martes, 19 de abril de 2016

LA PROPUESTA DEL NEOLIBERALISMO EN LAS ELECCIONES DEL ESTADO DE GUANAJUATO EN 1991

Por, Raúl Alfredo Cervantes
Universidad de Guanajuato


Ramón Aguirre, regente de la ciudad de México; Miguel de la Madrid y los secretarios de la Defensa, Juan Arévalo Gardoqui, y de Programación, Carlos Salinas, observan los daños causados por el sismo en 1985. Foto Jesús Villaseca.

Introducción
En 1991, el Partido Acción Nacional (PAN) gobernó por primera vez el estado de Guanajuato bajo la administración del hasta entonces alcalde de León: Carlos Medina Plascencia. Hasta aquel momento, el presidente de la República Mexicana era Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El hecho de que uno de los principales partidos opositores tuviera el control de un estado, no significaba que una fuera una muestra del ejercicio de la democracia, sino más bien lo contrario, ya que fue un rasgo del poder concentrado que tenían -tienen- los círculos políticos para decidir sin consultarlo con la población.

Porque veremos en la presente ponencia, que la política neoliberal que Salinas denominaba “liberalismo social” y que aparentemente se proponía favorecer al pueblo no fue más que una tapadera para la corrupción. Por ejemplo, la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Canadá y Estados Unidos que nos traería la anunciada salvación económica dentro de un bloque con dos potencias mundiales no fue más que asegurar nuestra dependencia para nuestros vecinos norteños, así como las privatizaciones de empresas estatales vendidas (regaladas) a sus amigos y compadres empresarios o el proyecto democratizador que Salinas abanderó “concertacesionando” diputaciones, senadurías, presidencias municipales o gubernaturas estatales a partidos opositores con miras a la aceptación de su gobierno, ante las voces de fraude al momento de ganar la presidencia frente a su principal rival: Cuauhtémoc Cárdenas. Es en este último campo donde me enfocaré, porque las elecciones del estado de Guanajuato de 1991 no se pueden aislar del mandato salinista bajo un contexto nacional e internacional que a continuación explicaré.

Justificación
Las elecciones del estado de Guanajuato marcan un hito para el avance de la democracia en México, sobre todo, porque el partido hegemónico permitiera que ocurrieran estos pequeños cambios, que al paso de los años, traería el fin del dominio priísta.[1] Nuestro estado es uno de los más conservadores del país y con una población e instituciones ligadas a la Iglesia católica y otras iglesias cristianas, este pensamiento está más acorde con el PAN de corriente cristiana y de derecha, quien fuera el partido opositor que más crecía y que podía hacerle frente al PRI en los diferentes niveles de gobierno.

En 1989, Baja California fue el primer estado del país en ser gobernado por un partido diferente al PRI, y de igual manera, el gobierno reconoció ese triunfo. Sin embargo, no hubo mucho escándalo por ese cambio, y que sin embargo abrió la posibilidad de que otros estados hicieran lo mismo.[2] Guanajuato presentaba las condiciones para que un gobierno opositor ganase (por las razones susodichas), pero serían las voces de fraude por parte de Vicente Fox Quesada que harían que nuestro estado fuera elegido para un cambio diferente al oficial. De igual manera, el PAN estatal tenía un número importante de empresarios que querían entrar a la repartición del pastel, así como una sociedad afín al pensamiento panista. Negar un fraude, habría generado un malestar social que a Salinas no le convenía, razón para aceptar que el PAN gobernara, aunque haya sido con las condiciones que impuso él.

Otra razón es que en Campeche, Colima, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora se celebraron elecciones para gobernador y en los cinco resultó triunfador el candidato del PRI. En todos, los candidatos opositores hablaron de fraude, pero es el caso de Guanajuato que más preocupó a Los Pinos[3] por las continuas marchas y voces que hablaban de una maraña.

Era el movimiento social el que le preocupaba a Salinas y no quería una imagen externa de ese tipo. Además, si no se controlaba ese malestar ¿qué podía hacer Salinas?, ¿callar la voz con represión? Se supone que su plan modernizador permitiría al mexicano mayores libertades, y como tal no quería mancharse sus manos de sangre inocente. No era lo más adecuado para un presidente educado e intelectual que abogaba por su pueblo, sino que tuvo que otorgar la plaza. No es más que una “demostración del Presidente de que ahí donde la victoria no hubiese sido clara, él podía tomar acciones” y el PAN fue cómplice de eso, de la corrupción del sistema priísta.

