domingo, 22 de julio de 2012

EL DICIEMBRE DE ESE ENERO



UNA APROXIMACIÓN AL MOVIMIENTO “ANTIMINERO” EN EL PERÚ ACTUAL.


(La República, martes 03 de enero del 2012)
Vista de la laguna Yanacocha en Cajamarca en 1992.


(La República, noviembre 16 del 2011)
Vista de la laguna Yanacocha en Cajamarca en el 2006.


Luis Rodríguez
Estudiante de 5º año de Historia – UNMSM

1. Introducción
¿Se puede hablar de un movimiento anti minero en el actual Perú?. La respuesta puede ponerse en debate, aún hoy existen algunas provincias que admiten a la minería como un medio de modernidad y progreso, se admite el discurso oficial que ponen a esta actividad como prioritaria debido a los ingresos que de ella se obtiene aún a costa de los efectos secundarios, algunas provincias admiten todo ello pero siempre tratan de no verse afectados en sus formas de vida y producción tradicional, se perfila en algunas zonas del país un discurso modernista moderado que resalta lo bueno de la minería pero trata de impedir los efectos secundarios y nocivos, pero en otras regiones como en Tacna si se puede hablar de un verdadero movimiento anti minero, donde la actividad tiene un verdadero y sistemático rechazo, la aparición de pueblos fantasmas, la desaparición de algunos vegetales y la continua contaminación de la sangre por el mercurio ocasionando enfermedades virales son entre muchos los elementos que promueven que se arme un verdadero movimiento anti minero que ponga como reivindicaciones el derecho a la vida y recursos naturales, todo recientemente puesto énfasis luego del proyecto minero de Conga en Cajamarca que secaría lagunas y dañaría ecosistemas, esto promovió a finales del año pasado movilizaciones y marchas de la población en una clara negación de la actividad minera.

El presente trabajo tendrá como objetivos en primer lugar negar el argumento de encasillar a la producción minera como el símbolo de la modernidad o progreso y dejándola más bien como una herencia colonial que en siglos de explotación no ha hecho nada por los pueblos afectados, en segundo lugar en base a los elementos e impactos de la producción minera reconocer elementos que puedan ayudarnos en la comprensión de un verdadero movimiento anti minero y bajo esas premisas identificar esos elementos en las regiones de Cajamarca y Ancash, regiones que son representativas en el sentido de manifestación en negativa de la minería.

2. La producción minera en el Perú. Modernidad o herencia colonial.
Dentro de los recursos usados por los medios de comunicación para promover la inversión de las mineras en nuestro país esta el mito del “progreso” y la modernidad, los medios de comunicación actúan como agentes seleccionadores del mensajes como menciona Luhmann[1] para ejercer poder a quienes llega el mensaje. El planteamiento de esta primera parte del trabajo es remarcar que la actividad minera no es una actividad moderna o que genere progreso hacia las comunidades “atrasadas” de las regiones del interior del país, por el contrario la actividad minera es una herencia colonial, una actividad que se intensifico en el siglo XVI con la destrucción del aparato andino por los españoles y que siguió un ritmo más o menos regular hasta nuestros días, este esquema primario exportador de minerales y no productor de objetos industrializados es de siglos y por lo tanto la lógica de ver a la minería como lo moderno es totalmente antihistórico.

