jueves, 17 de marzo de 2011

Entre pensamientos y otras cosas: EL NAZISMO Y EL MITO DE LA “PUÑALADA POR LA ESPALDA”





Gonzalo Paroy Villafuerte


Muchos panfletos sobre el nacionalismo se propagaron por Alemania. En su mayoría, y pese a la pérdida sufrida en la primera guerra mundial, de apoyo. El mostrado data de abril de 1924, hecho por Nikolaus Cossman, publicada en la cubierta de la revista Suddeutsche Monatshefte de Munich. El panfleto lleva por título Der Dolchstoss (“La Puñalada”).

Se trata de una imagen totalmente en naranja y negro del cuerpo de un soldado alemán (uniformado) tendido en el suelo, por el ataque de un enorme puñal (cuya presencia es lo más resaltante e impactante), introducido (clavado) en su espalda. (con una inclinación de 60 grados). El fondo no brinda mayor información.

Lo chocante de la imagen puede producir variantes en el modo de percibirla e interpretarla. Es el caso de la figura de la izquierda: Es la imagen de un disco de la banda peruana de los años 80 Narcosis, La imagen casi no varía, sino solo en el color (ahora es en blanco y negro) y en el fondo: Se muestra de contexto lo que podría ser una calle, con la inscripción del nombre de la banda y la simbología anarquista (Solo es una reproducción de lo chocante de la imagen. No cabe más en el estudio del panfleto original).



ESTUDIO Y DATOS HISTÓRICOS Y SOCIOLÓGICOS

Para estudiar la imagen, es necesario tomar en cuenta la fecha de la imagen: abril de 1924. La Primera Guerra Mundial terminó con el Tratado de Versalles en 1919, el armisticio data en noviembre de 1918, hecho que molestó, impacientó y marcó a gran parte de la población alemana.

Como resultado de la guerra y el Tratado de Versalles en Alemania impera el caos desde 1919 hasta 1923; la inflación alcanza dimensiones hasta entonces desconocidas en el mundo. Se registran en ese periodo cinco intentos de golpe de Estado, medra el movimiento antisemita. Hay bolchevismo, separatismo, nacionalismo, ocupación por las tropas francesas. Alemania es un inmenso Badlam. El pueblo alemán pasa hambre, no solo porque las potencias victoriosas han prolongado el bloqueo después del armisticio, sino porque, además, se han llevado el ganado, los medios de transporte y cuanto han querido apropiarse en concepto de indemnización y compensación por los daños sufridos.[1]

Alemania se encontraba totalmente dividida, con serios problemas internos. La cólera que causó la derrota no se apaciguaba. Fue entonces que el gobierno echo mano de una antigua arma contra las masas alemanas: la propaganda triunfalista. La publicación de este panfleto es “La ´Puñalada por la Espalda´ representada gráficamente en el cuerpo de un soldado alemán”[2].

¿En qué se basó este panfleto? Esta pregunta nos lleva a la pregunta de por qué Alemania perdió la guerra. La propaganda había asegurado la victoria alemana, y los soldados aún luchaban en las fronteras[3]. Cómo tomaría el pueblo la idea de la derrota, de la división, de la pérdida de territorios y bienes. Fue entonces que Paul von Hindelburg, jefe de alto mando militar y uno de los negociadores de armisticio y la declaración de paz justificó (o intentó justificar) la derrota, aludiendo que Alemania y la tropas alemanas habían sido atacadas a traición por los mismos alemanes, es decir, “puñaladas por la espalda”.

[...] el 18 de noviembre de 1919 el mariscal Paul von Hindelburg [...], justificó frente a la comisión investigadora de la Asamblea Nacional que la caída militar se había debido a una descomposición secreta y planificada de la armada y el ejército, y que las tropas alemanas habían sido “puñaladas por la espalda”, a traición.[4]

Descomposición secreta y planificada. Así de exagerado, como suena. Esta tesis fue recogida de Bruno Doehring, donde afirma que la culpa la habían tenido los mismos poderes conspiradores nacionales que atacaban al gobierno con huelgas, enfrentamientos, propagandas incluso, con intentos de golpe de Estado (Véase cita 1), mientras el ejército combatía en la frontera. Es decir, la culpa se trasladaba al mismo pueblo, mientras el gobierno no se pronunciaba.

