LA MELOMANÍA SUBTE
LUIS PALIZA SANCHEZ
UNMSM
leps_9014@hotmail.com
A inicios de la década de los 80’s nació la banda Leusemia, banda que fue el icono de jóvenes rebeldes, de los llamados “subte” y que mantenían una tendencia anarquista; a esta banda se le consideraba de género “Punk”, aunque ellos rechazaban esta denominación por la de rock and roll[1]. Leusemia realizaba conciertos en locales de jr. Cailloma, jr. Quilca, jr. Camana; en los distritos de San Juan de Lurigancho, Villa el Salvador y Cercado de Lima. Su música llevaba al éxtasis y excitación de los jóvenes que llenaban estos locales, o los llamados “antros”, y actuaban al ritmo del “pogo”[2] como baile y como forma de desquite. Estos conciertos acogían a aquellos jóvenes que renegaban de la música contemporánea y que buscaban un estilo distinto, que se opusiera a todo lo que se producía y vendía; además, algo muy importante, que contenga en su letra el repudio al sistema, que mencionara lisuras contra toda autoridad y las formas de vida. La sed por la diferencia los llevó en un futuro caer en lo moda.
Pero, además de Leusemia, existían otras bandas que, también, representaban la vanguardia juvenil: Narcosis, Eskuela cerrada, Autonomía, Pateando tu kara, G-3 y otros. Estas bandas han permanecido hasta hoy desde los 80’s y otros han terminado por desaparecer, o por separación de integrantes (el caso de Narcosis[3]). Desde la aparición de estas bandas hasta hoy han aparecido distintas bandas con los mismos géneros musicales o con fusiones alternativas.
Actualmente algunas bandas han salido de los cerrados locales caletas y se han enrumbado a otros lugares, por ejemplo Barranco y Miraflores. Es pues,
que existe una división entre la música que surgió en los 80, y a la que asistían jóvenes bohemios que pertenecían a la clase media baja; y las bandas actuales que aspiran al goce del comercialismo, éstos se presentan en locales abiertos donde llueve cientos de jóvenes de toda clase y que, en gran mayoría, estudian. Hoy estos conciertos son realizados en Los Olivos, San Juan de Lurigancho, Villa el Salvador, Cercado de Lima, y al que recurren cientos de aficionados y adeptos a esta forma musical. Por último, existen ciertas discrepancias entre aquellos que mantienen su estilo y forma musical con aquellos que quisieron salir de los “antros” y sobresalir como cantantes comerciales, el caso actual de Leusemia. Es difícil creer, para algunos que han seguido a Leusemia y Narcosis desde sus inicios y verlos terminar como fomentadores de la música comercial.
Ahora bien, ¿qué papel jugó la juventud dentro de este estilo musical o subcultura “subte”? Las personas que asistían a estos espectáculos eran y son, en gran mayoría, jóvenes; y es cierto decir que son jóvenes rebeldes o como algunos se denominan “punk” y “anarkopunk”, en el sentido de que tratan de alejarse y oponerse a la música de moda, es decir. Somos quienes buscamos en cada canción el poder gritar, sentir el dolor de cada golpe y de escuchar alguna lisura como un adorno a las canciones; aunque parezca lo más absurdo para los adultos y otras personas. Por ejemplo, la simple expresión «sáquense la mierda», es darle sentido a cada golpe producido en el pogo, enfrentarnos a quién tengamos adelante y estirando los brazos por todos los lados, sentir el clima húmedo por el sudor de cada individuo, es el placer de gritar cada canción y quedar afónicos. Cada banda lanza lisuras y no afecta, ni en lo más mínimo, a nadie; se corresponde con otra lisura.
Una vez ingresado al concierto, los jóvenes (entre hombres y mujeres) beben cervezas, fuman cigarros y otros de drogan, se encierran en grupos; la mayoría asiste, de acuerdo a su gusto musical, con la vestimenta correspondiente, por ejemplo, los emos usan polos rosados o violetas, tienen pintado los ojos y ocultan un ojo con su pelo, esta forma de vestir es repudiado por los punks y metaleros. Cuando aparecen las primeras bandas en el escenario, la gente se va reuniendo en el centro del local y de manera espontánea aparecen los primeros golpes, al cual asisten hombres y mujeres, en algunos casos se ingresa al “pogo” sólo para golpear a los emos y dejarlos afuera de toda diversión. Las bandas que aparecen tienen una duración mínima de veinte minutos y en cada canción los distintos jóvenes alzan su voz pidiendo las canciones que desean escuchar, se escucha el rugido de los asistentes; mientras tanto, el local se va llenando a cada minuto. Pero también, dentro y fuera del concierto existe un control seguridad, que en ocasiones trata de mantener el orden, en el mayor de los casos éstos se enfrentan a la multitud de jóvenes que desean subir al escenario y cantar al lado de su ídolo; en otras, retiran a los jóvenes que sufren accidentes.
Sin embargo, en el transcurso del concierto, los jóvenes sufren accidentes, he visto casos donde han tenido que llevar, en muchos casos hombres, al hospital por sangrado o fracturas en los brazos y costillas. Los golpes son normales, algunos poguean desde el inicio del concierto hasta el final, casi 10 horas sufriendo golpes en todas partes del cuerpo, pero que es recibido como una forma de relajo. Nosotros mismos exigimos a las bandas que se apresuren por cantar, pero en ocasiones se exagera cuando la canción es más fuerte, es decir, los golpes aumentan de acuerdo al aumento del sonido. Al concluir los conciertos, los jóvenes se retiran cerrando las pistas y en ocasiones provocan disturbios; otros buscan un parque cercano para amanecerse bebiendo cerveza.
Este tipo de música “subte”, que cada vez deja los locales cerrados (como el Nuclear Bar, Yacana Bar, Caos) y se mudan a zonas comerciales (discotecas de Lince o bares de Barranco) , adquieren más seguidores o adeptos, y los que se han mantenido varios años en esta movida se aferran a recordar y escuchar los discos de sus bandas preferidas. Es difícil encontrar personas adultas en los conciertos: primero porque se dan cuenta que ya no hay motivo de seguir pogueando; segundo, porque empiezan a ocuparse de otras cosas y empiezan a dejar de asistir a los conciertos, existen muchas razones por la cual dejan esta subcultura y se dedican a priorizar otras actividades.
Creo que los que encontramos en esta música un soporte para olvidar los problemas, relajarnos de lo cotidiano, de seguir creyendo que de alguna manera hacemos las cosas distintas, por no aceptar que estamos equivocados. Es decir, viéndonos como distintos a lo común de la gente, es por que estamos locos.
[1] Leusemia. A la mierda lo demás: Asesinando el mito. Lima: Disquera E. J. Records, 2002
[2] Se le atribuye al acto de golpearse mutuamente entre los asistentes del concierto, sin llevar el acto a un ataque violento que produzca enfrentamientos.
[3] El vocalista de Narcosis, ahora lo es de Mar de Copas (una banda de rock melódico)