La actividad minera en nuestro país inicio con la denominada “conquista” cuando los españoles tomaron los aparatos estatales y siguieron reproduciendo las formas de organización y trabajo inca por un breve periodo, las primeras décadas de la ocupación se exploto el oro en grandes cantidades, aquel oro que estaba presente en la ciudad en forma de artesanías y obras de los metalúrgicos, las piezas recolectadas fueron convertidas en betas y repartidos entre los conquistadores como botín de guerra, pero no sería hasta después del descubrimiento del rico cerro de la mina de Potosí que la explotación de los minerales andinos conocerían otra dimensión, descubierta en 1545 por el capitán español Juan de Villarroel la ciudad convertida en la Villa Imperial de Potosí se convirtió en el centro urbano más grande de América recogiendo grandes cantidades de obrajes y pobladores, a partir de 1550 y hasta entrados el siglo XVII se conocería como “el siglo de la plata” como remarca Manuel Burga[2], este hecho medido por el historiador norteamericano Earl J. Hamilton[3] basándose en los registros del ingreso de metales preciosos a España permite ver una dirección de curva que sobrepasó en sus momentos los límites posibles de los españoles que pasaron de una etapa de saqueo a una etapa de una intensa extracción de plata. Los indios cargaron los costos sociales de los descubrimientos mineros, soportaron la mita impuesta por el Estado colonial y como súbditos del rey de España se les reconoció algunas ventajas, todas amañadas y desvirtuadas por los funcionarios locales, el virrey Toledo en la década del 70 para no gastar y extinguir su fuerza de trabajo en potencia, que era el trabajo casi gratuito de los indígenas, los organizó en reducciones y comunidades y periodifico su trabajo. “Boca del infierno” fue llamada Potosí por los indígenas por las penurias que se pasaba en los trabajos, desde los hornos tradicionales hasta el sistema del amalgama y la inclusión del mercurio en el proceso de extracción, así Huancavelica se hará importante por la producción de azogue y se formara como un indicador de la producción de plata. Los minerales tanto del virreinato del Perú como de Nueva España en México lograron conseguir un éxito apabullante en el mercado europeo debido a su bajo precio que se sostenía en base a la baratura de la mano de obra indígena, por ordenanzas reales a los indios que antes se reclutaba  por la mita se le asignó un “salario” pero que no hizo más que endeudar al indígena[4] que se veía obligado a trabajar aún más, luego serían estos metales preciosos que darían paso a la acumulación originaria de algunos países como Inglaterra. Pero el metal peruano empezaba a disminuir, se extraía cada vez menos, la competencia con Nuevo México si bien es cierto opaco un tanto a Potosí ni fue sino hasta la anexión de esta villa imperial al virreinato del Río de la Plata como parte de las Reformas Borbónicas que dejo al virreinato peruano en una situación de crisis, hasta que el descubrimiento de minas en Gualgayoc[5] y Cerro de Pasco pasaron a ocupar los espacios vacios con un gran éxito, incluso se sobrepaso la producción de plata de Potosí. John Fisher[6]  menciona como en 1802 de los 505.000 marcos[7] (41.000.000 pesos) que producía el Perú, Cerro de Pasco aportaba con más de la mitad. Los efectos de este esquema primario exportador para el Perú fueron de una región colonial desangrada en sus recursos naturales y con una población casi exterminada[8].

Con la llegada de la república en el siglo XIX tanto Cerro de Pasco y Cajamarca seguían siendo las zonas mineras más importantes a pesar de que el proceso de Independencia detuvo la producción por un breve periodo de tiempo[9] hasta que en el periodo a 1824 se restableció produciendo no solamente plata sino también oro, mercurio, cobre, estaño, plomo, carbón y hierro[10]. Con las primeras décadas del siglo XIX se inician los ciclos breves de auge y caída de la producción minera, se inician las expediciones de búsqueda y los cateos de potenciales centros mineros, se encuentra plata y oro en el territorio peruano y se pasa a la fase del moldeo de la naturaleza, se usan explosivos y se abren socavones, según Fisher para 1828 existían 558 minas en total, superando la cantidad media que existía durante la colonia, aún así las minas del Estado no eran capitalizadas y en su mayoría abandonadas por los sectores productivos, la expansión del capital ingles hace que se instalen empresas y corporaciones extranjeras que en adelante se convertirían en una tradición y una herencia colonial, la de dejar que nuestros recursos sean explotados por empresas foráneas, La Peruvian Pasco Corporation es una de las primeras.

