viernes, 29 de mayo de 2015

De símbolos de resistencia a derechos olvidados. Historia de los predios y servidumbres peruanas en Arica (1926-2014), II Parte

Bach. Gonzalo Paroy Villafuerte
gonzalo_paroy@hotmail.com
Historia - Universidad Nacional Mayor de San Marcos


III.- HISTORIAS DE LAS SERVIDUMBRES PERUANAS TRAS  EL TRATADO DE 1929

En el Tratado de 1929, que declaró la paz entre los estados en cuestión y delimitó los territorios, y que fue producto de una larga negociación; señala un régimen de servidumbres a perpetuidad para el tránsito del ferrocarril de Tacna a Arica para el puerto peruano. Chile se comprometía a grandes rasgos a:

a) Construir a su costo, dentro de la bahía de Arica un puerto, malecón, edificio de agencia aduanera y una estación terminal del ferrocarril Tacna-Arica,

b) establecer zonas de tránsito de personas, mercaderías y armamentos donde el Perú gozará de independencia propia tanto en el puerto como en el ferrocarril,

c) ceder derechos sobre las aguas de los ríos Ushusuma y Mauri

 Las servidumbres  son restricciones al dominio territorial, voluntariamente aceptados por un Estado mediante un acuerdo internacional. El término no es simple al tener implicancias en su evolución histórica y jurídica, sometido a tan diversas interpretaciones[1]. Si bien el término ha formado parte de los acuerdo bilaterales, y participado en la misma dilación del cumplimiento de las mismas, en su época, en la década del veinte formó parte de la táctica chilena para terminar con los problemas fronterizos pendientes que acarreaba desde el siglo pasado: cesión de una serie de servidumbres, que limitaba su soberanía, pero le permitió cerrar sus problemas decimonónico y quedarse definitivamente con el gobierno de Arica. Sin ello, la controversia se hubiera alargado. Escribe Ríos Gollardos que

sin esas servidumbres no habría sido posible liquidar la guerra del Pacífico, salvo que se hubiese restituido Antofagasta a Bolivia y Arica al Perú [...] mediante las servidumbres concedidas Chile retuvo Antofagasta: 125 000 Km2; Tarapacá y Arica: 58 000 Km2; liquidó una guerra, consolidó el dominio de su territorio y suscribió la paz.[2]

III.1.- El Ferrocarril Tacna - Arica

El Ferrocarril, sus estaciones y su red ferroviaria le pertenecen al Perú, como ya se explicó por servidumbre perpetua como se menciona en los Artículo Quinto y Sétimo del tratado del 29. El primero menciona que a su costo el gobierno de Chile construirá “una estación terminal para el ferrocarril a Tacna” donde el Perú gozará de independencia propia. En el segundo menciona que el ferrocarril tras el fin de la concesión, “pasará a ser propiedad del Perú. Sin perjuicio de la soberanía que le corresponda ejercer, Chile constituye a perpetuidad en la parte que la línea atraviesa su territorio el derecho más amplio de servidumbre en favor del Perú”.

La historia de este ferrocarril se remonta a la época del boom guanero peruano, durante el gobierno del Mariscal Ramón Castilla. El Estado peruano utilizó parte del dinero en la construcción de una red ferroviaria que permita el transporte de las materias primas de manera eficiente. Se construían y se daban en concesión de compañías extrajeras. Se autorizó su construcción en 1851 y fue realizado entre 1852 y 1855 para ser después cedido en concesión al señor José Hegan por 99 años (decreto del 6 de agosto de 1852) e inaugurado el 1 de enero de 1857. Tras el Tratado de Ancón, quedó en terreno incierto, pero al ser de una compañía inglesa, no fue objeto de expropiación. Tras el Tratado del 29, se cedió en su extensión al Perú, al terminar la concesión convirtiéndose en un ferrocarril internacional. En esas rieles viajaron las tropas peruana dirigidas por el Coronel Bolognesi, por lo que su valor histórico es muy significativo y por tales motivos, cuenta con un museo de sitio en la estación Tacna y el Parque de la Locomotora.


Al pasar los estudios técnicos del ingeniero Marini, enviado por el Estado, se autorizó el tráfico y se estableció los costos de pasajes y fletes cumpliendo un importante papel, logrando interés de 50%. En 1856 Hegan cede los derechos a la compañía inglesa The Arica & Tacna Railway Co. acto reconocido por el Estado el 24 de abril de 1857[3].

