Sally Rosas Inga Rumiche
Historia – UNMSM
Introducción
En el siglo XVI surgió una economía – mundo europea[1] basada en el modo de producción capitalista (cabe mencionar que la ideología reinante por entonces no era la libre empresa sino el estatismo); este surgimiento produjo la división internacional del trabajo, es decir diversas zonas geográficas como Europa occidental, Europa oriental y las colonias americanas quedaron adjudicadas a un rol específico. Bajo esta perspectiva, Europa occidental adquirió la categoría de zona central, caracterizada por utilizar mano de obra libre y ser trasformadora de materias primas; en lo que respecta a Europa Oriental esta adquirió la categoría de zona semiperiférica, fue una antigua zona central, en dicho espacio se realizaron actividades mixtas como el comercio y la agricultura, es por ello que se empleó mano de obra libre y forzada; a este período también se le conoce como segunda servidumbre. Finalmente encontramos a las zonas periféricas, caracterizadas por ser abastecedoras de materias primas y utilizar mano de obra forzosa. En este último rol es donde las colonias americanas (que para el presente análisis hará referencia a los territorios administrados por la corona española) entraron a tallar con relevancia.
El presente escrito tiene por objetivo
exponer los tipos de trabajo realizados en las colonias americanas, ello con la
finalidad de contraponer la idea que todo trabajo realizado en zonas
periféricas fue necesariamente obligatorio, puesto que este pudo ser medianamente libre y por ende remunerado, con ello se intentaría demostrar que el
sistema económico instaurado tras la colonización no fue feudal (caracterizado
por ser autárquico) puesto que se empleó mano de obra forzosa y libre para mantener un nivel de producción y
exportación constante, en la medida de lo posible que ayudara a articular la
emergente economía – mundo (cabe recalcar que el hecho de utilizar este tipo de
mano de obra no desmedra el papel de América como periferia). Para ello hemos divido el escrito en tres
partes, en la primera parte se hará un bosquejo del contexto histórico en el
cual se forjó los roles del incipiente sistema mundo del siglo XVI. En la
segunda parte se hablará acerca de los trabajos forzosos en la periferia: la mano
de obra indígena y africana; en lo que
respecta a la tercera parte se expondrá ¿Trabajo libre en la periferia o una
forma encubierta del trabajo forzoso?; finamente se plantearán las
Conclusiones.
I
El año de 1346 se propagó la plaga
bubónica, también conocida como la peste negra, por la ciudad portuaria de Tana. La plaga se trasmitía a
través de las pulgas que albergaban las ratas; las cuales llegaron en las
diversas embarcaciones de los comerciantes que viajaban por la ruta de la seda procedente
de China. Pronto dicha peste se extendería hasta el Mediterráneo,
posteriormente en 1347 llegaría a Constantinopla y para 1348 llegó a Francia, el
Norte de África y subiría por la bota de Italia; generándose así alteraciones
sociales, políticas y económicas en las sociedades europeas medievales[2].
A finales del siglo XIV Europa tenía un
orden feudal, una organización de la sociedad que apareció primero en Europa
occidental tras el declive del Imperio romano. Se basaba en una relación
jerárquica entre el rey, los señores (que ocupaban el estrato medio) y los
campesinos (que ocupaban el estrato final). El rey poseía la tierra y la
concedía a los señores a cambio de servicios militares. A continuación, los
señores asignaban tierras a los campesinos, a cambio de lo cual estos debían
trabajarlas sin obtener remuneración sujetándose a múltiples multas e
impuestos. Los campesinos, que a causa de su estatus “servil” eran denominados
siervos, estaban atados a la tierra, no podían trasladarse sin permiso de su
señor que no era solamente el terrateniente sino también juez, jurado y fuerza policíaca[3].