La historia social de Alemania respalda esta tesis. En mayo de 1915 apareció Rosa Luxemburgo y Mehrig con su revista La Internacional, publicación de oposición que fue rápidamente censurada. El 1 de mayo de 1916 Liebnecht (un socialista independiente) organizó una manifestación contra la guerra[5]. Estos hechos traducían el disconforme de un sector de la población. El disconforme se tradujo en el grupo Luxemburgo-Mehring-Liebknecht: Grupo Internacional, grupo unido a la oposición. De aquí surgió el sector opositor más representante de Alemania: Los “espartaquistas”. Celebraron la conferencia de Zimmerwald el 2 de enero de 1916, en donde se discutieron los temas teórico-prácticos del grupo, asumieron la base de la publicación de Rosa Luxemburgo y acordaron la edición del periódico Spartakus.[6]

Para 1917, la revolución rusa había triunfado y calaba en las entrañas de toda Europa. Se empezaba pronto a enervar la “revolución alemana” y con ello, aumentaba la agitación de los movimientos sociales. De toda estas nuevas ideas, de la especulación, de los posibles golpes de Estado, de la incertidumbre, de la crisis y de los furiosos y cada vez más grandes movimientos sociales es que se apoya esta tesis de la “Puñalada por la Espalda”, pues todo este embrollo lo que causó fue la división de los alemanes. Ni dentro de los socialistas se hallaron igualdades. Rosa Luxemburgo fue encarcelada y nuevos nombres aparecieron: Kautski, Hasse (Comunidad Obrera Socialista, que luego se llamó Partido Social-demócrata), Borchard, Knief (que formaron en el Norte de Alemania los “radicales de izquierda”). Pese a todo, claramente la consigna seguía siendo “no a la guerra”: “Nosotros los socialistas, que condenamos la guerra, nos oponemos, como es natural, a su continuación. En las masa proletarias crece el sentimiento de que se las fuerza a luchar por intereses que no son los suyos”[7].

El socialismo alemán se encontraba dividido en tres sectores. Ni el pacto de paz Brest-Litovz con URSS subió los ánimos. La monarquía imperial se vino abajo, Guillermo II huyó y con ello, se firmaba el armisticio y se comenzaba a hablar de la República de Alemania.

INTERPRETACIONES

El repaso de parte de la historia social alemana aclara parte del mito. Traición en contra de Alemania por parte de las fuerzas separatistas y divisoras dentro del mismo pueblo alemán. Esto hace recordar los diversos intentos de asesinato contra Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, lo que da más apoyo a la teoría: Alemania se encontraba en una profunda división social, donde grandes sectores querían el alto de la guerra, no más víctimas ni derramamiento de sangre. Harían lo posible y necesario para ello, incluso, atentar contra la vida del Führer.

La interpretación más adecuada nos da la creación de un mito que justificó y afianzó la ideología nazi y la imagen de Hitler:

El panfleto de Nicolaus Cossman, a decir de Rosa Sala-Rose, “trataba de dar legitimidad académica al mito y desarrollaba la teoría conspiratoria, según la cual algunos políticos que habían firmado el armisticio estaban a sueldo del servicio francés y recibieron sobornos del extranjero”.[8] La respuesta no se hizo esperar, el diario socialdemócrata Münchner Post (Puesto de Munich) generó un largo proceso, el cual ganó Cossman por la conveniencia del mito para el tribunal derechista que juzgó el caso.[9]

Otro punto de vista similar: esta vez, un tanto más denunciante, se muestra la utilidad de este mito para la ideología sobre las masas por parte del nazismo. Un “Fraude” que se supo aprovechar:

Las ideas que Hitler y los suyos usaron para calar en tales segmentos de población se trenzaban en torno a un mito central: la dolchstoßlegende o “leyenda de la puñalada en la espalda”. Según este fraude, todos los personajes no nazis de Alemania formaban parte de una conspiración antipatriótica cuyos objetivos eran desmembrar y aniquilar al país y sus fuerzas armadas para ponerlo en manos de judíos y comunistas. Según los nazis, habrían sido éstos los artífices de la derrota en la I Guerra Mundial, del separatismo bávaro, de la disolución de la identidad cultural alemana, de la crisis económica que azotaba al país y, en general, de la sequía y también de las inundaciones. Los nazis eran los únicos que amaban a Alemania; todo el que no estuviera con ellos, es porque quería destruir la nación. Similar discurso usaron sus aliados Franco, Mussolini o Hiro-Hito. Con nosotros quien quiera, contra nosotros quien pueda. Y todo eso.[10]

“Usaron para calar en tales segmentos de la población”, es decir, la utilidad práctica para con la mentalidad de las masas alemanas. Resultó ser un excelente apoyo propagandístico para Adolf Hitler.