En lo que respecta sobre el estado de Guanajuato su sociedad, su cultura, su ideología, sus tradiciones, su religión, entre otras, son ampliamente uniformes en todo el estado, aunque con notables regiones con desigualdad económica. Sin embargo, debo de destacar que son las principales ciudades que deciden el rumbo de Guanajuato, con León a la cabeza y la capital como base de las operaciones políticas, completándose con los municipios de Irapuato, Celaya y Salamanca: 46 municipios que son regidos por unos cuantos, pero que estas decisiones afectan a toda la región.[4]

El estado es reconocido como "Cuna de la Independencia" al contar durante la Colonia con una población criolla y mestiza resentida por no ser tomada en cuenta por los españoles para poder ocupar puestos importantes. Además, fue lugar de nacimiento de conservadores y liberales sobresalientes a nivel nacional durante el siglo XIX como Lucas Alamán y Manuel Doblado, así como uno de los pocos estados que apoyó al gobierno de Benito Juárez durante la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa. La capital es símbolo presuntuoso del porfiriato debido a las obras que inauguró para beneficio de la población y la élite local. Plaza de batallas importantes durante la Revolución que definieron el triunfo de Álvaro Obregón y la derrota militar de Pancho Villa. A partir de ahí, el estado de Guanajuato fue perdiendo peso político durante la mayor parte del siglo XX hasta que en 1991 volvería a la escena nacional de la mano del futuro presidente del país.

Concepto del neoliberalismo
Antes habría de definir qué entendemos por neoliberalismo, siendo ampliamente utilizado pero que contiene una gama de significados dependiendo de la forma en que se utilice.[5] El liberalismo de los siglos XVIII y XIX propone que el Estado intervenga menos en los asuntos civiles, religiosos, sociales, económicos, políticos, etc., y así haya libertad de decisión en estos campos por parte de los particulares. Recordando que los gobiernos liberales de México –después de tres siglos de dominación hispana y los primeros gobiernos inexpertos de la nación– tenían un pensamiento en la que el hombre debía ser libre y que la nación se encaminara al progreso, para que así los actores privados intervengan libremente en la economía y así poder estimularla, aunque se centró más en la separación de la Iglesia respecto del Estado. La economía no mejoró durante los gobiernos liberales del siglo XIX sino hasta el gobierno de Porfirio que llevó a la economía mexicana a su máxima expresión gracias a la inversión de empresarios extranjeros y nacionales que recibieron el apoyo de Díaz, directamente o por la vía legislativa, en su proyecto de modernizar a la nación. Todo esto, sin justificar el daño humano que cometió contra la población.

El neoliberalismo, de manera general, propone que el Estado intervenga menos en la economía para que las empresas puedan ser más productivas y hagan su aportación a la economía nacional, en un proceso de adelgazamiento del gobierno. No me refiero a la desaparición del mismo, sino que éste lo maneje la misma iniciativa privada para sus satisfacciones económicas, al estilo "laissez faire, laissez passer"[6], un Estado gendarme. De igual manera, el pueblo sigue estando en la miseria.


Para tener una idea de los gobiernos que antecedieron a Salinas, vemos todavía que José López Portillo interviene en la economía e incluso se dispone a defender al peso "como un perro", Miguel de la Madrid Hurtado llevó al país a una crisis, nacionalizando diversos campos empresariales como respuesta para convertir a México de una economía abierta a una cerrada. Carlos Salinas de Gortari, privatizó las empresas estatales[7], y así los capitales nacionales que escaparon regresaran al país. Estás políticas financieras iban de la mano con la política social y la que “Salinas llamó “liberalismo social” a su política y afirmó que se apoyaba en la tradición mexicana del siglo XIX, que supuestamente estuvo muy inclinada a favorecer a las masas” (Ayala Anguiano 1995, 164).

Los artículos 3, 26, 27, 28, 123 y 130[8] son la base de la Constitución Mexicana porque contienen las reivindicaciones revolucionarias primordiales de la lucha, fueron reformados durante el gobierno salinista para limitar el papel del Estado en la economía, en una jugada para crear un partido político con más apego al liberalismo político, un proyecto que al final no se pudo lograr. De igual manera, aunque existieron estos cambios la población no veía un crecimiento económico dentro de su propio bolsillo.[9]

El fin de las políticas neoliberales de Carlos Salinas de Gortari en el aspecto democrático es poco clara, porque ahora democracia va tomado de la mano de economía, “en general, para los ideólogos neoliberales democracia es ser libre en el mercado. Por ejemplo: ¿por qué en Cuba no hay democracia? Porque la gente no puede ir a la tienda a comprar chicles Adams o navajas Gillette. Eso es la no democracia en Cuba” (Híjar Serrano 2001, 49). En este aspecto, en las elecciones de 1991 no es importante la voz del pueblo, sino que la crítica situación no afecte a la imagen del proyecto neoliberal y democrático que Salinas estaba demostrando al mundo y a las economías capitalistas.