La enorme escasez de la mano de obra a
consecuencia del descenso demográfico suscitado por la peste bubónica sacudió
violentamente los cimentos del orden feudal, generando así el ambiente propicio
para que los campesinos se sublevaran exigiendo cambios, por ejemplo “En la
abadía de Eynsham, los campesinos exigieron la reducción de las multas y del
trabajo no remunerado”. [4]
En respuesta a dichas agitaciones sociales
los campesinos comenzaron a liberarse de los trabajos forzosos y de
otras obligaciones que tenían con sus señores. El panorama descrito
anteriormente refleja la situación de Europa occidental puesto que en lo que
respecta a Europa oriental, tras la peste, se generaría otro fenómeno, ya que
los terratenientes comenzaron a adueñarse de grandes extensiones de tierras
ampliando así sus posesiones. Las
ciudades se volvieron más débiles y menos pobladas y los trabajadores en vez de
ser más libres empezaron a ver atacadas las libertades que ya tenían.
Es así que para el siglo XVI los efectos
de la peste se evidenciaban con mayor claridad puesto que Europa occidental
había dejado de ser feudal, comenzando de tal modo a demandar productos
agrícolas tales como el trigo, el centeno y el ganado de Europa oriental. En la
medida que se ampliaba la demanda por parte de occidente, los señores de la
zona oriental elevaron al máximo su control sobre la mano de obra para aumentar
su oferta. Es de esta forma como Europa oriental entra en la denominada
“segunda servidumbre” distinta y más intensa que su forma original a principios
de la Edad Media.[5]
Los señores feudales aumentaron los impuestos que recaudaban de las propias
parcelas de sus inquilinos y se quedaba con la mitad de la producción.
A pesar que en 1346 existían muy pocas
diferencias entre Europa occidental y Europa oriental en lo que respecta a las
instituciones políticas y económicas en el siglo XVI la situación era muy distinta.
En Europa occidental los trabajadores ya no tenían deudas, ni multas, ni
regulaciones feudales y se estaban convirtiendo en una parte clave de la economía
de mercado floreciente; en cambio en Europa oriental la población seguía siendo
sujetada por las regulaciones feudales. Es de este modo como Europa occidental
se convierte en la parte “central” de la naciente economía - mundo del siglo XVI.
En las áreas del centro, las ciudades
florecieron, nacieron las industrias, los mercaderes se convirtieron en una
fuerza económica y política significativa. Desde luego la agricultura siguió
siendo a lo largo de todo el siglo XVI, la actividad de la mayoría de la
población “[…] No obstante la integración de Europa oriental y América española
a la economía – mundo europea durante el siglo XVI, no sólo proporcionó capital
(a través de los botines y altos márgenes de ganancia) sino que también liberó
la mano de obra en las áreas del centro para su especialización en otra labores
[…]”[6].
En lo que respecta a otras áreas denominadas
periféricas y semiperiféricas, encontramos el desarrollo de dos actividades
primarias como son la minería, principalmente de metales preciosos, y la
agricultura. En el siglo XVI América española proporcionaba principalmente lo
primero, mientras que Europa oriental proporcionaba lo segundo. Cabe mencionar
que desde la perspectiva Wallerstein en las zonas periféricas el trabajo se
caracterizó por ser forzado, no obstante en el presente análisis se intentara
rebatir dicha idea. A continuación explicaremos los tipos de trabajos forzosos
realizados en las colonias americanas y posteriormente los tipos de trabajos
libres en dicho espacio.
II
Trabajo
forzoso en la periferia: La mano de obra Indígena
La primera y más evidente manifestación
del trabajo forzoso en las colonias americanas fue la esclavización de los
indios. Al principio este destino fue reservado a los “indios de guerra”,
excluyendo así a los “indios de paz”, es decir a aquellos que aceptaban
pacíficamente el sometimiento ibérico. [7]
No obstante, pronto la denominación “indios de paz” alcanzaría una connotación
más amplia, haciendo alusión a los indios que rechazaban la religión católica.[8]
Cabe recalcar que el discurso que legitimaba, la entrada de España a América
fue el de la evangelización.
