sábado, 18 de enero de 2014

AYACUCHO EN EL SIGLO XX: APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL CAMPESINADO COMO ACTOR POLÍTICO


Por Jhon Michael Napán Napán
E.A.P. Historia – UNMSM
jianferal@hotmail.com


Reunión de federaciones campesinas de Áncash y Pomacocha (Ayacucho). Fuente: noticiasser.pe

En un plano nacional nos circunscribimos en lo que se ha denominado “República Aristocrática” (1895 – 1919), donde el poder de la oligarquía terrateniente se acentúa sobre la burguesía comercial, sin embargo por estos años se establecen espacios micro regionales en el departamento de Ayacucho. Por el norte de Ayacucho (Huanta y San Miguel) la coca, azúcar y el trigo serán los productos que dinamizaran los circuitos mercantiles, en el centro (Huamanga, Cangallo) destaca la producción triguera y ganadera, mientras que en el sur la economía se encuentra activa con la producción del ganado a pie y fibras. Así mismo destaca la presencia de migrantes extranjeros (italianos, japoneses, turcos, alemanes, sirios, chinos rumanos, etc.) que dinamizaron aún más la economía regional y que en un momento dado, junto a los artesanos pondrán en tensión y en peligro a la clase terrateniente regional.[1] Estas tensiones se agudizarán, luego que a nivel nacional se consolide el poder norteamericano mediante sus inversiones directas.[2] Así pasamos a un nuevo periodo conocido en nuestra historiografía como el oncenio de Leguía (1919 – 1930), según Kapsoli se dan hasta tres procesos importantes, la ya mencionada consolidación del dominio norteamericano, el surgimiento de movimientos antioligarquicos y antiimperialistas.  Esto último se da por medio del descrédito y la decadencia de los viejos partidos políticos, en contraposición surgieron una serie de organizaciones gremiales: La Federación Obrera Regional Peruana, Flecha de Oro Indio Unido, El Comité Pro – Derechos Indígena Tahuantinsuyo y la Confederación General de Trabajadores del Perú, corolario de estos movimientos fue la fundación de los grandes partidos de masas: el APRA y el Partido Comunista Peruano[3].

Así mismo, hay que destacar que fue durante el gobierno de Leguía que se establecieron dos medios de articulación entre el Estado y las clases dominantes y el campesinado, estas fueron el Patronato de la raza indígena y la Ley de la Conscripción Vial. Esta suerte de “indigenismo oficial”, siguiendo la línea de Nelson Pereyra, conllevó a una:
ofensiva que los indios desarrollaron no contra la institución estatal, sino contra los poderes locales, es decir en forma paralela a su adaptación y resistencia para con el Estado, los indígenas de Ayacucho se sublevaron, atacando principalmente las propiedades de los hacendados de la zona[4]
Se dan una serie de sublevaciones y tumultos, como las que ocurrieron en la ciudad de Ayacucho en 1921 y 1922 (fue sobre todo por el precio elevado de la tasación de las laderas y nuevos arbitrios), la rebelión de Cangallo y Víctor Fajardo de 1922 – 1923 (el desacato a las disposiciones gubernamentales e incumplir con los requerimientos de la Conscripción Vial), y a las amenazas de sublevación procedentes de Huanta en 1924 (para ser más precisos en Luricocha, derogatoria de la ley de la Conscripción Vial, la del impuesto a la coca y el estanco a la sal)[5]. Sin embargo las de mayor importancia será los sucesos de La Mar en 1923, los campesinos se sublevaron contra el principal terrateniente de la zona, Albino Añaños, propietario de la hacienda Patibamba e  invocaban la intermediación del Estado en la atención de sus pedidos (reducción de determinadas contribuciones que afectaban a su economía cotidiana y a su economía moral, y de solicitar un correctivo para la familia Añaños). Un ejemplo de la afectación a la economía moral sería:
Los indígenas de La Mar el 25 de junio de 1923 reaccionaron en forma violenta tras la decisión del alcalde de Chiquintirca Grimaldo Gutierrez – para su mala suerte vinculado a la familia Añaños – de cobrar un impuesto por la celebración de una corrida de toros el de la fiesta de San Juan Bautista, una actividad tradicional de los pueblo andinos[6]
Estos levantamientos mencionados, siguiendo la línea del trabajo se enmarcan dentro de la lógica de los campesinos como actores políticos de su propio destino, seguimos la línea definida por Renzo Aroni
El punto de vista de los campesinos como actores políticos ha sido tratados en los trabajos de Shanin, Wolf,  Hobsbwam, quienes desarrollaron el papel del campesinado en los procesos revolucionarios en el siglo XX, como actores políticos más que una comunidad guiada. En esa línea los estudios subalternos también han afirmado la capacidad de acción política del campesinado, como un “sujeto histórico, activo y consciente”, con formas de organización autónoma, que defiende intereses individuales y/o colectivos[7]
Si bien en la época donde circunscribo el trabajo los levantamientos se rigen por reclamos asociados a hechos contextuales, que a la postre sirven como aliciente para la posterior lucha por la tierra. Quizá el ejemplo más importante en Ayacucho sea el movimiento campesino de Pomacocha, que desde 1945 luchó por el reconocimiento como “comunidad campesina”, lográndolo finalmente en 1975 cuando funcionarios de la SINAMOS entregaron en la Plaza de La Libertad en Pomacocha el título de reconocimiento[8]. Ejemplos como este, según Alberto Flores Galindo definió una de las características del paso del indio a campesino, aclaro que esto no quiere decir que el elemento indio desaparezca, sino que ya no es del todo dominante como antes[9]. Por ejemplo un estudio reciente de Elio Pavel Trigos Jayo sobre Chungui y el caso en La Mar, nos dice que se recuperaron tierras a costa de muertos y heridos, a la vez que hay una relativa calma durante los años 30’ y 60’ “no se encuentra en la documentación hechos de tamaña magnitud, hasta los sucesos de los grupos guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional”[10]. Es a partir de la declaración de la “reforma agraria” donde los pueblos campesinos ven la posibilidad de lograr un verdadero reconocimiento, ya que la situación no se resolvía con la salida de los hacendados de las tierras, así por ejemplo el grupo campesino Moyocc Totora N°70 lucha por su reconocimiento (de estas se desprenderán las comunidades de Pallcas, Totora, Tastabamba, Putucunay[11]).