México no era una nación aislada por lo menos desde hace un siglo, cuando se dio a conocer durante el gobierno de Porfirio Díaz como un país estable para las inversiones extranjeras. Aunque la Revolución los alejó, poco a poco los gobierno pos-revolucionarios generaron su confianza, así como durante Segunda Guerra Mundial permitió que México proveyera de materias primas a los aliados. En la segunda mitad del siglo XX, el boom petrolero permitió que el país mejorara su situación económica, pero el desarrollo social era deficiente. La pobreza ha estado en aumento[10] y los ingresos familiares avanzan a paso lento, mientras que el gobierno anuncia a cada momento tratados y acuerdos comerciales (hasta el 2015 con 46 países) que no se niegan sus beneficios, pero entre la población la situación poco se nota.

Contexto del gobierno de Carlos Salinas
“Servir unos a otros, he ahí el objeto de nuestra unión… estamos dispuestos, y así lo juramos por lo más sagrado, a ayudarnos en la lucha tremenda de la vida y a no escatimar un solo átomo de fuerza para levantar a aquel a quien el destino le sea adverso o se vea en un momento dado urgido de ayuda…muchos de nosotros, y tenemos fe en ello, llegaremos a ocupar prominentes lugares en nuestra vida social o política; ellos quedarán obligados para ayudar a quienes lo necesiten.” (Ayala Anguiano 1995, 19)
Pacto de la amistad, firmado por Miguel Alemán Valdés, Gabriel Ramos Millán, Óscar Soto Maynes, Raúl López Sánchez, Nicolás Graham Gurría y Antonio Ortiz Mena.

La pasada cita es prueba de los grupos de jóvenes estudiantes que compartían ideas y familia en la burocracia del país. Ellos se sentían los herederos de dirigir desde los más altos puestos de gobierno. En el caso de Salinas, veremos que muchos de sus hombres más cercanos y polémicos se conocieron en la Universidad Nacional Autónoma de México en un grupo llamado “Los toficos” integrado por Carlos y Raúl Salinas, Manuel Camacho, Emilio Lozoya, Alberto Anaya, Hugo Andrés Araujo y Francisco Ruiz Massieu.

Ya como profesionales[11] el grupo se trasformaría en el Grupo Compacto, y al que se añadirían otros personajes, y como parte del PRI y de la estructura política será la futura Generación del Cambio. Entre ellos pues, se originaría ese sentimiento de unidad. Notamos que el servicio no es a la nación, sino entre ellos mismos y así aprovechar esas posiciones privilegiadas que dan más dinero que cualquier veta madre importante.


Carlos Salinas de Gortari ganó las elecciones presidenciales de 1988, supuestamente[12], de manera fraudulenta contra el candidato de izquierda Cuauhtémoc Cárdenas. Por lo tanto, Salinas necesitaba legitimarse ante el pueblo[13] y fue en la democracia y la economía donde dio buenos frutos. “La relación de deuda externa pública pasó de un máximo de 95% del PIB (que incluía la banca nacionalizada) en 1987 a un promedio de 29% en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari” (Cárdenas Sánchez 2010, 215).

Este tipo de políticas financieras, lograron que la economía se estabilizara y que, de esta manera, la comunidad financiera internacional se fijara en que México estaba preparado para las inversiones. Claro está, que a pesar de esto, los ciudadanos seguían en las mismas condiciones míseras en un país que se dice estar listo para entrar al mundo de las naciones avanzadas.

El gobierno salinista creó el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) para sacar de la miseria a millones de mexicanos o por lo menos, aparentar quererlos sacar. No se puede negar que PRONASOL no haya tenido ningún beneficio para la población, sí lo tuvo, pero fue la red de corrupción que se formó detrás de ella, amparándose en un beneficio social. Este programa no hizo mucho porque no realizó ningún cambio profundo.

Durante el sexenio se gastaron 52,000 millones de nuevos pesos[14] para Solidaridad, dinero del cual una amplia parte se perdía antes de llegar a su destino. Eso sí, este programa cumplía una función social: mantener a la gente tranquila otorgándole regalos, en vez de que ese dinero se destinará a apoyar a la economía local y en la generación de empleos.