No fue difícil el discurso: como es posible que “En 1914 la riada humana daba vivas a la guerra y mueras a Servia [y luego] En 1918 [durante la revolución de noviembre] la masa pedía paz, libertad y pan”[11]. Habían 50 meses de diferencia en ambos procesos. Aquello se le reprocharía al pueblo alemán. Hitler describió lo que sintió cuando se enteró sobre la rendición alemana: una traición para Alemania. El odio contra los “causantes” habría sido lo que lo motivó a asumir la vida política. Cuando canciller incluso llegó a afirmar que “solo había subido al poder para rectificar la traición de Alemania por parte de los criminales de noviembre”[12] Los actos celebrados por lo soldados muertos, el cambio de régimen, la crisis, el silencio de las autoridades frente al mito, apoyaron su difusión y su dramatismo. El discurso termina con la idea de Providencia, de Raza Aria, de Triunfo Final, que tan bien se conocen.

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Esta leyenda habría tenido “perniciosos efectos en la psicología alemana que iban a favorecer los propósitos nazis”[13], y no exactamente el hecho de “ser utilizado”. El nazismo construyó y reconstruyó toda una imagen para presentarse ante el pueblo con un nuevo régimen, donde se le daría a los alemanes lo que realmente merece, vengando la derrota y la humillación de la guerra. Necesitaban que en su discurso se encuentre la noción de “lealtad” a Alemania, para ello recrearon la “traición” que los habría llevado a la derrota. Concordamos, en ese sentido con Sabine Behrenbeck, al afirmar que

la leyenda de la puñalada por la espalda generó cierto síndrome de culpa en una población que, después de haber apoyado fanáticamente la entrada en la guerra en 1914, no había tardado en desalentase a medida que aumentaba el número de víctimas y se prolongaba la contienda[14]

Esta afirmación contribuye al entendimiento de la fanática resistencia y fidelidad de gran sector de la población hacia el Führer en los últimos años de la guerra. “Quisieron compensar su fallo anterior por medio de una fidelidad tanto mayor y despojada de todo análisis crítico”[15]. Si se toma en cuenta la enorme propaganda nazi, los mitos diabólicos e inhumanos que se crearon, las cóleras de la crisis post gran guerra, el totalitarismo y absolutismo del Führer y el sentimiento de culpa; se puede entender el apoyo y sumisión por parte del pueblo alemán


[1] Antonio Ramos-Oliveira, Historia social y política de Alemania (Tomo II), México D. F., 1952, Fondo de Cultura Económica, p. 338

[2] Rosa Sala Rose , Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo, Barcelona, 2003, Quaderns Crema S. A., p. 295

[3] Recuérdese que Alemania luchó tanto por el frente Oriental (Rusia y después la URSS), como por el frente Occidental (Francia), siendo esto una de las tesis principales sobre la derrota de Alemania: la división de su ejécito. Sobre el tema se abordará durante el resto del estudio.

[4] Rosa Sala Rose, op. cit., p. 293

[5] “Los manifestantes se congregaron en la Postdamer Platz de Berlín. La policía detuvo al agitador socialista. La vista del proceso se tradujo, en la calle, en incidentes promovidos por la fuerza pública y los manifestantes obreros que mostraban así su simpatía con el procesado [...]. Solo en Berlín afectó este movimiento a 50 000 obreros de las fábricas de municiones. El tribunal apaciguó a los huelguistas condenando a Liebknecht [...]. (Antonio Ramos- Oliveira, op. cit., p. 292)

[6] Véase el capítulo XXVI de Antonio Ramos-Oliveira (op. cit.) “Spartakus”, pp. 288-297.

[7] Pronunciamiento de Hasse en el Parlamento en marzo de 1916, citado en Antonio Ramos- Oliveira, op. cit., p. 296.

[8] Rosa Sala Rose, op. cit., p. 294-295

[9] Ibidem, p. 295

[10]Antonio Álvarez., “La leyenda de la Puñalada en la Espalda”, En www.larosayelclavel.blogspot.com, 2007

[11] Antonio Ramos- Oliveira, op. cit., pp. 305-306.

[12] Rosa Sala Rose, op. cit., p. 295

[13]Ibidem., pp. 295-296

[14]Ibidem., p. 297

[15]Ibidem, p. 297

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