Viviana
Hilario
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
El
artículo se centra temporalmente a mediados del siglo XVII, XVIII e inicios del
XIX en Surinam. Territorio
donde se abolió la esclavitud en 1863 y logró su total independencia recién en 1975. Así mismo, se estudia a los actores de este
territorio e incluye la posición que toma esta región como
colonia de los Países Bajos. Es así, que desde un inicio nos presenta un
análisis historiográfico amplio. Tomando así, no sólo a esta colonia americana,
sino también a tribus del África y a territorios europeos. Exponiendo de manera central
la relación entre los esclavos negros y el ámbito penal. La autora
manifiesta que se dirige a continuar los caminos propuestos por Philip Schwar, quién escribió Twice Condemned: Slaves and the Criminal Law of Virginia 1705-1865; Lazarus-Black, cuya investigación tituló Slaves, Masters, and Magistrates: Law and Politics of Resistance in the British Caribbean; y Diana Paton, quién publicó Punishment, Crime, and the Bodies of Slaves in Eighteenth-Century Jamaica. Es así que ella considera seguir estos estudios en relación a los
esclavos y la justicia que se aplicaba sobre ellos, llámese tribunal penal
o derecho penal.
Por
otro lado, un tema que se desarrolla dentro de la esclavitud, es el castigo. Aquel que
sirvió en primer lugar como control social de los amos sobre sus esclavos. En
segundo lugar como imposición que utilizaron las autoridades coloniales bajo
instituciones penales. Y [por último] como instrumento cultural que pusieron en práctica los esclavos entre si en las plantaciones. Sobre lo anterior cabe resaltar que dichas formas de castigar de los esclavos formaba parte de la cultura de sus lugares de orígenes.
Natalie
Zemon comienza su escrito relatando un hecho ocurrido en Surinam, gracias a un
diario holandés-escocés. Él cual aborda las consecuencias que tuvieron que enfrentar los cimarrones. Es así, que nos muestra
fragmentos de como se había llevado a cabo el sistema punitivo sobre los hombres negros. La
mutilación, la horca y el potro fueron tipos de castigos utilizados para castigar a los esclavos que infringían las normas establecidas
por aquellos que eran sus amos y jueces. Esa última afirmación que hemos señalado, se repite en varios párrafos del artículo. Y
es interesante conocer como los que ejercieron cierta autoridad, como lo dueños de
esclavos, tuvieron a la vez una función de jueces. Ya que, ellos eran quienes
establecían que tipo de castigo merecía su esclavo por infringir sus leyes o
el de la sociedad.
El
tema del castigo se encuentra en toda la narrativa del escrito, así como su
implicancia con los diferentes actores y las diferencias que se presentaron. En
primera instancia mencionaremos a los videntes / adivinadores, los cuales se
encargaron de descubrir a los responsables de un crimen, para lo cual
recurrieron a escoger entre tres pruebas diferentes, la primera consistía en
beber o consumir un alimento, los cuales
a veces los llevaba a la muerte por envenenamiento, en la segunda el acusado
debía introducir su mano en aceite o
agua hirviendo, y en la tercera prueba se introducía una aguja en la lengua del
acusado. El adivinador debía elegir que prueba imponía. A veces, estos movidos
por intereses particulares podían ser severos o dóciles con los supuestos
delincuentes. Entonces, comprendemos que estos personajes actuaban con cierto
grado de discrecionalidad, ya que según su criterio personal podían decidir si
finalmente el presunto criminal era declarado inocente o no. Y su acción estaba
sometida a los posibles favores o privilegios que podía ofrecerle el acusado.
Es así, que la autora nos menciona que bajo estos acuerdos internos de los
cuales estos personajes eran responsable se mostraba negociaciones que se
hacían sobre las pruebas.
Otro
elemento que se presenta son los factores de desigualdad al momento de aplicar
el castigo, y claramente se mostraba cuando estaba dirigido a una mujer y a un hombre. Además,
nos comenta sobre la condición del castigado. Es decir, castigar a alguien
dependía del estatus y de la sexualidad. Así, al igual que en otros espacios
geográficos, la importancia de la condición de la mujer y del varón importaba
mucho para emitir una sentencia. Y es así, que las colonias africanas no
estaban fuera del panorama visto en otras colonias americanas.
Por
otro lado, el castigo más utilizado fue la esclavitud. La autora señala que algunos
crímenes entre leves y fuertes llegaron a impugnar esta clase de pena. Pero
no sólo se accedía a esa condición por órdenes de los tribunales de justicia,
también existieron habitantes de los reinos de África que vendieron a los suyos
a holandeses, portugueses y otros. Además, se menciona que se mandaba a
esclavizar a aquellos que no podían pagar sus multas.
Así
mismo, para el siglo XV, XVI y en adelante se empezó a utilizar otro tipo de
castigo: ser encerrado en improvisadas prisiones. A veces, en estos lugares fueron recluidos aquellos que habían tenido rencillas con el rey de una tribu, es decir,
las cuestiones políticas podían ocasionar el encarcelamiento de una persona. También,
entraron en acción las denominadas cárceles portátiles, barcos que
sirvieron para trasladar esclavos a Europa y América. En estos recintos
a veces los capitanes de las embarcaciones hacían que sus marineros diesen un
buen trato a los esclavos recluidos, para evitar futuras
sublevaciones o motines. Además, personas que mostraban un buen comportamiento
en las embarcaciones se les brindó una diferente condición, convirtiéndolas en
cirujanos; a veces estas se habían dedicado con anterioridad a ser curanderas o
adivinadores. Es así que convertidos en cirujanos en los barcos, se encargaban
sobre el tema de las enfermedades que podía pulular en el navío. Es decir, que
el buen comportamiento y los oficios podían acarrear a tener un mejor trato,
diferenciándose de los esclavos.