3. Los impactos ambientales de la minería.
La minería como cualquiera otra actividad económica modifica la naturaleza, los hombres condicionan nuevos espacios artificiales de vida y tratan de adaptarse según el grado de impacto de esta actividad. La minería actualmente es una de aquellas actividades que en nuestro país a nivel tradicional lo que ha hecho ha sido ocasionar grandes espacios vacios despoblados, arrasar con áreas ecológicas, contaminar ríos y algunos ecosistemas y llevar a la extinción algunas plantas y animales, en este caso no solo hablamos de una geografía que se modifica producto de la intromisión de las maquinas y de las formas de tajo a cielo abierto que se usa para buscar los minerales, no hablamos de los procesos de secamiento de lagunas o arrasamiento de bosques, sino hablamos de cómo la minería forma, crea y produce nuevas formas de vida, nuevas formas de defenderse frente a la contaminación, efectos nocivos para la salud y actividades agrícolas y ganaderas. En parte esto está siendo estudiado por la historia ambiental en América Latina, hablamos de cómo los múltiples modos en los cuales las sociedades se expresan y el medio ambiente están interrelacionados y se transforman mutuamente, esta historia viene de la mano de una coyuntura (o estructura) global de cómo las fuerzas de la economía mundial durante los siglos XIX y XX (la minería por ejemplo) han afecto profundamente los espacios de vida.[11] Estos referidos impactos no son gratuitos, los estudios recientes han demostrado como se contamina el agua con mercurio y restos de combustible, a su vez se contaminan las aéreas de explotación minera, se suma la deforestación e impactos negativos en la fauna y ecosistemas, todos estos daños son provocados por la minería, a eso se suma que más del 60% de los materiales extraídos del mundo lo son mediante la modalidad del tajo abierto[12] que deja las consecuencias ya mencionadas. 

4. ¿Existe un movimiento social antiminero?
La idea de un movimiento social antiminero debería ser enmarcada en un contexto de bipolaridad dentro de una lucha de dos sujetos colectivos bien definidos o de categorías opuestos, así aceptar la existencia de un movimiento antiminero quiere decir que se niega por completo esta actividad y que la lucha emprendida se basa en su destrucción. De hecho un movimiento antiminero es un movimiento social, las características de este último podrían determinar su existencia en nuestro país. Alan Touraine[13] manifiesta que la idea de un movimiento social está de acorde con la existencia de un conflicto central, así como al inicio del siglo XIX y XX esto se refería a la búsqueda de un nuevo tipo de sociedad justa y perfecta reflejada en los ideales del socialismo, esto con el paso de las décadas hasta la actualidad ha desaparecido y el único conflicto central parece referirse a la lucha entre el sujeto y el triunfo del mercado. El movimiento social actual se refiere ahora a una cuestión del modo de la utilización social de los recursos y modelos culturales, ante esto se organiza una acción colectiva que puede ser usado como instrumento político en discursos positivos referidos a aquellos que exaltan el movimiento popular o en discursos negativos aquellos que lo condenan como obstáculos para la integración social y el progreso económico.  De hecho ambas premisas son apropiadas para el caso peruano de los últimos años, los dirigentes campesinos (no todos obviamente) y los presidentes regionales de su lucha contra la minería han levantado la categoría de acciones populares en un beneficio propio hasta partidario mientras por el lado oficialista la derecha y los medios ideológicos del Estado como los medios de comunicación condenan a los grupos que cuestionan este tipo de dominación, calificándolo de “extremistas” “antimineros” “anti peruanos”, etc, remarcando la necesidad de la actividad minera.

Los pares de oposición debería ser el pueblo afectado contra la actividad minera, pero esa realidad no es del todo cierto, de hecho como mencione al autor Javier Arellanos en su libro ¿Minería sin fronteras? no hay un total rechazo de la minería como actividad, por lo tanto el objetivo de la misma no es su destrucción, más lo que se busca es que se reparta las utilidades que las empresas ganan al año, y es que en el Perú tanto Antamina, Southern Peru como Yanacocha han elevado sus utilidades[14] disminuyendo pagos de impuestos, a su vez disminuyendo sus obras de proyectos sociales y construcciones como carreteras, caminos, etc. La población ataca estas formas irregulares de compartir el poder y las ganancias, y no ataca un mismo centro del conflicto social, es decir la actividad minera como parte de un modelo de país productor, es decir en muchas regiones el principal problema es la redistribución, claro la premisa no es homogéneo para todos los casos, por ejemplo en Tacna después de los trabajos hechos por Southern Perú si se puede hablar de un rechazo total a la minería, por los estragos negativos que ha dejado, incluyendo la desaparición de ecosistemas y plantas originarias, igual caso en Puno. Pero en el norte, en Ancash y Cajamarca, las oposiciones se deben al efecto negativo en el medio ambiente, la contaminación de suelos y aires que dañara otras actividades productivas como la agricultura y ganadería y sobre la cual no se invierte mucho. Aún así los pliegos de reclamos y las mesas de diálogos generalmente no atacan a la minería como actividad, piden que se respete el medio ambiente, es decir que se cuide las formas de trabajo y sus efectos negativos y se pide que se invierte en más obras sociales como pliego de reclamos de las comunidades, que equivale a su vez el pedido de la distribución de las ganancias de las mineras aplicándolas a sus propias localidades. En los últimos casos, el tema de la concesión, el “pedido”, la posibilidad de coexistir no implica un movimiento antiminero, de hecho lo niega.