Hacia la década del cuarenta, el ferrocarril disminuye sus ingresos, por lo que cae en un abandono por parte de la compañía inglesa, paralizada desde diciembre de 1941. Con Resolución Suprema del 30 de enero de 1942 el Estado Peruano toma posesión de las instalaciones y dependencias del ferrocarril, realizando un inventario y asumiendo su administración, con el fin de que no se suspenda el servicio[4]. Las quejas británicas fueron desestimadas por el gobierno en vista de que la empresa concesionaria no cumplió con el trato.[5] En 1972 fue encargado a ENAFER S.A. (hoy ENAFER) y desde diciembre del 2004, fue encargada al Gobierno Regional de Tacna, tras la solución de la caída del puente de Chacalluta. 

Cabe señalar que cuenta con un Museo de sitio en la estación de Tacna, que funciona desde el 27 de agosto de 1978 bajo la administración de ENAFER[6].

Respecto al cumplimiento y la diplomacia de los artículos concernientes al ferrocarril y su estación terminal, debemos mencionar:

a)       El Protocolo de Liquidación de Obligaciones rechazado de 1934 significaba el cambio de las obligaciones chilenas para con el Perú por una suma de dinero a Tacna.
b)      La criticada Acta suscrita en 1985 menciona respecto a la estación terminal que se integrará al puerto y malecón peruano en Arica (punto 10). El Perú tendrá en servidumbre “todos los derechos que los precipitados instrumentos le acuerden. Los terrenos así afectados serán debidamente cercados a fin de permitir el desarrollo de actividades que en ellos se realicen” (punto 11) y que “Conforme a lo previamente estipulado, el Gobierno de Chile construirá una parrilla ferroviaria o peine, una oficina de control, una báscula y un pozo de revisión de máquinas conforme al plano que se confeccionará…” (punto 13). Pero en el artículo 12 le cede permisos al gobierno chileno: “ENAFER autoriza a el empleo a perpetuidad de los terrenos que se señalan en el plano anexo para los fines de una mejor operación y explotación del Puerto Comercial de Arica”. 
c)      La Convención de Lima de 1993 menciona: Chile entregará al Perú la estación final en Arica del ferrocarril Tacna-Arica. La “propiedad de la Estación y del terreno sobre el cual se ha levantado corresponde al Perú”, mientras que “El terreno sobre el cual está constituida la antigua estación del Ferrocarril y ésta última [la nueva estación], pasarán a ser propiedad de Chile” (Art. 20). No obstante “el derecho de propiedad […] queda sometida a las leyes chilenas” (Art. 21). Por otro lado, se le otorga al Perú un sitio único por el cual ejercer el libre tránsito (“a través de la Explanada habilitada por Chile” –Art. 23). Finalmente “Las vías férreas y demás instalaciones ferroviarias construidas sobre la Explanada son de propiedad del Perú” (Art. 25). El tratado no entró en vigencia.

Tras el análisis del término en base a diccionarios, Novak explica que la “propiedad”  del ferrocarril implica la propiedad de la maquinaria, equipos, la vía férrea e incluso el suelo sobre la cual fue construida. Así además, fue concedida en 1852 a favor de Hegan que se extendía al camino sobre donde está la línea férrea[7]. Siguiendo al autor, la expresión “estación terminal del ferrocarril” comprende también una parrilla ferroviaria o peine que debe facilitar el ingreso y salida del tren al malecón, una caseta de vigilancia, una báscula, un pozo de revisión de máquinas y un patio de obras. Así quedó redactado en el Acta de Ejecución de 1999 siguiendo el espíritu del Tratado del 29[8].