Otros ejemplos de las políticas financieras de Salinas son “reformas económicas profundas como la reprivatización generalizada, la institucionalización de la apertura comercial a partir del TLCAN y la reforma ejidal, que modificaron el panorama económico a futuro” (Cárdenas Sánchez 2010, 240). Será la negociación de este tratado, que estará de fondo en las elecciones de Guanajuato.

Las elecciones estatales de Guanajuato en 1991
En 18 de agosto de 1991 se realizaron las elecciones para gobernador, 46 ayuntamientos y 36 diputados al Congreso del Estado, así como en otros estados y a nivel federal para escoger diputados. El PRI abanderó a Ramón Aguirre Velázquez, quien fuera jefe del Departamento del Distrito Federal y precandidato a la presidencia del país en 1988. El PAN presentó a su candidato Vicente Fox Quesada, quien fue diputado federal por el estado. Porfirio Muñoz Ledo fue candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), del cual fue cofundador.

Antes de las elecciones, la prensa realizaba análisis sobre las elecciones, pero muchos de ellos no eran sobre la política o la democracia, sino que importaba que el futuro gobernador le apostara a la economía del estado y sobre todo en el Tratado que se estaba realizando con los dos vecinos del norte. El Heraldo de León dice al respecto: “La economía de México, que registra su más acelerado crecimiento en una década, podría frenar su avance si las elecciones de mitad de mandato del domingo resulten contaminadas por fraude, dijeron analistas económicos.” (El Heraldo de León 1991, Portada).  El TLCAN debía de asegurarse, por lo tanto el mismo periódico expresa:

“Los analistas económicos dijeron que el factor de riesgo político en el país podría aumentar vertiginosamente si las acusaciones de fraude lanzadas por la oposición son percibidas como auténticas. Ello desanimaría, agregaron, a los inversionistas extranjeros que han acudido masivamente a México como resultado de las reformas económicas implantadas por Salinas y del propuesto tratado de libre comercio con los Estados Unidos y Canadá. Incluso el perder una gubernatura aquí o allá ante la oposición podría ser sano, dijo Heath, subrayando que el  grupo opositor que con más probabilidades avanzara es el conservador y pro-empresarial PAN” (El Heraldo de León 1991, Portada)

El lunes 19, la Comisión Estatal Electoral presentaba un informe en el que Ramón Aguirre iba ganando con un amplio margen las elecciones. Vicente Fox expresó que eso había sido un fraude en el cual tenía pruebas, y Porfirio Muñoz Ledo, reconociendo su derrota y en contra de sus partidarios apoya al candidato panista pronunciándose a su favor. El 20 de agosto iniciaron un conjunto de marchas[15] dirigidas por Vicente Fox y querían que se reconociera que hubo un fraude.

“Poco después de las cuatro de la tarde, en la residencia oficial de Los Pinos en la Ciudad de México, había concluido una reunión del Presidente Carlos Salinas de Gortari con el dirigente del PRI, Luis Donaldo Colosio y otros integrantes de su equipo cercano. Ahí, todo estaba consumado.” (El Heraldo de León 1991, 11). Esto ocurrió el viernes 30 de agosto, para que “una hora después de que el Congreso del Estado lo declaró gobernador electo de Guanajuato, Ramón Aguirre Velázquez anunció esta noche que no tomará posesión de su cargo.” (El Heraldo de León 1991, Portada). Así transcurrió este día, sin duda se requirió mucho valor para acatar esta orden presidencial, pero que le dolió más a los priístas estatales porque sintieron que Salinas no debió permitir el cambio de poder, ya que ellos perderían muchos privilegios.

Carlos Medina Plascencia, alcalde de León, es elegido para ocupar el interinato ya que una de las condiciones era que Fox no ocupara la gubernatura. “Medina se hizo cargo del gobierno estatal sin contar con un proyecto claro ni con un equipo humano de la envergadura de esta nueva responsabilidad.” (Rionda Ramírez 1996). Medina Plascencia presentó el proyecto “Guanajuato Nuevo Horizonte” que proponía que Guanajuato capital creciera a las orillas de la Presa La Purísima, pero fue rechazada. Él puso la primera piedra de la futura General Motors en Silao, Vicente la inauguró, pero la instalación de esta empresa fue promovida por los anteriores gobiernos priístas. Plascencia intentó legitimarse por la vía de la infraestructura y la inversión, pero sus proyectos no tenían bases, aunque tampoco tuvo tiempo para destacarse como gobernador.

