Miguel Antacabana Angulo
CC.SS-UNMSM
Durante
la segunda mitad del siglo XIX el cólera fue considera como una pandemia, dicha
enfermedad afecto a zonas como la India, China, Singapur, Filipinas, Shanghái,
Indochina, Sumatra, Java (actual
Indonesia); desde 1817. Mientras que en la llegada del cólera a Europa ocurrió
en la década del 30 del siglo XIX[1];
en América los primeros casos de la enfermedad saltaron a la luz en las zonas
portuarias de los Estados Unidos, Canadá, Cuba y México[2] (BETRÁN MOYA,
2006) .
Mientras que los países Sudamericanos fuertemente afectados fueron Uruguay,
Argentina y Chile (durante los años de 1860/70-1890).
1.
El
Congreso Sanitario Americano de Lima y el debate sobre el cólera
Ante
la rápida propagación de la enfermedad por los países sudamericanos, los médicos
peruanos hicieron sentir su preocupación por medio de críticas, la falta de
políticas de salud por parte del gobierno, el hacinamiento, la pobreza, etc. en
síntesis los médicos peruanos hicieron hincapié en la inexistencia de recursos,
costumbres y educación sanitaria en Lima y el resto del país (CUETO M. y., 2009) . Sumado a la falta
de “costumbres sanitarias” la ausencia de proyectos de potabilización del agua
fue el gran problema. Al respecto se señala:
Durante
el siglo XIX no existió en Lima un sistema de desagües subterráneos. […] Los
vecinos utilizaban las acequias o al mismo Rímac como vías de desagüe,
arrojaban las excretas al campo libre […] En última instancia, y con
frecuencia, se recurría a la vía pública (LOSSIO, 2002) .
A
pesar que en el Perú del XIX el cólera no llego a convertirse en epidemia se
presentaron casos en Lima y en el interior del país “según un informe de 1886
las muertos por enfermedades “del aparato digestivo” y la tifoidea, que se trasmitían esencialmente a través del agua
contaminada, se ensañaba con niños y sumaban 676” (CUETO M. y.,
2009) .
También es preciso mencionar que durante buena parte del siglo XIX las
viviendas no consideraban, al momento de su edificación, espacios que sirvieran
como evacuadores de las necesidades.
En
medio de esta atmosfera de “suciedad” el ministro de Relaciones Exteriores,
Cesáreo Chacaltana, mando invitaciones a países del sur, norte y centro de
continente para “adopta un sistema uniforme para precaverse de las calamidades
que originan epidemias”. Con el apoyo del gobierno de Cáceres el Congreso
Sanitario Americano de Lima (en adelante CSAL) se llevó acabo entre enero y
marzo de 1888, allí se abordaron la experiencia de la epidemia del cólera en
Chile, Argentina y Uruguay, y de otras enfermedades como el tifus y la fiebre
amarilla. Los debates se desarrollaron bajo los paradigmas de la “Teoría
Miasmática” y la “Teoría del Germen de la Enfermedad”
“Las
ideas miasmáticas consideraban que las enfermedades infecciosas se generaban
por la descomposición de materias orgánicas que envenenaban la atmosfera o se
impregnaban a los objetos. Fuentes de contagio podían ser la basura, los
cadáveres abandonados, el agua estancada y los pantanos […] consideraban que
cambios bruscos en la temperatura o el medio ambiente (como un terremoto)
podían desatar una epidemia.
[…]
la Teoría del Germen de la Enfermedad buscaron diferenciarse radicalmente de la
ideas miasmáticas, postulando que las infecciones eran originadas por seres
microscópicos que no surgían espontáneamente sino que eran transmitidos o
contagiados, de una persona enferma a otra sana (CUETO M. y.,
2009) .