Alan Touraine también manifestaba que un movimiento social (y en esta variable un movimiento antiminero) no se reducía a la defensa de los intereses de los dominados, siempre se quiso abolir una relación de dominación, en este caso estatal, capitalista y económico, pero los casos presentados no contiene ninguno de estos elementos.

Una salida podría ser que el movimiento antiminero es ante todo un movimiento ecologista que lucha por el medio ambiente, pero esto es tardío en los pedidos, de hecho este tipo de movimiento se dio en Tacna después de la experiencia minera, en Ancash las quejas por la contaminación del medio ambiente son reales pero solo se pide que se controle, en casos extremos que se detenga la minera mencionada pero nada más, es un hecho real que el mismo instante que una empresa minera acciona ya esta cambiando la geografía y el ambiente del lugar, la racionalidad parece que mientras no sea dañino de manera grave es permisible, de esta lógica se ha logrado levantar los pobladores de Cajamarca contra el proyecto CONGA que tiene como objetivo el secar lagunas dañando ecosistemas, pero solo en situaciones graves y extremas como estas hay un movimiento. Estos movimientos desarrollados son reivindicativos y coyunturales, no se busca que se triunfe un principio de igualdad o crear una nueva sociedad, no hay aspiraciones revolucionarias, no pueden considerarse según el esquema de Touraine como un movimiento social (por ende movimiento antiminero) porque no llevan en su seno una imagen del sujeto liberado, sino la imagen de un sujeto que mejora sus condiciones de vida.

Pero si no se puede hablar de un movimiento social en el sentido de la palabra y por lo presentado tampoco de un movimiento antiminero, si se puede hablar de la formación de acciones colectivas organizadas en relación a la defensa de intereses y de la preservación del medio ambiente y de la vida, eso es innegable, los grupos humanos aquí no buscan una nueva sociedad ni son apéndices de un movimiento revolucionario, lo que buscan es seguir permaneciendo con su estilo tradicional de vida y mejorar. Así que conviene darle el sentido de movimientos reivindicativos.

5. Los movimientos reivindicativos en las regiones. Los estudios del caso.
Para tratar de aplicar lo expuesto arriba se desarrollara cómo el esquema de movimientos sociales por ende minero no se ajusta a ningún caso presentado, cayendo más bien en los llamados movimientos reivindicativos.

5.1Cajamarca
En Cajamarca se encuentra Yanacocha que según el Presidente actual del Congreso es la mina más desacreditada por el incumplimiento de su responsabilidad social y de protección del medio ambiente[15]. Esta empresa minera con 20 años de explotación en nuestro país se ha convertido en agenda nacional debido al proyecto aurífero Conga con 4.800 millones de dólares de inversión. Esta historia es larga y no inicia en el 2011, aunque la dicotomía “Agua u Oro” lanzada por los espacios de defensa del medio ambiente y algunos grupos de izquierda el año pasado ha hecho que las noticias sobre los enfrentamientos acaecidos sean más notorios la historia del conflicto no es reciente. Los mecanismos de protesta social en las regiones son los mismos, las acciones colectivas organizadas han estado en función de la convocatoria de las mesas de dialogo donde se oponía tajantemente a este proyecto Conga debido al secamiento de las lagunas que caracterizan un modelo de vida tradicional y agricultor. Sin embargo este rechazo no es fortuito solo en función de Conga, de hecho esto inicia en 1992 cuando la laguna Yanacocha fue la primera en ser destruida[16] para dar paso a la explotación minera, los cambios a la población no han sido positivos, ha crecido la población, se han insertado más centros comerciales pero ha crecido el caos vehicular, la delincuencia y la prostitución. El tema más preocupante se refiere a la contaminación ambiental, así el Gobierno Regional de Cajamarca presento una denuncia en marzo del 2011[17] debido al derrame de aguas acidas, estos hechos afectan a varias provincias de la región siendo la de Celendín, Bambamarca y Cajamarca las principales gestoras de las acciones de rechazo.

