lunes, 17 de junio de 2013

CRÍTICA INFORMAL


UNA HISTORIA MARGINADA: HISTORIA URBANA, PROBLEMA Y POSIBILIDAD (I)
Angel Adrian Sandoval Sánchez
angel_396_13@hotmail.com
Lima. Pedro de Nolasco, 1687

- La municipalidad de Chorrillos trabaja, hace obras…
- Tú trabajas para los pueblos jóvenes, pero ¿nosotros? Nosotros queremos lo mínimo y no nos dan…[1]

El viernes 07 del presente mes de junio se dio una disputa territorial que terminó en una discusión verbal entre los alcaldes de los distritos limeños de Chorrillos y Santiago de Surco, disputa por el terreno de la urbanización La Encantada de Villa. Los vecinos, bajo la arenga de “¡Somos Surco!”, manifestaban su incomodidad frente a la inactividad del municipio chorrillano en su urbanización y su deseo de seguir tributando para la municipalidad de Surco, comuna que les había prometido solucionar sus problemas de elegir pertenecer a su jurisdicción. Lo más interesante es que el burgomaestre de Surco alegaba a la historia para justificar sus pretensiones sobre dicha área (“Gómez Baca llegó a dicha zona y aseguró que esta perteneció a La Hacienda Villa que era históricamente de Surco…”, según la nota anteriormente citada). Similitud de discurso son utilizados por diversos alcaldes limeños en afán de demostrar la legitimidad de sus reclamos ante sus vecinos distritos “usurpadores”. Según el Instituto Peruano de Administración Municipal (IPAM)[2], son cerca de 1460 distritos (de un total de 1834 distritos) a nivel nacional que no se encuentran correctamente delimitados, generando conflictos entre las jurisdicciones vecinas, sobre todo por el tema del cobro de arbitrios e impuestos. Ante esta problemática real, vigente y urgente de resolver, la pregunta es obvia: ¿Qué tanto interés le ha dado la historiografía nacional a este problema?
La pregunta y su respuesta es compleja y muy difícil de responder de manera breve, puesto que no solo se limita al campo de la historia urbana a nivel nacional, si no sobre la producción historiográfica en general, los campos de interés de las diversas casas de estudio, las políticas nacionales, entre otros. En esta primera parte quisiera poder aclarar esta problemática y su importancia en la sociedad para luego poder ver el interés que ha suscitado en el campo historiográfico y su utilidad en la sociedad.

¿HISTORIA O HISTORIAS MARGINADAS?

Cuando Gonzalo Paroy en su ensayo titulado “La deuda historiográfica. San Marcos e Historia Amazónica” nos exige a la comunidad historiográfica sobre nuestra ‘deuda’ con este espacio marginal de nuestro territorio nacional (“¿A qué se debe que los historiadores nos alejemos de estos temas?... ¿Seguirá la Amazonía relegada del discurso histórico?[3]), debemos seguir interrogándonos, ¿Es solo la Historia urbana o la amazónica la marginada en la comunidad historiográfica? ¿Cuántas temáticas son las marginadas dentro del discurso histórico? ¿A qué se debe esta jerarquización temática al momento de escoger una determinada investigación? Muchos investigadores, incluso desde estudiantes, asumen sus temas de investigación como algo personal, investigaciones determinadas por los gustos y afinidades del investigador retocadas por una argumentación racional para darle la importancia debida dentro de la comunidad intelectual (o comunidad burocrática, si pensamos en los proyectos destinados a ser financiados por instituciones privadas o estatales). Quizás el problema está en que muchas veces pensamos en destacarnos dentro de esta comunidad historiográfica y no vamos más allá, pensando en la “comunidad en general”, en que nuestras obras pasen a un público mayor haciéndoles reflexionar. Quizás se haya perdido el ideal de los primeros Annales y se haya dejado de problematizar los problemas actuales de nuestra sociedad. Partimos por escoger vacíos historiográficos (que es de por sí una tarea importante) y nos olvidamos muchas veces que deben ser los problemas actuales quienes escojan a los historiadores en búsqueda de respuestas. Pero las iniciativas están: Paroy, en un breve estado de la cuestión amazónica sanmarquina, nos da luces sobre estos intentos aislados por intentar abordar esta problemática desde la perspectiva histórica. Habría de mencionar también las compilaciones de Claudia Rosas Lauro y otros autores sobre el odio, el perdón, la marginación y la muerte en el Perú, los estudios de género en San Marcos bajo el auspicio de María Emma Mannarelli, entre los diversos esfuerzos por promover estas “historias marginadas”, esfuerzos muchas veces sostenidos por propia voluntad con el fin de difundir y promover las investigaciones sobre los diversos problemas del Perú contemporáneo. Intentos hay, aislados y muchas veces sin el respaldo institucional correspondiente, lo que hace falta son estudios estructurados y organizados en grupos de investigación que discutan y difundan sus resultados y propuestas tanto en la comunidad intelectual, como en la burocrática/estatal, y sobre todo en la comunidad en general. Promover la investigación histórica en temas importantes y poco tocados es excelente, pero no tiene ningún efecto trascendente si no se logra estructurar un ente centralizador que discuta los problemas contemporáneos y luego gestione las maneras adecuadas de difundir los resultados ante la población en general y presente proyectos que intente darle una solución a éstos. De lo contrario, estas iniciativas terminarán diluyéndose en el tiempo. Termino este apartado con el enunciado siguiente: “El desafío es grande, y esta vez las consecuencias de ello pueden ir más allá de que nuestros libros sean un ‘best seller’ ”[4].