            Los impulsos de modernidad implementados durante el oncenio de Leguía, que en inicio dotaron de un mayor poder a los gamonales terratenientes (el aprovechamiento de la ley de la Conscripción Vial sobre todo), se convirtió en algo contraproducente. Uno de las razones más importantes sería la perdida de mano de obra de parte de los hacendados que fueron destinados al trabajo de la construcción de redes viales; mientras que la otra vendría detrás de esta con la consolidación de las redes viales y la desaparición del arrieraje.
En efecto, al construirse las carreteras La Mejorada – Lima en 1924 y Nazca – Puquio en 1926 se perdió definitivamente la unidad del territorio departamental. Las provincias de Lucanas y Parinacochas empezaron a relacionarse de manera más estrecha con Ica y el norte de Arequipa, mientras que Huanta se vinculaba con Huancayo y el departamento de Junín[12]
Esto hizo que las haciendas ayacuchanas pasaran por una situación crítica, sus productos no podían competir con los bienes de Huancayo y Lima que llegaban a través de carreteras y eran más baratos, así se vieron obligados a vender sus tierras a comerciantes, burócratas o a los mismos campesinos[13]. Fenómeno que se hizo evidente durante la Reforma Agraria, debido a que afectó una cantidad reducida  de terrenos, ya que algunos terratenientes habían parcelado o vendido sus propiedades. Llegado a este punto es pertinente señalar dos cuestiones importantes que se iban tejiendo paralelamente, luchas por la tierra y el reconocimiento de las comunidades. La primera sería  la presencia de los grupos políticos, sindicatos y asociaciones en el campo Ayacuchano, que a larga data serán fundamentales para la explicación del surgimiento de grupos radicales, como el de Sendero Luminoso. Mientras que la segunda será el factor educativo como lineamiento del progreso.