La cantidad de mano forzosa indígena
utilizada variaba de acuerdo a la zona, en el Caribe la esclavitud india fue
probablemente la causa principal del derrumbe demográfico, este colapso fue de
tal magnitud que provocó el éxodo de los mismos españoles al quedarse sin
fuerza de trabajo disponible.[9]
La primera forma de concesión de mano
obra indígena fue mediante la encomienda: la encomienda suponía la entrega de
un grupo de personas (decenas o miles) a una personal, luego conocida como encomendero, a quien debían pagar un
tributo (que no hay que confundir con el tributo pagado al soberano) en la
forma de servicios personales o productos naturales, e incluso en dinero. [10]
En lo que respecta a las colonias
americanas, la encomienda no hacía
justicia a la idea original de proteger a los encomendados frente a los abusos
de otros señores o contra las correrías de bandas armadas; en el caso americano
la encomienda no preveía absolutamente nada al respecto. Su estructura
argumentaba que el tributo (especies o
más raramente en servicios) debía contribuir a pagar los gastos de la
evangelización, única obligación real, aunque cabe mencionar que no siempre fue
respetada por los encomenderos.
Este régimen se instauró inmediatamente
después de la conquista, en el denominado período “antillano”. La lógica regía
desde la perspectiva del rey, hacer pagar a los indígenas impuestos, tal como
lo hacían los súbitos vecinos de reinos y señoríos. Se buscaba la manera más
justa de recaudar el tributo. Se le pidió a Nicolas de Ovando que mediante
negociaciones con “los caciques e con las otras personas e los indios
establezca con justicia la forma que se ha de tener que cobrar o recaudar
nuestros diezmos y premisas e tributos e derechos”. [11]
Al principio la finalidad era pagar un
salario regular a los indígenas por un trabajo realizado voluntariamente (el
argumento de la corona española para tomar posición sobre los territorios
americanos fue el de llevar la salvación, por ello no podían esclavizar a los
nativos, contrariamente debían educarlos). No obstante ante la negativa de trabajar bajo el sistema impuesto por el
nuevo régimen, se ordenó utilizar dicha mano de obra de manera forzosa tomando
como excusa el hecho que los indios se negaron convertirse al cristianismo, es
por ello que estos naturales que vivían en el pecado adorando idolatrías debían ser encomendados a un noble cristiano
que los encamine por las riendas del bien y de tal modo salvar sus almas,
paradójicamente la Corona apelaba que se debía respetar de igual forma sus
principios de persona libre y no ser tratado como siervo. Es decir se les
considera a los indígenas como “vasallos del rey” y no como “siervos de un
señor cualquiera”.
Si bien la corona aceptó el principio de
trabajo compulsivo, ello no excluye el principio de libertad, dado que el
vínculo forzoso supone la concesión de indios por un periodo limitado de dos o
tres años, para luego ser asignados por otro español.[12]
Al entregarlos por un período
restringido, los indígenas seguían
siendo vasallos del rey mientras que al entregarlos de por vida se convertían
en siervos incluso en esclavos del encomendero. Sin embargo la rotación
constante de los indios no estimulaba una alta productividad. Y así fue como en
el año de 1509 se aceptó que una misma encomienda pudiera retener el
repartimiento de los mismos indígenas más allá del periodo de tres años.
Para el año de 1540 se otorgó 32 000
indios de servicio y 22 344 que no eran
de servicio. En otras palabras pueblos y familias enteros con sus respectivas
autoridades étnicas, fueron repartidos y encomendados […] Vos (los indios)
encomiendo por vuestra vida y por la vida de un heredero hijo o hija.
Inaugurándose de tal forma la encomienda
con duración de toda la vida del sujeto y sus descendientes.[13]
Las encomiendas se otorgaban en un
principio por un tiempo máximo de dos o tres años, pero como ya se ha planteado
antes, siempre se intenta prolongar su concesión durante el mayor tiempo
posible.