Se habla de una concertacesión[16] hacia el PAN y creó que así fue, pero no todo fue para que este partido apoyara a Salinas, sino que también el TLCAN estaba en juego, y con ello las miradas extranjeras observaban cómo se daba un proceso democrático en un gobierno que vociferaba que el país se abría paso a la modernidad. En 1990 iniciaron las negociaciones con Estados Unidos, en 1991 Canadá se integra a las pláticas, México lo firma en 1992 para que lo rectifique el Congreso en 1993 y al siguiente año entre en vigor.

Es el 6 de julio de 1991 cuando iniciaron la segunda y última plática de negociación en Oaxtepec, Morelos fue otro de los motivos por las que la prensa extranjera se interesó en las elecciones de Guanajuato. Como ya lo he mencionado anteriormente, hay muchas razones para explicar la entrega del Estado de Guanajuato al PAN, pero sin duda la presión económica era su primera preocupación, sin olvidar la imagen política y democrática del gobierno federal.

Conclusión
Las elecciones de 1991 transcurrieron de manera normal en nuestro estado, de hecho todo marcaba que Ramón Aguirre iba a ser el ganador, y que a pesar de las movilizaciones de Fox y Muñoz Ledo, el PRI seguiría gobernando. Al darse a conocer la renuncia, Aguirre dijo: “Esta decisión la he tomado ante mi propia conciencia, plenamente convencido de que esa es la parte que me corresponde para preservar la paz y la concordia en Guanajuato […] Refrendo mi lealtad inquebrantable al Presidente de la República.” (El Heraldo de León 1991, Portada). El mismo candidato evidencia que fue una decisión desde Los Pinos y la cual obedecerá lo que le marque.

Armando Anguiano Ayala otorga “el título de democratizador notable” (Ayala Anguiano 1995, 178) a Carlos Salinas por permitir que el PAN y el PRD fueran protagonistas políticos en las elecciones. Esto afectó mucho a la estructura priísta, pero benefició en cambio a los dos partidos opositores para que en el 2000 Vicente Fox Quesada fuera elegido presidente de la república. Un político que se supo destacar y mover, así como recibir el apoyo de la gente y de los empresarios en su lucha por la presidencia. Las elecciones de 1995, trajeron el primer triunfo (con poco más del 25% de margen sobre el candidato priísta) al PAN en el estado, y con ello la revancha de Vicente Fox para hacerse de la gubernatura.

Es difícil decir que el gobierno de Plascencia sea catalogado como opositor al salinismo, sino que la misma jugada permitió que el PAN quedara endeudada con Salinas, es decir, logró ganarse un aliado con un gobernador elegido precipitadamente, sin proyecto y sin experiencia para ejercer un cargo de esa magnitud frente a un presidente que se legitimaba por medio de obras y asistencia social entre la población. Al final de su mandato, el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en unos de los estados más pobres: Chiapas, la entrada en vigor del TLCAN que llevaría a la pérdida de empleos y a una competencia desigual entre empresas nacionales y norteamericanas, así  como la crisis económica que llevó a millones de mexicanos a perder parte de su patrimonio harían de Carlos Salinas de Gortari la personas más odiada por los mexicanos.

Retomando el cumplido que Armando Anguiano hace con Salinas, creo que fue más cuestión de estrategia que por querer que nuestro país se democratice. Porque sabemos que no importa quién gobierne, ya que cada uno querrá un pedazo de carne de la enorme riqueza mexicana. Salinas prefirió apostarle a la economía internacional, al TLCAN y a las privatizaciones, todo esto sinónimo de neoliberalismo, pero que escondía corrupción e impunidad en todos los niveles gubernamentales.

Porque el neoliberalismo mexicano es sólo una máscara que cubre una economía despiadada de la cual sólo amigos, compadres y conocidos del presidente podrán beneficiarse del modelo, y lograr hacer dinero a espaldas del mismo pueblo. Veinticuatro años después, las condiciones son parecidas en el país: Guanajuato sigue bajo la administración panista y un presidente priísta ocupa la silla presidencial; el PAN aún gobierna como si fuera su primera vez y, el PRI sigue cometiendo crímenes contra la población y prometiendo reformas económicas que aseguran "nos van a sacar adelante". Aún seguimos esperando.


