disminución de la población (por
inmigración o emigración, muertes debido a catástrofes naturales o genocidios,
etc.) genera cambios importantes dentro de la concepción misma de la ciudad, su
rol y su importancia a nivel local y regional. Eventos extremos, como los
sismos que destruyeron Lima, permiten repensar la concepción de ciudad que
hasta esos momentos se manejaban[10].
Es indudable la importancia de
los temas urbanos en la historia. Para el periodo colonial “es indudable el carácter
ordenador y político de las ciudades, independientemente de su simpleza o
complejidad, las cuales fueron por estatuto jurídico, los nuevos sujetos de la
relación colonial y la base que transformó las regiones y el medio,
adaptándolos, para bien o para mal, a sus necesidad e intereses”[11].
Para el periodo contemporáneo ya hemos anotado la importancia de este tipo de
historia: los historiadores también tenemos algo que decir y proponer sobre los
problemas contemporáneos, hemos dejado por mucho tiempo que éstos sean de
exclusividad a otras disciplinas sociales.
Esta primera entrega ha querido
tocar temas muy densos de una manera sintética, queriendo dejar para una
posterior publicación el aspecto práctico de esta forma de ver los procesos
históricos. Pero, volviendo a las reflexiones anteriores, todos los esfuerzos
por promover estas ‘historias marginadas’ tienen el peligro de encerrarse ante
una audiencia muy restringida si no se esbozan planes estructurales de acción
que permitan, si no solucionar, poder modificar positivamente estos problemas
contemporáneos de nuestra propia realidad. Y es la historia urbana uno de los
principales enfoques históricos que tienen la posibilidad de realizar planes
íntegros que permitan actuar y modificar la sociedad. Claro, dependiendo del
interés y apoyo estatal, fundamental si se quiere realizar algo. Pero ese punto
será tratado en la siguiente entrega.
[1]
“Alcaldes de Surco y Chorrillos se pelean por límites distritales”, Perú 21. Versión digital publicada el 07
de junio del 2013. Consultado el 15 de junio del 2013, disponible en: http://peru21.pe/actualidad/alcaldes-surco-y-chorrillos-se-pelean-limites-distritales-2134716.
Para mayor información sobre este conflicto también se puede consulta:”Augusto
Miyashiro: ‘Surco ha invadido Chorrillos’”, Perú
21, versión digital publicada el 09 de junio del 2013, consultado el 15 de
junio del 2013, disponible en: http://peru21.pe/actualidad/augusto-miyashiro-surco-ha-invadido-chorrillos-2134961.
Sobre este punto volveremos a retomarlo en una siguiente oportunidad.
[2]
Datos obtenidos en “Unos 1,400 distritos tienen problemas limítrofes”, La República, versión digital publicada
el 20 de julio del 2010. Consultado el 15 de junio del 2013, disponible en: http://www.larepublica.pe/21-07-2010/unos-1400-distritos-tienen-problemas-limitrofes
[3]
PAROY VILLAFUERTE, Gonzalo. “La deuda historiográfica. San Marcos e Historia
Amazónica. A propósito de Síntesis Social nº 5. Parte I”. Blog del grupo
universitario Annalicemos Hist8ria, 11
de junio del 2013. Consultado el 15 de junio del 2013 en: http://annalicemoshist8ria.blogspot.com/2013/06/la-deuda-historiografica-san-marcos-e.html
[4]
SANDOVAL SÁNCHEZ, Angel. “Wikileaks y la Historia: el problema de la
información”. Blog del grupo universitario Annalicemos
Hist8ria, 02 de abril del 2011. Consultado el 15 de junio del 2013 en: http://annalicemoshist8ria.blogspot.com/2011/04/columna-invitada-critica-informal.html
[5]
D’ASSUNÇÃO BARROS, José. Ciudad
e Historia. Una introducción a los estudios sobre la ciudad. Ediciones
ECSH, Santiago:
2008, pp. 47-100.
[6]
YEPES, Ernesto. Economía y política. La
modernización en el Perú del siglo XX. Ilusión y realidad. Mosca Azul
Editores, Lima: 1992, pp. 57-79.
[7]
COLLIER, David. Barriadas y élites: de
Odría a Velasco. Instituto de Estudios Peruanos, Lima: 1978, pp. 26, 43.
[8]
BAHAMONDE MAGRO, Angel. “La historia urbana”, en: FUSI, Juan Pablo (ed.), Revista Ayer Nº 10 (1993): La historia en el
92, pp. 47-61. Asociación de Historia Contemporánea. Consultado el 15 de
junio del 2013 en: http://w.ahistcon.org/docs/ayer/ayer10_04.pdf,
p. 50-51.
[9]
BAHAMONDE, Angel. Ídem, p. 52
[10]
Un interesante estudio de caso lo podemos observar en: WALKER, Charles. Colonialismo en ruinas. Lima frente al
terremoto y tsunami de 1746. Instituto de Estudios Peruanos, Instituto
Francés de Estudios Andinos, Lima: 2012.
[11]
MIÑO GRIJALVA, Manuel. El mundo
novohispano. Población, ciudades y economía, siglos XVII y XVIII. El
Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, Fondo de Cultura
Económica, México: 2001, p. 16.
No hay comentarios:
Publicar un comentario