La prolongación de la encomienda (además
naturalmente, de la corrupción de las autoridades) consistía en la
“composición” con el poder real, es decir la misma forma usada para obtener
tierras mediante un pago de cajas reales. Un virrey de Nueva España confesaba
en una carta de 1559 que se habían otorgado encomiendas “clandestinas” con una
duración de cuatro vidas. Otro abuso particularmente importante, es la
costumbres de atribuirse derechos sobre las tierras de los indios encomendaos.[14]
Cabe mencionar que existían
diferencia entre una encomienda y otra,
puesto que algunos grupos de encomendados (antiguos ayllus) antes de la conquista poseían una estructura
social – política organizada
contrariamente a otros grupos que
se encontraban fragmentados y dispersos. En el primer tipo de encomienda este
sistema se afianzó por completo, mientras que en la segunda predominó el
trabajo abiertamente esclavista. En las zonas fragmentadas era demasiado
difícil controlar la mano de trabajo indígena que nunca había obedecido a una
autoridad, y en consecuencia la productividad del trabajo era muy baja. [15]
En Brasil no existió una forma de
trabajo forzoso comparable con la encomienda, allí la única salida fue la
esclavitud de los nativos, y luego tras su disminución e incluso su eliminación
física o huida a lugares apartados, se acudió a la importación de esclavos
africanos.[16]
Aunque la encomienda fue una institución
importante, no caló de manera determinante en la economía colonial. Puesto que
al aumentar la cantidad de familia españolas y no poder acceder todos a ellos a
una encomienda, esta institución quedará restringida a un pequeño grupo.
Paralelamente a este modo de explotación
surgirá otro conocido como el repartimiento, la diferencia en relación a la
encomienda era que la primera se destinaba a ser trabajo a perpetuidad para el
encomendero mientras que la segunda era una prestación temporal de servicios. [17]
Cabe mencionar que el termino
repartimiento a su vez tenía diversos significados. Aunque literalmente
significaba distribución (cuota que le toca a cada uno), fue empleado ya se ha
dicho, como sinónimo de encomienda y también para definir asignaciones de
tributos, otorgamientos de tierras, distribución forzosa de mercaderías y
asignación temporal de turnos claramente establecidos (lo que se diferencia de
la encomienda) de indios a utilizar en diferentes faenas, con la posibilidad de
prestarlos a la autoridad pública para obras de utilidad general (construcción
de puentes y caminos) o particulares para el trabajo en las minas, en la
agricultura o donde fuera. [18]
El repartimiento asumió notable
importancia en los sectores mineros y agrarios, no obstante el declive en la
taza demográfica indígena por un lado y por otro el aumento de la población
española, especialmente pequeños y medianos productores, generó contradicciones
al sistema de repartimiento. A esta serie de intereses contrapuestos se sumaba
también innumerables abusos. Este sistema se suprimió en el año 1632, con la excepción
del sector minero, pero en la realidad esta forma de trabajo siguió existiendo
aunque perdiendo gradualmente su importancia. “Se encuentran huellas de su
funcionamiento en las minas de Real del Monte de Pachuca, cerca de México”[19]
Trabajo
forzoso en la periferia: La mano de obra Africana
Otra forma predominante de trabajo
forzoso fue la esclavitud de los africanos. Se acudía a este tipo de trabajo
cuando la mano de obra de la población nativa era escaza o en todo caso existía
pero era prácticamente imposible someterla.
Encontramos por ejemplo que para el caso
de las zonas de Brasil, Chile y de las pampas al sur de Buenos Aires, se necesitó emplear mano de
obra esclava puesto que los indígenas se reusaban a aceptar la integración al
trabajo forzoso impuesto por el nuevo régimen.
No obstante este panorama era distinto
en México, puesto que en dicha zona si se logró someter la mano de obra
indígena, sin embrago esta cayó a causa del colapso demográfico. Desde la propuesta
de Ruggiero Romano esto se debió a los siguientes factores:
a)
El
primero sin duda fue la propagación de una serie de epidemias (especialmente
enfermedades respiratorias y gástricas) trasmitidas por los europeos, contra
las cuales los indígenas no tenían defensas inmunitarias.
b)
Otro
factor fueron las deportaciones de individuos o grupos de personas de zonas
cálidas a zonas frías y viceversa.
c)
También
influenciaron las hambrunas, provocadas no sólo por causas “naturales”
(desastres climáticos que destruían las cosechas) sino también por
exportaciones en favor grupos españoles.
d)
Se
debe añadir también la destrucción (social, cultural y religiosa) provocada por
la misma conquista.
Como se evidencia la utilización de mano
de obra esclava en el virreinato de México respondían a necesidades distintas
que las de Brasil, Chile o Argentina. En México los esclavos estuvieron
destinados en primera instancia a trabajar en las áreas mineras.