Según la información de 9 de diciembre del 2008, subida al blog del museo ferroviario de Tacna, se realizaban diversas ampliaciones, mejoras y mantenimientos al museo, a las máquinas y a la red ferroviaria[9], pero según noticias más contemporáneas (desde el 2011 hasta la actualidad), coinciden en la información siguiente[10]

a)      En febrero del 2011 el ferrocarril dejó de funcionar por cuatro meses al detectarse que no contaba con licencia ni autorización para su funcionamiento.
b)      Se reinició su operación por unos meses, hasta que el auto-vagón de la estación de Tacna realizó un último recorrido el 2 de marzo del 2012. El motivo: daño de 50 metros de línea férrea.
c)      El Gobierno Regional de Tacna inició un proceso judicial con la empresa concesionaria para el pago de $/7000 para la compra de piezas y su arreglo.
d)     El subgerente de Promoción a las Inversiones y Exportaciones del GRT y administrador de la estación ferroviaria, Orlando Ángulo explicó que no solo es el tramo dañado el obstáculo, él sostiene que “la línea férrea, de 62 kilómetros, está sumamente deteriorada por falta de mantenimiento. El último que se le dio fue hace más de diez años.”[11] Menciona además que por su mal estado, no soportaría el peso de varios vagones si fueran puestos en operatividad, que están guardadas en la estación. Sugiere por ello, la renovación total de toda la línea, lo que demanda una inversión de S./ 3.5 millones por Km. lo que hace un total de S./ 217 millones para el cambio. 
e)      El cese de operación del ferrocarril acarrea algunos problemas: corre el riesgo de que pueda desaparecer, pueda ser invadido el terreno por el crecimiento demográfico y urbano, pueda ser expropiada por Chile por su inoperación excusando el aumento poblacional (como ya sucedió con una esquina de “El Chinchorro”), o pierda su categoría de servidumbre ante el interés de capitales peruanos.
f)       De similar forma, el museo no cuenta con mantenimiento ni seguridad, por lo que registraron pérdidas de valiosísimas piezas históricas.
g)      El término utilizado por los noticieros más constante es el de “Estado de abandono” del ferrocarril. 



En la actualidad mantiene las características denunciadas por los diarios, aunque hay un creciente conocimiento y por tanto interés en el asunto. En el Congreso está el proyecto de Ley para tratarlo como tema de “interés nacional” que cambiaría el destino del tren, además de interés del Estado de volver a ponerlo en funcionamiento apoyando con dinero a la empresa concesionaria. 

III.2.- El Complejo Portuario

Entendemos como “complejo portuario” al conjunto de edificios, estructuras y derechos en Arica cedidos al Perú en servidumbre perpetua en el Tratado de 1929, lo que comprendía: “un malecón de atraque para vapores de calado, un edificio para la agencia aduanera peruana y una estación terminal para el Ferrocarril a Tacna, establecimientos y zonas donde el comercio de tránsito del Perú gozará de la independencia propia del más amplio puerto libre” (Art. Quinto) y todo eso construido y financiado por el gobierno de Chile dentro de los 1575 metros de la bahía de Arica. Asimismo, el Artículo Segundo del Protocolo Complementario menciona que el puerto peruano en Arica tiene las facilidades del más absoluto libre tránsito de personas, mercaderías y armamentos”. Además que “Las operaciones de embarque y desembarque, se efectuarán mientras se construyen y terminan las obras indicadas en el Artículo Quinto del Tratado, por el recinto del muelle de Arica a La Paz, reservado al servicio del ferrocarril de Arica a Tacna”. De esta manera, se comprometió a la construcción de la red portuaria referida. El inicio de este complejo y su cesión definitiva al gobierno peruano tardó varias décadas de intercambios diplomáticos, dilaciones y desacuerdos.

Fue el embajador norteamericano Alexander Morre quien propuso la idea de “dos Aricas, cada país con su puerto”[12] dividiendo el territorio en dos partes, pero garantizando para el Perú el acceso al mar, puesto que históricamente, Arica ha sido el puerto de Tacna.

Los agentes norteamericanos proponen que el lugar fuera la desembocadura del río San José a 2 km. del puerto de Arica. Los agentes chilenos propusieron la construcción en costas de Tacna del puerto en la zona llamada la Yarada. Chile rechazó la propuesta de los nortemericano aduciendo a futuros problemas por la cercanía del puerto al ferrocarril de Arica-La Paz y al predio “El Chinchorro”. Su contrapropuesta fue la construcción del complejo dentro de la bahía de Arica además de la suma de 2 millones de dólares. Una tercera propuesta contenía dos posibilidades: puerto en la desembocadura del río Lluta, a 10 km de la bahía de Arica, pero fue rechazado por ser una zona inviable.[13]