HISTORIA URBANA, PROBLEMA…

Volviendo al tema central, y retomando lo mencionado en la introducción a este ensayo, la Historia urbana tiene un campo amplio de investigación que muy poco se ha explorado desde el campo histórico. Pero empecemos definiendo y delimitando el objeto de estudio de este tipo de historia.

Se da por entendido que la historia urbana tiene como objeto los problemas en las ciudades en sus diversos aspectos. José D’Assunção nos da luces sobre la complejidad de los estudios urbanos, debiendo considerar la multiplicidad de enfoques que se interrelacionan mutuamente, dando así un sistema complejo de muchas variables y aspectos a tomar en cuenta: historicidad, población (demografía), economía, política, organización (sociabilidad), forma (morfología urbana), cultura, imaginario (mentalidad), y función[5]. Limitar el enfoque urbano a un solo aspecto (social o espacial por ejemplo) es imposible si no se tiene en cuenta el resto de factores que intervienen en el desarrollo del periodo histórico a analizar. Es entonces que podemos concluir que la mejor forma de acercarse a los estudios urbanos es tomando en cuenta una coyuntura de cambio determinada. Para el caso peruano un buen ejemplo es la coyuntura de los años 50’s en la cual, siguiendo a Ernesto Yepes, se da la segunda gran modernización del siglo XX en el Perú en sus dos fases: la liberal (1948-1968) y la estatal (1968-1980)[6]. La primera se caracteriza por el aumento demográfico de las ciudades y las gestiones de auto-desarrollo por parte de los nuevos ciudadanos urbanos; mientras que la segunda es el Estado quien decide intervenir directamente en el problema, impidiendo la expansión de las ciudades o habilitando y desarrollando planes de acción para solucionar el problema de vivienda, problema exacerbado que impide ver los verdaderos motivos del crecimiento explosivo de las ciudades[7].

Pero no debe de pensarse que la historia urbana descansa exclusivamente sobre los cambios contemporáneos ligados a la explosión demográfica y espacial de éstas a mediados del siglo XX a lo largo de las principales urbes mundiales. Debemos recordar que este tipo de historia está ligada desde el origen mismo de las ciudades. En el caso peruano las ciudades modernas surgen con la colonización hispana del siglo XVI, sin dejar de lado las principales urbes prehispánicas, estudiadas más en detalle desde la perspectiva arqueológica.

Hay que dejar en claro algo: el urbanismo como eje de investigación está abocada al estudio de las ciudades industriales surgidas en el siglo XIX, y en su defecto en sus orígenes dentro del marco de la modernidad renacentista, en contra posición de los estudios de la “ciudad tradicional”:

La ciudad rompió las pautas tradicionales de comportamiento, los usos y costumbres. Las ciudades fueron el espacio físico y emblemático en el que se desenvolvió la nueva sociedad industrial o de provisión de servicios políticos. En la ciudad contemporánea se fracturaron las viejas relaciones clientelares y de subordinación de los ámbitos rurales. El individuo y las relaciones personales tendieron a disolverse en la sociedad de masas. Nuevos diseños sociales quedaron perfilados. La ciudad acabó por dibujar dos espacios de actuación claramente delimitados: lo público y lo privado, mientras que en las sociedades tradicionales ambos habían quedado entremezclados y confundidos. La masa anónima de las ciudades se rebeló como sujeto y objeto de los fenómenos de opinión[8].

Por ello, siguiendo a Angel Bahamonde, la historia urbana es aquella relación “que se establece entre los fenómenos históricos y la construcción de la ciudad”[9]. Valga decir, la interacción entre las estructuras históricas y su relación con la evolución de la ciudad donde se desarrollan. ¿Qué implica esto? Que los problemas urbanos contemporáneos tienen una estrecha relación con la evolución estructural/espacial de la ciudad, y que éstos mismos inciden en su futura configuración. Es por ello que la esencia misma de estos problemas se encuentra en el cúmulo de fenómenos históricos que desembocaron en los cambios convulsionantes que sufrieron las ciudades a lo largo de su historia. Para el caso peruano, el cambio cualitativa y cuantitativamente más importante y cercano a la actualidad es el sufrido a mediados del siglo pasado. Implica también que, de querer analizar problemas pasados, debemos voltear nuestra mirada a los cambios drásticos ocurridos previamente que modificaron la ciudad en el periodo a estudiar. Esto es importante en los estudios coloniales o decimonónicos: los cambios de la configuración de los patrones urbanos (sociales, espaciales, culturales, etc.) se desprenden de las grandes transformaciones ocurridas en una determinada época. Estas tienen una fuerte relación con el aspecto demográfico, puesto que el aumento o disminución de la población (por inmigración o emigración, muertes debido a catástrofes naturales o genocidios, etc.) genera cambios importantes dentro de la concepción misma de la ciudad, su rol y su importancia a nivel local y regional. Eventos extremos, como los sismos que destruyeron Lima, permiten repensar la concepción de ciudad que hasta esos momentos se manejaban[10].