La producción de plata en Nueva España
estuvo siempre más dispersa en número de yacimientos de importancias variable;
entre ellos Zacatecas y Guanajuato fueron los mayores. Las primeras minas
puestas en explotación fueron de las regiones centro y sur, que utilizaron
mayoritariamente el trabajo indígena compulsivo por el reparto. En cambio,
nuevo yacimiento habitado más tardíamente en las regiones del norte y del
oeste, zonas de población indígena menor y menos acostumbrada al trabajo
tributario, debieron recurrir tanto al trabajo esclavo africano como al trabajo
libre indígena. [20]
Este tipo de mano de obra esclava no
sólo se limitó a trabajar en las áreas mineras sino también en la producción
agrícola, no obstante cabe precisar que a veces los esclavos se desempeñaban en
más de un área; por ejemplo por las mañanas realizaban actividades
independientes (domesticas principalmente) a cambio de dinero y por las tardes
realizaban las actividades impuestas por sus amos.
“Otra posibilidad es que el patrón
obligue al esclavo a trabajar por las mañanas con las condición de que gane una
cantidad mínima de dinero (por ejemplo cuatro reales), si el esclavo no logra
cumplirla será castigado, y si trae más de cuatro reales se quedará con el
excedente […] Las dificultades de acceder al mercado laboral eran tan bajas que
las mujeres esclavas, a menudo no tenían más remedio que dedicarse a la
prostitución”. [21]
En lo que respecta al virreinato peruano
la población indígena que era utilizada principalmente para trabajar en las
minas sufrió un drástico colapso demográfico, por ello en esta zona también se
debió emplear mano de obra esclava, no obstante debido a la complejidad del
clima en donde se albergaban dichos centro mineros, el esclavo africano resulto
ser inapropiado para el desarrollo de la actividad. “En cuanto a los africanos,
el virrey compartía la opinión predominante de que eran inapropiados para
trabajar en el clima de la sierra y argumento en todo caso sería peligroso
importar tantos esclavos: los africanos ya eran más que los españoles y el
número de delincuentes negros aumentaría día a día. Nivea afirmó
categóricamente que el trabajo forzado de los indios en las minas con compensación
adecuada y buen trato era la única solución”. [22]
Es precisamente bajo la idea
anteriormente esbozada que se empieza a reclutar mano de obra indígena, a
continuación explicaremos dicho proceso.
III
¿Trabajo
libre o una forma encubierta del trabajo forzoso?
El trabajo libre fue ejecutado por los
indígenas, estos laboraban básicamente
en las minas; desde una perspectiva
general se considera que América, cumpliendo con su rol de periferia, solo
empleaba mano de obra forzosa y no libre. Bajo dicha idea el autor Ruggiero
Romano planteaba que el trabajo ejecutado por los trabajadores libres era una
forma encubierta del trabajo forzoso, para demostrar dicho postulado se basa en
los siguientes argumentos.
En primera instancia plantea que los
trabajadores eran endeudados, puesto que se les entregaba, parte del sueldo
antes de comenzar a realizar sus actividades, de este modo al llegar a las mina
donde le tocaba trabajar, tenía pocos recursos para poder subsistir por ello
debían solicitar crédito en las tiendas de los señores para quienes prestaban
servicios endeudándose así constantemente,
este mecanismo comúnmente eran conocido en México como las
composiciones, era un círculo vicioso del que muy difícilmente se solía salir,
otra manera de retenerlos era obligarlos a trabajar con sus propias
herramientas de tal modo que también se endeudaban al adquirir dichos
instrumentos para realizar su labor, otros formas eran pagándoles sus sueldos
en especies y no en dinero. [23]
Bajo estos argumentos se intenta demostrar
que el sistema económico instaurado en América y específicamente en las
colonias españolas, no era un régimen feudal sino contrariamente formaba parte
de la incipiente economía – mundo, puesto que se buscaba a como dé lugar
mantener un nivel de producción constante, ello difiere rotundamente con el
feudalismo que tenía una producción local y debido a su naturaleza contaba con
siervos adjudicados a la tierra que pagaban tributos y no contrariamente eran
remunerados.