El presidente Leguía aceptó el complejo dentro de la bahía “donde gozará de la más completa independencia dentro del más amplio puerto libre”, más la suma de 6 millones de dólares, en lugar de 2. Esta propuesta prosperó y así se firmó.
De manera similar al ferrocarril, la larga diplomacia para acordar la construcción, ubicación, en suma, el cumplimiento del Tratado, llevó a dilaciones. Se lee en la historia diplomática:

a)      Se mencionó ya que el rechazado Protocolo de 1934 proponía el cambio de las obligaciones por una suma de dinero.
b)      Tras ser notorio que el Perú no iba a aceptar dinero por una propiedad y derecho, se establecieron comisiones técnicas binacionales para determinar los pormenores de las obras en la bahía de Arica, así como su régimen jurídico. Según la información recolectada por Fabián Novak, las comisiones se reunieron los años 1936, 1938, 1953, 1957 y 1963. Si atendemos a los argumentos de Antonio Zapata, estas relaciones atendieron a un creciente deseo de cooperación entre ambas naciones, donde Chile fue activo mediador de las relaciones internacionales de Perú con otras naciones, razón por la cual es garante del Protocolo de Río de Janeiro[14].
c)      La reunión más significativa fue la realizada en enero de 1953 representados por el ministro de Relaciones Exteriores Alberto Ulloa Sotomayor. La Cancillería chilena se comprometía a la construcción de lo estipulado (malecón, edificio de aduanas, estación terminal) y para ello desea la cooperación de técnicos peruanos que junto a los chilenos, estudien y den su opinión sobre  la mejor forma de realiza las obras. Estas conversaciones terminaron en 1965 con la aprobación del Perú del proyecto de construcción.[15]
d)     La construcción inició en 1969, se paralizó en 1978 hasta 1982. Las obras se concluyeron el año 1987.[16]
e)      Menciona el Acta de 1985 respecto al complejo: “conforman un sistema integrado de servicios- deben ser administrados por un funcionario del estado peruano, facultado para coordinar su operación con las autoridades chilenas” (Punto 2). “… el malecón de atraque para el servicio del Perú integra jurídica y funcionalmente el complejo portuario de Arica y, por ende, está sujeto a la autoridad chilena en todo lo que guarda elación con las competencias de la Dirección General del Territorio Marítimo y Marina Mercante de Chile […] y a la propias autoridad portuaria de Arica”  (punto 3). Menciona además que la agencia aduanera ya ha sido construida, pero que se ampliará (punto 15).
f)       Por otro lado, en la Convención de Lima de 1993 se menciona que Chile tiene comprometido la construcción de “El Muelle Norte del espigón ubicado al norte de la bahía de Arica, el edificio para la Agencia Aduanera Peruana construida sobre el Muelle Norte…” (Art. 1), que “será registrada en el Conservador de Bienes Raíces de Arica a nombre del Estado chileno con anotación del derecho de uso a perpetuidad para el servicio del Perú de dicho Muelle Norte” (Art. 2). En conjunto, hace énfasis de que el uso del muelle solo corresponde al lado norte de dicho “espigón”.

Ya se explicó que fue el año 1999 donde se da el Acta de Ejecución definitivo para ceder las construcciones finales al Perú. En estas conversaciones no se siguieron los tratados anteriores y se procedió a acordar un nuevo régimen jurídico. Se trató al malecón como a uno solo y no dividido en Norte y Sur, y las normas chilenas aplicables a estas zonas. El complejo se entregó el año 2000. El 1 de febrero se firmó el Acta de Recepción y las instituciones respectivas asumieron las administraciones (ENAPU; ENAFER y Aduanas del Perú). El mismo año se inauguró el Cristo de la Concordia en el Morro de Arica.