             La presencia de grupos políticos de izquierda (desde el APRA, El PCP, y sus diferentes variantes, Vanguardia Revolucionaria, entre otros), asociaciones como la CCP, o el papel de la misma SINAMOS en Ayacucho no han sido abordados pormenorizadamente. Considero que una mayor profundización sobre el papel de estos grupos, ayudará a una mejor comprensión de la cultura política en esta zona. Si bien es cierto que la presencia del APRA en Ayacucho se remonta a los años 30’, y el detonante de su accionar en el 34, posteriormente su lineamiento político cambia, esto a propósito a su desempeño en el reconocimiento de la comunidad de Pomacocha, será uno de los principales opositores.
Posteriormente, los parlamentarios apristas destacaron al pueblo de Pomacocha a un dirigente llamado Andrés Calderón Vizcarra, con las intenciones centrales, de ganar adeptos en el campesinado, dividir el movimiento campesino y frenar el avance de la Confederación Campesina del Perú (CCP). Calderón Vizcarra, logró amistar con varios campesinos de parte de arriba del pueblo, especialmente con el último mayordomo que eligió el Monasterio, Ponciano Bautista Quispe ambos formaron la “Unión familiar de Pomacocha” sector arriba, esta organización que fue ganando adeptos hasta lograr enfrentar a los de la Unión Campesina de Pomacocha fueron divididos en dos partes: los de arriba fueron llamados “apristas” y “amarillos” por no colaborar con el movimiento y desear comprar las tierras del Monasterio y los de abajo fueron denominados como “comunistas”, por estar relacionados con la CCP, que en estos tiempos estaba dirigido por el PCP – BR.[14]
            En lugares como Andahuaylas, Vanguardia Revolucionaria (VR) tendrá un papel importante en el proceso de consolidación de las luchas por la tierra y junto a la Federación de Campesinos de Andahuaylas en 1975 tomaran 68 haciendas, de las 118 existentes en la zona, posteriormente ya en 1978 la escisión de VR se hace notar y líderes como Quintanilla al mando de VR – PC se radicalizan, mientras “los campesinos tiraban por el lado más oficial de la política por la tierra con la CCP”[15]. Si bien Andahuaylas pertenece al vecino departamento de Apurímac, es importante saber su desenvolvimiento político, ya que posteriormente ya en el proceso del Conflicto Armado Interno (CAI), sirvió como refugio de los chunguinos[16].En Chungui, guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN)  lideradas por Héctor Béjar, tendrán presencia en la zona desde el 65. Según la CVR, SL fue confundido con esta línea, sin embargo Elio Paves considera que esta adhesión se dio más por la memoria de la izquierda en la zona y sus logros[17]. Una mayor profundización del accionar de diversos grupos esclarecerá este tema.

            En lo que respecta a la educación, este tema ha sido bastante desarrollado[18]. Nadie va a negar el papel de la reapertura de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga como foco irradiador de progreso en la región sur del país, y sobre todo en Ayacucho. Sin embargo hay que acotar que la universidad por sí sola no asume este rol tan importante, habría que añadir el proceso de democratización de la educación escolar, primaria y secundaria sobre el campo ayacuchano como el primer paso hacia el tan ansiado progreso. Así la educación asumirá un rol complementario en el proceso de reconocimiento de las comunidades campesinas, esto debido a la participación en un mundo letrado. Si seguimos la línea trazada por Carlos Iván Degregori, tendríamos que decir que hay una relación directa entre la educación y el surgimiento de Sendero Luminoso producto de la incidencia política en el cambio revolucionario, y el poder de convertir la postergación en resentimiento[19]. Por ello me parece importante remarcar lo mencionado anteriormente, el proceso político que se vivió en años anteriores al CAI y la presencia de grupos de izquierda, nos ayuda en la visualización del panorama político y social, y no solo educativo. Hasta el momento podemos decir que en la década de los 70’ se consolida al campesinado como actor político, debido al reconocimiento de sus demandas. Sin embargo, hubo otro ejemplo rotundo de su accionar, en medio del CAI, con ello quiero referirme a la participación en las rondas campesinas y las denominadas CADs. Según Cecilia Méndez marcará una vuelta del campesinado en los asuntos de la política nacional, esto es  el “pacto “militar – campesino” que se dio en la segunda mitad de los ochenta y noventa cuando el campesinado andino hizo frente común con el ejército para derrotar la insurgencia del Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso”[20].

            A modo de conclusión:
El paso al siglo XX significó, una nueva lógica en la actuación del campesinado, a través del Estado se apuesta por un reconocimiento un tanto paternalista; pero a la vez empuja y propicia una institucionalización en el modo de sus reclamos. La crisis de los poderes locales y regionales, producto de las nuevas redes de conexión vial propiciaron una fuerte pugna entre el campesinado y los poderes gamonales – terratenientes. Por medio de las nuevas formas de lucha política, como sindicados o asociaciones se logró el ansiado reconocimiento oficial. Esto nos deja la idea de un campesino activo durante el siglo XX, y muy a pesar de la Violencia que se vivió en Ayacucho en la década de los 80’, su accionar se hizo notar, siendo así uno de los ejes más importantes para la derrota de Sendero Luminoso.