“Dicen que somos antimineros y que no queremos el desarrollo, pero no es así. Lo que no queremos es que afecten nuestras aguas que usamos para nuestro consumo y el de nuestro ganado. Queremos que se conserven nuestras lagunas naturales”[18]

Esto hizo que en el desarrollo del año tanto el gobierno regional como los pobladores acataran una serie de huelgas y paros uniendo y paralizando a Cajamarca como el realizado el 9 de noviembre donde se suspendieron actividades educativas y laborales. El hecho aún fue más grave cuando los paros se siguieron continuando en ese mes y no había respuesta gubernamental para dar una solución: “Oro o Agua” era la consigna, “Conga No Va” era el objetivo, el presidente Ollanta Humala entonces declaro un estado de emergencia precipitando un caos ministerial en su gabinete con renuncias incluidas y con el ingreso de fuerzas policiales y militares a Cajamarca para restaurar el orden. Los 20 años recientes de extracción minera en Cajamarca han hecho que se tome una posición de desconfianza, albergando sentimientos antimineros, de hecho buscan que sus recursos hídricos se mantengan pues como afirma su Presidente Regional de 1.300.000 campesinos que existen por lo menos 800.000 dependen de la agricultura por ende del agua, agua que se esta viendo afectada por el secamiento de cuatro lagunas y el uso de reservorios que no impedirían la destrucción de los ecosistemas.

5.2. Ancash
En Ancash se encuentra la minera Antamina, una de las más rentables según los datos expuestos en los años 2010 y 2011. Pero esta empresa no solo falta sus compromisos sociales sino además escapa a los impuestos estatales[19] para maximizar sus utilidades, desde que Antamina tuvo la concesión para trabajar en nuestro país inicio los problemas para Ancash, después de la caída de la dictadura fujimorista, el movimiento reivindicativo empezó a crecer, a inicios de marzo se convoco a un paro indefinido seguido de movilizaciones con grandes cantidades de personas y bloqueo de carreteras debido a que los años de explotación no han servido para los pobladores ya que no se ha trabajado ningún proyecto para la región[20], así el 12 de marzo del 2005[21] 700 campesinos ocuparon las instalaciones de la mina en la provincia de San Marcos para que la empresa atienda sus demandas, entre las cuales se encontraba un nuevo monitoreo del impacto ambiental, para noviembre del 2007 los comuneros empezaron a bloquear las carreteras debido a la contaminación pidiendo la interferencia de los organismos estatales como la Defensoría del Pueblo, iniciando posteriormente huelgas. Esta situación no mejoro ya que en septiembre del 2009[22] un saldo de cinco heridos, entre comuneros y policías, dejó un enfrentamiento que hubo ya que los pobladores protestaron por el incumplimiento de las promesas hechas como el mejoramiento de carreteras, electrificación, sistemas de comunicación y por las denuncias por contaminación de los ríos de Carash y Juprog debido a la contaminación de metales pesados.

Las respuestas por parte de los pobladores es el accionar colectivo usando los mecanismos “violentos” para conseguir soluciones, entonces se sucede paros, huelgas, toma de carreteras, etc, pero todos estos mecanismos no están orientados hacia un fin concreto de destrucción de la actividad minera sino a la realización de mesas de diálogos que son pedidos por sus mismos dirigentes, en realidad está es su única salida como lo hacen los pobladores de Huarmey recientemente por la contaminación sobretodo aquellos que afecta el agua. Para noviembre del 2011 32 centros poblador de Huari realizaron un paro de 48 horas contra las empresas debido al peligro que ponen el medio ambiente y por su incumplimiento en las obras sociales.

Queremos que las mineras se pronuncien inmediatamente, no para engañarnos sino para atender nuestras demandas, de lo contrario, nos iremos a una huelga indefinida[23]

Ante estas manifestaciones reivindicativas la minería y el Estado han respondido de forma autoritaria usando a la policía, organismos estatales usados contra la población para que desalojen a los pobladores para que la minera pueda avanzar en la zona, esto ha sido denunciado recientemente como afirma la Defensoría del Pueblo[24], para que se enfrenten, repriman o contengan a los pobladores.