III.3.- La Servidumbre de los ríos  Mauri y Uchusuma

La "chilenización" de las "provincias cautivas" no fue solo un proceso que se pretendía cultural y demográfico, sino que además el gobierno chileno buscó ejercer soberanía actuando sobre su geografía, explícitamente, sobre sus recursos naturales hidrográficos. Por tal motivo, uno de los puntos del Tratado del 29 menciona lo siguiente:

Chile cede a perpetuidad a favor del Perú, todos sus derechos sobre los Canales de Uchusuma y del Mauri, llamado también Azucarero, sin perjuicio de la soberanía que le corresponderá ejercer sobre la parte de dichos acueductos que queden en territorio chileno después de trazada la línea divisoria [...]. Respecto de ambos Canales, Chile constituye en la parte que atraviesan su territorio, el más amplio derecho de servidumbre a perpetuidad en favor del Perú. Tal servidumbre comprende el derecho de ampliar los Canales actuales, modificar el curso de ellos y recoger todas las aguas captables en su trayecto por territorio chileno, salvo las aguas que actualmente caen al río Lluta y las que sirven a las azufreras de Tacora" (Art. Segundo).

En primer lugar, esta sub-cuenca se ubica en la provincia de Pacajes del departamento de La Paz, pero tiene su origen en la cordillera occidental de los Andes ubicado en el departamento peruano de Puno. Los ríos de esta zona son internacionales al tener sus orígenes en Perú o Chile y desembocar en el río Desaguadero, por tal motivo, de manera constante han existido conflictos por el uso de las aguas, las desviaciones de sus caudales o la soberanía ejercida en ellas. El motivo principal de las discusiones se debe a que los desvíos afectan a la población rural existente, pues las políticas de aprovechamiento de recursos y la diplomacia sobre ellas, históricamente, no han tenido en cuenta sus actividades de subsistencia, así como tampoco tienen en cuenta la subsistencia de la flora y fauna autóctonas.

En efecto, la geografía de la sub-cuenca del Mauri y sus afluentes (entre ellos, el Uchusuma), por su ubicación y pos su riqueza natural como abastecimiento de agua para los pueblos, aldeas y ciudades aledañas, explican la generación de muchas conversaciones y controversias diplomáticas en Perú, Bolivia y Chile al tratarse de aguas continentales internacionales, que además se ubica un lugar que fue ocupado por décadas por el gobierno de Chile por décadas, han dado paso a una particular historia de los sucedido con este derecho peruano. Esta sesión fue acordada por los firmantes del Tratado de Lima porque durante la ocupación de Tacna, las aguas y la ribera fueron aprovechadas por empresas chilenas que buscaron expandir tanto su riqueza, como el control del territorio que, en ese momento, les pertenecía.

Una revisión de la Historia de estos ríos permitirá entrever los pormenores de la importancia del conocimiento del problema actual de los ríos:

a) El año 1867 el gobierno peruano autorizó a Fernando Hugues el inicio de la construcción un canal para transportar 3000 pies cúbicos de agua por minuto desde el río Uchusuma hasta la quebrada de Guanacague, rumbo al valle de Tacna. Pese a que nos se logró la totalidad de la obra ni los resultados deseados, el canal proporcionó un aumento del 40% las condiciones agrícolas del valle[17].

b)  En 1876 el ingeniero Kruger elaboró un proyecto para desviar 5000 litros por segundo de aguas del río Mauri (y sus afluentes) con destino al valle de Tacna. Tal proyecto quedó frustrado por la guerra de 1879, con el conocido resultado de la posesión temporal de Tacna por Chile.[18]

c) Con motivos de la campaña de "chilenización", en 1912 y 1913 el canciller chileno Agustín Edwards encargó al señor Herreros Vergara con la misión de perfeccionar el proyecto de Kruger. Aprobadas las obras propuestas, en 1914 el gobierno de Chile envió 3 millones de pesos en bonos para el financiamiento de la obras[19]

d) Con los mismos propósitos, empresas particulares compraron terrenos en Tacna, tales como la "Chácara Chiarella", posesión de la antigua Cia. Industrial y Azucarera de Tacna[20], empresa chilena.

e) Respecto a esta compañía, fue organizada en Santiago en 1919 por 37 socios fundadores que en su mayor parte, eran diplomáticos, ex ministros, representantes nacionales, funcionarios públicos y gente allegada a la administración chilena que no poseían tierras en Tacna. El Gobierno de Chile emitió bonos  para el regadío del valle de Tacna con aguas de los ríos Mauri (3000 litros) y del río Uchusuma (1000) para el regadío de 3000 hectáreas de caña de azúcar, algodón y legumbres.