[1] GUTIÉRREZ TOLEDO, Johnny Carlos (1997), Denominado: “Ayacucho: Proceso político, 1900 – 1975”. Tesis para obtener el grado de Licenciatura en Historia. Ayacucho. Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. pp. 10 – 12.
[2] Durante el periodo que comprende la denominada “República Aristocrática” no se ha encontrado muchas referencias sobre el campesinado y su accionar, en esta línea será muy importante la tesis de Pavel Trigos Jayo, titulada: "Espacios sociales, tensiones y conflictos en indígenas y notables (Ayacucho, 1906-1960) que ha sido sustentada el miércoles 8 de enero en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales – UNSCH. (Agradezco la información proporcionada a Roberto Ayala Huaytalla coordinador del Centro de Estudios Históricos Regionales de Ayacucho - CEHRA.
[3] KAPSOLI, Wilfredo (1987) Los movimientos campesinos en el Perú, Lima: Editorial Atusparia. pp. 38.
[4] PEREYRA CHAVEZ, Nelson (2000), La Patria Nueva y el Indio: El impacto del Oncenio de Leguía en la Sociedad Rural Ayacuchana, 1919 – 1930. Tesis para obtener el grado de Licenciatura en Historia. Ayacucho. Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. pp. 95.
[5] Ibíd. pp. 95.
[6] Ibíd. pp. 121.
[7] ARONI SULCA, Renzo (2009) Campesinado y violencia política en Victor Fajardo (Ayacucho), 1980 – 1993. Tesis para obtener el grado de Licenciatura en Historia. Lima. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. pp. 27
[8] CHUCHÓN ROBLES, MIchael (2013) “Cuando encontraremos justicia: El movimiento campesino en Pomacocha” En: Huari, Año 1, N°1, Ayacucho: CEHRA. pp. 30 – 31.
[9] FLORES GALINDO, Alberto. (¿2012?) “Región y regionalismo”, “Movimientos campesinos en el Perú: Balance y esquema” En: Alberto Flores Galindo, Obras Completas. Lima: SUR Casa de estudios del  socialismo. p. 127 – 144, 349 – 370.
[10] TRIGOS JAYO, Elio (2013) “Chungui: Guerra interna y proceso sociopolítico (1920 – 1990)” En: Huari, Año 1, N°1, Ayacucho: CEHRA. pp. 19.
[11] Ibíd. pp. 23.
[12] ZAPATA, Antonio; PEREYRA, Nelson y ROJAS, Rolando (2010) Historia y Cultura de Ayacucho. Lima: IEP/UNICEF/DED/Servidor Alemán de Cooperación Social – Técnica. Programa Servicio Civil para la Paz, ZFD. pp. 146.
[13] Ibíd. pp. 166.
[14] CHUCHÓN ROBLES, Michael (2013) “Cuando encontraremos justicia: El movimiento campesino en Pomacocha” En: Huari, Año 1, N°1, Ayacucho: CEHRA. pp. 29
[15] CHATI QUISPE, Guido (2013) “¡Por la tierra…, Hasta el poder! Vanguardia Revolucionaria y la política campesina por la tierra y el poder (Andahuaylas: entre la historia y la memoria, 1969 – 1979)” En: Huari, Año 1, N°2, Ayacucho: CEHRA.pp.36 – 37
[16] Ibíd. pp. 38.
[17] TRIGOS JAYO, Elio (2013) “Chungui: Guuerra interna y proceso sociopolítico (1920 – 1990)” En: Huari, Año 1, N°1, Ayacucho: CEHRA. pp. 23.
[18] El ya clásico libro de Carlos Iván Degregori (1969) El surgimiento de Sendero Luminoso, Ayacucho 1969 – 1979; el propio Manuel Jesús Granados en (1991) El PCP Sendero Luminoso y su ideología, Juan Ansión y otros (1993) La escuela en tiempos de Guerra, Ranulfo Cavero (2012) Los senderos de la destrucción, Ayacucho y su Universidad, entre otros.
[19] DEGREGORI, Carlos IIván (2010)) Qué difícil es ser Dios. El Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso y el conflicto armado interno en el Perú: 1980 – 1999.  Lima: IEP.
[20] MÉNDEZ, Cecilia. (2006) “Las paradojas del autoritarismo: ejército, campesinado y etnicidad en el Perú, siglos XIX AL XX”. En: Iconos, Revista de Ciencias Sociales. N°26, Quito: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – Sede Académica de Ecuador. p.21. Disponible en: http://www.flacsoandes.org/iconos/images/pdfs/Iconos26/i26_dossier_autoritarismo_mendez.pdf. Consultado [12/10/2013]

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