Bibliografía

Fuente Principal
Diarios La República. Años: 2005-2011.
Fuentes Secundarias
BURGA, Manuel. “La sociedad colonial (1580-1780)” en Nueva Historia General del Perú, Mosca Azul.
DEUSTUA, La minería peruana y la iniciación de la República. 1820-1840, IEP, Lima, 1986.
FISHER, John. Relaciones económicas entre España y América, MAPFRE, Madrid, 1992.
GALLINI, Stefania. “Historia, ambiente, política: el camino de la historia ambiental en América Latina” en Nomadas, Nº 30, Abril, 2009, Universidad Central de Colombia
LAZO, Carlos. Historia de la economía colonial, T.1, UNMSM, Lima, 2006.
LUHMMAN, Niklas. Poder. ANTHROPOS, México, 1995.
ROMANO, Ruggiero. Consideraciones. FOMCIENCIAS, Lima, 1992.
TOURAINE, Alan. ¿Podremos vivir juntos?. Iguales y diferentes. FCE, Buenos Aires, 1997.






[1] Niklas Luhman, Poder. ANTHROPOS, México, 1995.
[2] Manuel Burga, “La sociedad colonial (1580-1780)” en Nueva Historia General del Perú, Ed. Mosca Azul.
[3] Earl J. Hamilton, El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650. El autor llega a manifestar por medio de un cuadro cuantitativo que las importaciones totales de metales preciosos en pesos llegó a ser entre 1591 y 1595, su periodo máximo, de 36 millones de pesos teniendo en el siglo XVII una constante de 15 a 30 millones de pesos, hasta su caída la segunda mitad de ese siglo llegando a 4 millones de pesos.
[4] Esto debido a que el salario se pagaba en moneda propia de los mineros, conocidas en fichas en el Perú, estas monedas solo tenían valor en el mismo lugar lo que permitía la manipulación de los precios de los artículos y endeudar progresivamente a los indígenas.
[5] Segundo centro minero del Perú en el periodo colonial tardío, su desarrollo como explico Fisher tuvo consecuencias positivas a nivel de importaciones en Cajamarca.
[6] John Fisher, Relaciones económicas entre España y América, MAPFRE, Madrid, 1992
[7] Mientras la producción de Potosí no solo se detenía  y estancaba sino se reducía, llegando al mismo año a contar solo con 205.000 marcos (1.7000.000 pesos).
[8] El mismo Manuel Burga en el mismo texto menciona que la población en 1630 era de 160.000 personas y que en un breve periodo de 70 años esta población disminuyo escandalosamente hasta 60.000.
[9] Jose Deustua, La minería peruana y la iniciación de la República. 1820-1840, IEP, Lima, 1986.

[11] Stefania Gallini, “Historia, ambiente, política: el camino de la historia ambiental en América Latina” en Nomadas, Nº 30, Abril, 2009, Universidad Central de Colombia, p. 92-102.
[12] http://www.eumed.net/libros/2009c/568/IMPACTOS%20FISICO%20NATURALES.htm
[13] Alan Touraine, ¿Podremos vivir juntos?. Iguales y diferentes. FCE, Buenos Aires, 1997.
[14] Lo mencionado por el diario La República en el 28 de diciembre del 2011 menciona a Antamina como a Southern Perú como las empresas que lideran la lista con utilidades de 2.289.29 y 2.394.32 respectivamente, mientras Yanacocha 1.702.97 millones de dólares.
[15] Declaraciones del Presidente del Congreso Daniel Abugattas en La República, jueves 16 de febrero del 2012.
[16] La República, 03 de marzo del 2012.
[17] La República.
[18] La República, 06 de noviembre del 2011.
[19] Humberto Campodónico, “Antamina y el costo-beneficio” en La República, viernes 27 de noviembre del 2009.
[20] La República, lunes 07 de marzo del 2005. Aún así en las mismas declaraciones del alcalde se hace hincapié que las manifestaciones no son contra la minería sino para una redistribución más justa de la explotación de los recursos no renovables
[21] La República.
[22] La República.
[23] Tomado de una transmisión por radio de RPP citado en La República el martes 08 de noviembre del 2011.
[24] La República, viernes 24 de febrero del 2012.

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