f) Por tal motivo, el Gobierno boliviano encomendó al señor José Aguirre Achá para que realice una inspección cuando se supo que los chilenos iniciaron los trabajos de captación de 1921. La comisión boliviana fue expulsada por las tropas chilenas, cuyo Gobierno ocupaba la zona en esos años. Se inició de esta manera una fuerte controversia diplomática entre Chile y Bolivia por el desvío del río peruano-boliviano del Mauri, que impidió que se concrete la obra. Las actividades se paralizaron y quedan en la actualidad como testigo de ello, las obras incompletas.[21] La razón fue que el denominado "Plan Tacna" que buscaba aplicar el Gobierno de Chile afectaba a las comunidades bolivianas de Charaña, Avaroa, General Pérez, Camacho y Calacoto. La objeción del Gobierno boliviano fue aceptado, y es conocido como la "Tesis de 1921"[22].  

g) Como sabemos, en el Tratado del 29 Tacna retorna al Perú, y con ello, los derechos que antes tenía Chile sobre los ríos Mauri y Uchusuma se vuelven ahora derechos peruanos.

 
BIBLIOGRAFÍA

BASADRE GROHMAN, Jorge
            Historia de la República del Perú (1822-1933). Lima, Editorial Universitaria,       1968, Tomos IX y XIII.

            La vida y la historia. Antología. Lima, Orbis Venture S.A.C., 2005, 256 pp.

BENAVIDES CORREA, Alfonso.
            Una difícil vecindad. Los irrenunciables derechos del Perú en Arica y la   inadmisible pretensión ecuatoriana de acceder con soberanía al Amazonas.       Lima, UNMSM, 1997, 903 pp.

            Perú y Chile. Del Tratado y Protocolo Complementario de 1929 sobre Tacna y   Arica a la Convención de 1993 sobre pretendido Cumplimiento de Obligaciones.       Lima, S/e, 1993, 174 pp.

NOVAK TALAVERA, Fabián
            Las convenciones entre Perú y Chile para la ejecución del Tratado de 1929.         Lima, PUCP, 2000, 223 pp.

PARODI REVOREDO, Daniel
            Conflicto y reconciliación. El litigio del Perú contra Chile en la Corte de La         Haya (2008-2014). Lima, Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, 2014,             254 pp.

RODRÍGUEZ CUADROS, Manuel
            Delimitación marítima con equidad el caso de Perú y Chile. Lima, PEISA, 200, 416 pp.

ZAPATA VELASCO, Antonio
            "De Ancón a La Haya: Relaciones diplomáticas entre Chile y el Perú". En AA.    VV. Generación de diálogo. Chile-Perú, Perú-Chile. IDEI/Konrad Adenauer     Stittung/IEI, pp. 13-27.

JEMI, Manuel
            "Análisis histórico y actual del desvío del río Mauri",





[1] Alfonso Benavides, Una difícil vecindad, pp. 163-166
[2] Citado por Alfonso Benavides, Una difícil vecindad, pp. 166-167
[3] http://museoferroviariotacna.blogspot.com/
[4] http://museoferroviariotacna.blogspot.com/
[5] Novak, p. 89
[6] Las referencias y contenidos del museo en http://museoferroviariotacna.blogspot.com/
[7] Novak, p. 84
[8] Novak, p. 88-90
[9] http://museoferroviariotacna.blogspot.com/
[10] Referencias:
http://www.larepublica.pe/25-04-2013/advierten-que-espacio-del-ferrocarril-tacna-arica-podria-ser-usado-por-chile
http://www.elmorrocotudo.cl/noticia/economia/congreso-peruano-busca-recuperar-el-ferrocarril-arica-tacna-y-el-sitio-7-del-puerto
[12] En Novak, p. 29
[13] Novak, p. 31 - 32
[14] Antonio Zapata, p. 20
[15] Novak, p. 38-39
[16] Novak, p. 40
[17] Elaborado sobre la base de los escritos de Paredes; Jemí; COMITÉ DE USUARIOS DE AGUASDE LACUENCA DEL RÍO MAURI - DESAGUADERO
[18] Ibídem
[19] Ibídem
[20] Mencionado en el Protocolo de 1934
[21] Paredes
[22] COMITÉ DE USUARIOS DE AGUASDE LACUENCA DEL RÍO MAURI - DESAGUADERO

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