A
pesar que las ideas miasmáticas serán fuertemente cuestionadas en el CSAL y
durante el resto del siglo XIX, su supervivencia argumentativa se apoya en
parte en los terremotos ocurridos en Mendoza (1861), Salta (1871), Arica (1868)
y Coquimbo (1880) (GASCÓN, 2001) . Las fechas de los
terremotos coinciden con el desarrollo de la epidemia de cólera en los países
sudamericanos. Y por otro lado vale mencionar que los seguidores de la Teoría
del Germen de la Enfermedad se apoyaban en los trabajos de Luis Pasteur y en
los descubrimientos del alemán Robert Koch, quien logro identificar a la bacteria
que causaba el cólera, Vibrio Cholorea,
durante su estancia en Calcuta y Alejandría. Es así que al término de dicho
evento la teoría del germen será eje principal al momento del diseño de las
políticas públicas de sanidad en el Perú durante los años de la Reconstrucción
Nacional[3].
La
importancia del CSAL para finales del XIX se debió a que a partir de allí el
Estado peruano reelaborara sus políticas de salud pública. Y colateralmente
esto contribuyo al fortalecimiento y reforma de la enseñanza de la medicina en
el Perú, la Facultad de Medicina de la Universidad San Marcos jugo un papel
importante. Incluso cuatro años antes del CSAL la Facultad de Medicina de San
Marcos planteaba que el reglamento de 1826 debía ser actualizado, tomando en
cuenta que en la “ciencia se han operado grades revoluciones…De aquí la
necesidad de utilizar esos adelantos y de revisar nuestro reglamento de
Sanidad” (LEÓN, 1884) [4].
2.
Cólera,
Estado y políticas publicas
Cuando
hablo del cólera me estoy haciendo referencia a la “infección intestinal
producida por una bacteria denominada Vibrio
cholerae”. Esta infección genera en el enfermo una persistente diarrea y
vómito que le produce una rápida deshidratación y que puede finalizar con la
muerte (CUETO M. , 1997) . La transmisión:
El
mecanismo de trasmisión es por vía fecal/oral… heces-manos-alimentos/bebida-boca.
Al ser eliminado por las heces, el Vibrio cholerae se encuentra en las aguas de
desagüe o cualquier otra forma de contaminación fecal directa o indirecta (CARRILLO,
1991) .
En
el Perú el debate sobre las epidemias se desarrolló durante el contexto de la
etapa final de la Era del Guano y se retomó, con mayor fuerza, después de la
derrota peruana en la Guerra con Chile (1879-1883). Durante esos años la
población peruana había sido víctima de enfermedades como la verruga, tifus y
la fiebre amarilla. La alarma contra el cólera se enciende en el año de 1886,
cuando empiezan a llegar noticias procedentes de Chile en la cual se ponía de
conociendo de la existencia de una epidemia de cólera. La respuesta ante
inminente llegada del cólera al Perú:
Poco
después de iniciada la epidemia en Chile, en parte gracias a presión de los
médicos, las autoridades políticas peruanas clausuraron los puertos para naves
procedentes del Uruguay, Argentina y Chile (una medida que se aplicó a
comienzos del año de 1887, se suspendió por unos meses de ese mismo año, y se
restableció a fines del mismo; llegando a durar cuatro meses entre fines de
1887 y comienzos de 1888) (CUETO M. y., 2009) .
El
Estado acompaño los cierres de puertos con un llamamiento a los cónsules
peruanos en Chile a expedir documentos de autorización sanitaria para la
entrada de navíos chilenos. Las aduanas jugaron un papel similar, serian
celosos vigilantes de las embarcaciones extranjeras. En ese contexto de máxima
alerta se reactivó la Junta Suprema de Sanidad, con la finalidad de coordinar las
medidas a tomar, con los diferentes organismos públicos de Lima y provincias y
así mismo la reelaboración de un reglamento de sanidad. En 1887 la Junta aprobó
el Reglamento de Sanidad, el cual “organizaba la sanidad del país en dos
grandes grupos: la sanidad marítima o de litoral[5] y
la sanidad terrestre.” (CUETO M. y., 2009) .