[1] Aunque 12 años después de que el PRI perdió la presidencia la recuperó porque la misma ciudadanía así lo expresó en las pasadas elecciones, con fraude o sin fraude, Peña Nieto ganó.
[2] Hasta el 2015 todavía 9 estados no han podido lograr la alternativa política, siendo éstos: Campeche, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.
[3] Sede residencial del presidente de México que en ocasiones se utiliza como sinónimo del Palacio de Gobierno, es decir, lugar donde también se toman decisiones aunque ambos se encuentren en diferentes zonas de la ciudad.
[4] Aunque de manera diferente, porque no es lo mismo los cambios que tendrá la ciudad capital, por sede del gobierno, a los cambios imperceptibles que el municipio de Atarjea tendrá; sólo por dar un ejemplo.
[5] Caso similar ocurre con el marxismo, el socialismo y el comunismo que muchas veces se utiliza indistintamente, pero cada uno tiene su propio concepto y no se abordan de manera separada, aunque sí relacionadas
[6] Dejar hacer, dejar pasar
[7]Teléfonos de México, etc.
[8] Referentes a la educación libre, laica y gratuita, al papel del Estado en la economía, a la propiedad de las tierras y aguas como parte de la nación, sobre la prohibición de los monopolios, los derechos laborales y el papel del ejército en tiempo de paz, respectivamente.
[9] Este mismo autor señala que existe más descontento social bajo los gobiernos liberales o neoliberales del México independiente que bajo el gobierno colonial –cerrado y con una economía monopolizada–, dadas las pocas revueltas durante el virreinato comparadas desde que nuestra país es una república.
[10] 53.3 millones de mexicanos vivían bajo la pobreza hasta el año 2012 según CONEVAL. http://www.coneval.gob.mx/Medicion/PublishingImages/Pobreza%202012/CUADRO%201_POBREZA_2012_CON_COMBUSTIBLE.jpg
[11] Y dentro de la burocracia.
[12] Digo supuestamente, no porque otorgue el beneficio de la duda, sino porque no hay pruebas que lo comprueben, aunque sabemos que todo México afirma que fue un fraude en su máxima expresión.
[13] Aunque le importaba más la aceptación que los demás países pudieran otorgarle.
[14] Lo equivalente a 17,000 millones de dólares
[15] Que se extenderían hasta el 30 de agosto, momento en que Ramón Aguirre renunciar a tomar posesión como gobernador.
[16] Término que expresa que el gobierno federal otorga una plaza estatal (o de cualquier nivel y tipo) a algún partido opositor con tal de que éste reconozca al entonces gobierno de Salinas. 

Fuentes y bibliografía

Ayala Anguiano, Armando. Salinas y su México. México: Contenido, 1995.
Cárdenas Sánchez, Enrique. «La reestructuración económica de 1982 a 1994.» En Del nacionalismo al neolieralismo, 1940-1994, de Elisa Servín, 182-241. México: CIDE/CFE, 2010.
CONEVAL. 2012. http://www.coneval.gob.mx/Medicion/PublishingImages/Pobreza%202012/CUADRO%201_POBREZA_2012_CON_COMBUSTIBLE.jpg (último acceso: 2015).
Delgado, Álvaro. «En Guanajuato, "concertacesión" oscura y vergonzosa.» En Salinas en proceso, 711. México: Grijalbo/proceso, 2012.
El Heraldo de León.17 de Agosto de 1991.
El Heraldo de León.20 de Agosto de 1991.
El Heraldo de León.30 de Agosto de 1991.
El Heraldo de León.18 de Agosto de 1991.
Híjar Serrano, Alberto. Introducción al neoliberalismo. Segunda edición. México: Itaca, 2001.
Reséndiz García, Ramón. «Del nacimiento y muerte del mito político llamado Revolución Mexicana: tensiones y transformaciones del régimen político, 1991-1994.» En Estudios Sociológicos XXIII.
Rionda Ramírez, Luis Miguel. «Guanajuato: el aprendizaje de la democracia y la difícil vivencia de un gobierno dividido.» Frontera Norte 8, nº 16 (Julio-Diciembre 1996).
Rousseau, Isabelle. «Las nuevas élites y su proyecto modernizador.» En Del nacionalismo al neoliberalismo, 1940-1994, de Elisa Servín, 242-294. México: CIDE/CFE, 2010.
Santillán Buelna, José Ramón. «Tendencias ideológicas de los articulistas en la campaña electoral de Guanajuato de 1991.» Razón y palabra, nº 75 (Febrero-Abril 2011).
Villalobos, Juan Pablo. Si viviéramos en un lugar normal. México: Anagrama, 2012.



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