Es indudable la importancia de los temas urbanos en la historia. Para el periodo colonial “es indudable el carácter ordenador y político de las ciudades, independientemente de su simpleza o complejidad, las cuales fueron por estatuto jurídico, los nuevos sujetos de la relación colonial y la base que transformó las regiones y el medio, adaptándolos, para bien o para mal, a sus necesidad e intereses”[11]. Para el periodo contemporáneo ya hemos anotado la importancia de este tipo de historia: los historiadores también tenemos algo que decir y proponer sobre los problemas contemporáneos, hemos dejado por mucho tiempo que éstos sean de exclusividad a otras disciplinas sociales.

Esta primera entrega ha querido tocar temas muy densos de una manera sintética, queriendo dejar para una posterior publicación el aspecto práctico de esta forma de ver los procesos históricos. Pero, volviendo a las reflexiones anteriores, todos los esfuerzos por promover estas ‘historias marginadas’ tienen el peligro de encerrarse ante una audiencia muy restringida si no se esbozan planes estructurales de acción que permitan, si no solucionar, poder modificar positivamente estos problemas contemporáneos de nuestra propia realidad. Y es la historia urbana uno de los principales enfoques históricos que tienen la posibilidad de realizar planes íntegros que permitan actuar y modificar la sociedad. Claro, dependiendo del interés y apoyo estatal, fundamental si se quiere realizar algo. Pero ese punto será tratado en la siguiente entrega.




[1] “Alcaldes de Surco y Chorrillos se pelean por límites distritales”, Perú 21. Versión digital publicada el 07 de junio del 2013. Consultado el 15 de junio del 2013, disponible en: http://peru21.pe/actualidad/alcaldes-surco-y-chorrillos-se-pelean-limites-distritales-2134716. Para mayor información sobre este conflicto también se puede consulta:”Augusto Miyashiro: ‘Surco ha invadido Chorrillos’”, Perú 21, versión digital publicada el 09 de junio del 2013, consultado el 15 de junio del 2013, disponible en: http://peru21.pe/actualidad/augusto-miyashiro-surco-ha-invadido-chorrillos-2134961. Sobre este punto volveremos a retomarlo en una siguiente oportunidad.
[2] Datos obtenidos en “Unos 1,400 distritos tienen problemas limítrofes”, La República, versión digital publicada el 20 de julio del 2010. Consultado el 15 de junio del 2013, disponible en: http://www.larepublica.pe/21-07-2010/unos-1400-distritos-tienen-problemas-limitrofes
[3] PAROY VILLAFUERTE, Gonzalo. “La deuda historiográfica. San Marcos e Historia Amazónica. A propósito de Síntesis Social nº 5. Parte I”. Blog del grupo universitario Annalicemos Hist8ria, 11 de junio del 2013. Consultado el 15 de junio del 2013 en: http://annalicemoshist8ria.blogspot.com/2013/06/la-deuda-historiografica-san-marcos-e.html
[4] SANDOVAL SÁNCHEZ, Angel. “Wikileaks y la Historia: el problema de la información”. Blog del grupo universitario Annalicemos Hist8ria, 02 de abril del 2011. Consultado el 15 de junio del 2013 en: http://annalicemoshist8ria.blogspot.com/2011/04/columna-invitada-critica-informal.html
[5] D’ASSUNÇÃO BARROS, José. Ciudad e Historia. Una introducción a los estudios sobre la ciudad. Ediciones ECSH, Santiago: 2008, pp. 47-100.
[6] YEPES, Ernesto. Economía y política. La modernización en el Perú del siglo XX. Ilusión y realidad. Mosca Azul Editores, Lima: 1992, pp. 57-79.
[7] COLLIER, David. Barriadas y élites: de Odría a Velasco. Instituto de Estudios Peruanos, Lima: 1978, pp. 26, 43.
[8] BAHAMONDE MAGRO, Angel. “La historia urbana”, en: FUSI, Juan Pablo (ed.), Revista Ayer Nº 10 (1993): La historia en el 92, pp. 47-61. Asociación de Historia Contemporánea. Consultado el 15 de junio del 2013 en: http://w.ahistcon.org/docs/ayer/ayer10_04.pdf, p. 50-51.
[9] BAHAMONDE, Angel. Ídem, p. 52
[10] Un interesante estudio de caso lo podemos observar en: WALKER, Charles. Colonialismo en ruinas. Lima frente al terremoto y tsunami de 1746. Instituto de Estudios Peruanos, Instituto Francés de Estudios Andinos, Lima: 2012.
[11] MIÑO GRIJALVA, Manuel. El mundo novohispano. Población, ciudades y economía, siglos XVII y XVIII. El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, Fondo de Cultura Económica, México: 2001, p. 16.

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