A modo de conclusión:
En el siglo XVI se forjó la economía -
mundo, en la cual se da la división internacional del trabajo, siendo así que
Europa Central adquirió la categoría de zona centro (transformadora de materias
primas), otras zonas antiguamente céntricas adquieren la categoría de zonas
semiperifericas (se emplea mano de obra libre y forzosa), finalmente tenemos la
zonas periféricas de donde se extrae básicamente materias primas, y se utiliza
mano de obra forzada.
América (principalmente las colonias de
España) adquirirán la categoría de
periferia siendo así abastecedoras de materias primas, se emplearán diversos
tipos de trabajo forzosos como la encomienda, el repartimiento, la esclavitud,
y también el trabajo libre ejercido por los indígenas, aunque cabe recalcar que
desde la perspectiva de Ruggiero Romano este tipo de trabajo aparentemente
libre esta encubierto por trabajo forzoso, puesto que se emplean mecanismo como
el adelanto de sueldo, para su retención.
La necesidad de recurrir a la mano de
obra esclava se dio básicamente por dos factores el primero fue porque la
población originaria era escasa y ponía resistencia al sometimiento, el segundo
factor fue el colapso demográfico en aquellas zonas donde si habían logrado
colonizar.
El sistema económico instaurado en las
colonias españolas situadas en América se cateterizó por formar pate de la
insipiente economía – mundo y no contrariamente como se cree ser una extensión
del sistema feudal europeo, por ello empleo mano de obra forzada y medianamente
libre lo que corroboraría la idea de que la producción a gran escala era lo
primordial, puesto que de ver sido así el modo de producción hubiese sido local
y por ende abastecido por la poca mano de obra sometida.
Bibliografía
ACEMOGLU, Daron y James Robison
2012 Por
qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza.
Bogotá: Deusto.
BOWSER, Frederick
1997 El esclavo peruano en el Perú colonial (1524
– 1650). México: Siglo XXI., 1997.
KAROL, Juan Carlos y Enrique Tandeter.
2000 Historia económica de América Latina:
problemas y procesos. Buenos Aires: FCE.
MANN, Charles.
2013 1443. Una historia del mundo después de
Colón. Buenos Aires: Katz.
ROMANO, Ruggiero.
1993 Mecanismos
y elementos del sistema económico colonial americano. Siglos XVI – XVIII.
México: FCE
WALLERSTEIN, Immanuel.
2009 El
moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de la
economía – mundo europea en el siglo XVI. Barcelona: Siglo XXI.
[1] Es una entidad económica pero no
política, al contrario que los imperios, las ciudades – Estados y las
emergentes “naciones – Estado>”. Es un sistema “mundial”, no por que incluya
la totalidad del mundo, sino porque es mayor que cualquier unidad política jurídicamente
definida. Y es una “economía – mundo” debido a que el vínculo básico entre las
partes del sistema es económico, aunque esté forzado en cierta medida por
vínculos culturales y eventualmente, como veremos por arreglos políticos e
incluso estructuras confederales. Para más información véase: Wallerstein:
2009: 21
[2] Para más información véase:
Acemoglu - Robison, pg. 121.
[3] Acemoglu - Robison: 2012: 123
[4]
Acemoglu - Robison 2012, pg. 123.
[5] Acemoglu - Robison, pg. 126
[6] Wallerstein: 2009: 143
[7] Para más información véase:
Romano 1993, pg. 161
[8] Las poblaciones aborígenes de
América al igual que otras sociedades eran considerados idolatras sin embargo
no fueron esclavizados, tal como es el
caso de los africanos, puesto que ellos
no era su culpables de que previo
a la invasión no haya llegado un español a América a enseñar las doctrinas
cristianas. Romano 1993, pg. 161.
[9] Romano, pg. 162.
[10] Romano: 1993: 165
[11]
Romano:1993: 165
[12]
Romano: 1993: 165
[13]
Romano: 1993: 166
[14] Romano: 1993: 168
[15] Romano 1993, pg. 169.
[16] Romano: 1993: 169
[17] Romano 1993, pg. 173.
[18] Romano: 1993: 174
[19] Romano: 1993: 178
[20] Karol -
Tandeter: 200: 31
[21]
Romano: 1993:184 - 185
[22] Bowser :1997: 44
[23]
Romano 1993, pg. 192 – 199
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