En
el primer grupo, la sanidad marítima, como se dijo líneas arriba los consulados
peruanos y las aduanas cumplieron una función preventiva y de control para con
las embarcaciones provenientes de Chile y demás países extranjeros. Mientras
que la sanidad terrestre desarrollo el “proceso de medicalización de la
sociedad”, donde médico y Estado debían desarrollar planes en conjunto. Con
ello la Junta ejerció el papel de “policía medica”, Cueto señala que la Junta
debía “perseguir omisiones y transgresiones que puedan constituir faltas o
delitos sanitarios” así también “dictar las medidas higiénicas para prevenir
las epidemias y elaborar proyectos de reformas higiénicas”. La aplicación de
estas medidas lleva Cueto a señalar que esto significo “el desarrollo de la
Salud Publica” donde el Estado ya no solo es garante de la vida pública de los
individuos, a partir de allí transciende al ámbito privado (por medio de la
medicalización de la sociedad).
Bibliografía
BETRÁN MOYA, J. L. (2006). Historia de las epidemias
en España y sus colonias (1348-1919). Madrid: La Esfera de los Libros.
CARRILLO,
C. (1991). Revista Médica Herediana. Recuperado el 20 de noviembre de
2013, de
http://www.upch.edu.pe/famed/revista/index.php/RMH/article/view/1548/1535
CUETO,
M. (1997). El regreso de las epidemias: salud y sociedad en el Perú del
siglo XX. Lima: IEP.
CUETO,
M. y. (2009). Entre la medicina, el comercio y la política: el cólera y el
Congreso Sanitario Americano de Lima, 1888. En M. Cueto, & J. L. (eds.), El
rastro de la salud en el Perú (págs. 111-150). Lima: IEP, Universidad
Peruana Cayetano Heredia.
GASCÓN,
M. y. (junio de 2001). Boletín CF+S. Obtenido de
http://habitat.aq.upm.es/boletin/n16/aefer.html
LEÓN,
A. I. (1884). Reglamento general de sanidad. Crónica Médica, 1(6).
LOSSIO,
J. (2002). Acequías y gallinazos: salud ambiental en Lima del siglo XIX.
Lima: IEP.
[1] Los principales casos se
presentaron en las ciudades de Moscú, Glasgow, Berlín, Varsovia, puertos del
Báltico, Londres, regiones del Norte de Francia la mayoría de ellos aparecieron
durante los años de 1831-1832.
[2] En los Estado Unidos las
principales áreas afectadas fueron: Boston, Nueva Orleans, Filadelfia y Nueva
York. En Canadá, las áreas afectadas fueron las provincias del Quebec y
Montreal en 1832. En Cuba, La Habana fue el área más afectada (1833). Y en
México, las ciudades de Guadalajara, Tampico, Campeche y Yucatán.
[3] En el Perú existía, desde 1826,
un reglamento de sanidad, al reactivase la Junta Suprema de Sanidad en
1886 con la misión de rediseñar dicho
reglamento el cual será aprobado un año después. El nuevo reglamento de sanidad
de 1887 será puesto en vigor al finalizar el CSAL.
[4]Este texto también se encuentra
disponible en la web, Colección Digital de Biblioteca Central: <http://sisbib.unmsm.edu.pe/BVRevistas/cronica_medica/1884_n6/sec_of.htm >. El material físico está
disponible en el Fondo Reservado de la Biblioteca Central de la UNMSM.
[5] Para una mejor administración y
control del tráfico comercial portuario las aduanas se dividieron en tres clases.
La primera, controlaba los puertos de Paita, Pimentel, Etén, Pacasmayo,
Salaverry, Callao, Pisco, Chala, Mollendo, Ilo e Iquitos. En estas dependencias
los barcos que presentaran enfermos de cólera u otras enfermedades eran
tratados. En la segunda y tercera clase se encontraban los puertos de Chimbote
y Cerro Azul.
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