En
las plantaciones también se dio paso a la relación entre el castigo y los
esclavos. Estos lugares fueron fundados por
colonos holandeses en Surinam. Éstos se dedicaron en su mayoría al
cultivo del café, azúcar, algodón y otros. Además, estos centros de explotación esclavista
sirvieron como justicia criminal, donde se desarrollaron diferentes modalidades de aplicación y relaciones que provocó el castigo. La crueldad de los castigos en este lugar fuer muy conocida. Otro tipo de castigo fue el azote, el cual se abolió en 1828. Estas plantaciones eran conocidas como desastrosas al implantar
castigos muy duros. En una de las imágenes que se tiene de esta región, fue de una mujer que había recibido azotes y había sido forzada a cargar consigo una cadena durante
meses, y sólo por no haber cumplido con su parte del trabajo.
En
estos centros también surgieron nuevos actores, el bassia, capataz negro, a veces también eran criollos[1]. Los
cuales tenían dicha labor puesto que se habían
ganado la confianza de sus superiores. Estos hombres ejercieron varias
presiones hacía los otros esclavos que también tuvieron rangos, hacía otros
hombres y mujeres que se dedicaron a realizar algún oficio, etc. Por otro lado,
a estos criollos se les permitirá acompañar a las autoridades de las
plantaciones en las persecuciones de esclavos fugitivos, esto demuestra la
confianza que podían ganar por parte de los dueños de las plantaciones.
Y,
no sólo los esclavos negros pudieron mejoran su condición accediendo a cargos, también,
las esclavas negras al relacionarse en la intimidad con sus dueños. Es así, que
dichas acciones provocaron la obtención
de beneficios y mejor trato para estas esclavas y las familias de estas. Sobre
lo anterior, nos cuestionamos si lo ocurrido en el Perú sucedió en Surinam.
Decimos eso, ya que la historiadora Patricia Oliart nos menciona de aquel vínculo afectivo
entre el esclavo y amo[2]
que existió en nuestro país. El cual nos lleva a reflexionar que aquella
incursión social de las mujeres esclavas en los lugares domésticos será mayor
como producto de esas relaciones. De igual forma, Maribel Arrelucea[3] incide
también en el estudio sobre este tipo de situaciones, las cuales ocasionaron
que la mujer esclava las buscara establecer para obtener diversos privilegios
de sus amos. Es así, que nos menciona
que el sexo fue utilizado como estrategia para mejorar su condición. Algunas de
estas mujeres terminarían teniendo hijos, encontrando así alguna de ellas la
esperada libertad. Es así que consideramos que uno de los caminos que nos abre
este artículo de Zemon Davis, es el de estudiar hasta qué punto pudo
beneficiarse las esclavas de Surinam al tener relaciones íntimas con sus amos.
Un
tercer grupo de personas que también gozaron de ciertas preferencias entre el grupo
esclavo, fueron los que se dedicaron a la curandería o la religiosidad. Estos
ayudaron a encargarse sobre la salud o descubrir curas para los males que
podían aquejar a una plantación en la que vivía. A estos se les denominaría
líderes esclavos. Se tiene un registro de los que más destacaron, los cuales a
su vez gozaron de una gran fama entre las distintas plantaciones.
Otro
tema a tratar, fue la temida relación del envenenamiento con la brujería, algo
peligros que causaba mucho temor en la población. Así como hubo curanderos que
con su habilidad pudieron ayudar a los demás, también existieron algunos que se
dedicaron a las malas prácticas. Es así que tanto en Surinam o espacios de África
se aplicaron castigos contra estos dos crímenes. A veces a los que se les
hallaron culpables sufrieron pena de muerte, o a veces se les descuartizo su
cuerpo para luego quemarlos.
La
institución que se encargaba de
administrar justicia en este lugar fue el Tribunal de Policía y Justicia Penal,
quienes atendieron en mayor medida casos sobre envenenamiento, esclavos que escapaban,
esclavos que mataban a otros esclavos. Esto será trabajado por la autora, quién
nos ofrecerá los porcentajes de cada delito. La muerte en la horca será uno de
los mayores castigos aplicados. Además, se Índica en el texto que probablemente
se seguía las leyes holandés –romana. Es decir, comprendemos que aquellas leyes
aplicadas para Surinam eran puestas y aprendidas.
El
artículo se centra en la justicia criminal en Surinam, recogiendo tres ejes. El
primero, dirigido a los castigos de los amos en las plantaciones, el régimen
público colonial y el mundo de la justicia esclava. Sobre este último, la
autora realiza una primera reflexión, y el sobre el cual deseamos dar una
observación. El hecho de que se nos haya presentado casos de los tipos de
castigos que correspondieron a la cultura de los esclavos negros, los cuales
tenían origen de su lugar de procedencia. Así mismo, la autora llega a una
segunda reflexión, considera que hay una influencia de la justicia colonial
para aquellos hombres que provenían de otros espacios geográficos. Y
coincidimos con ella, ya que no sólo lo basta con encontrarnos en Surinam, sino
también aquí en América. En el virreinato del Perú muchos de los castigos que
se aplicaron fueron influencia de aquellos que se emitían en Europa. Así como,
los castigos afligidos por la Inquisición.
Finalmente,
nos gustaría reflexionar sobre tres puntos que consideramos importantes, el
primero es sobre la influencia a la hora de castigar y como llevarlos a cabo.
Es decir, estos controles sociales que se establecieron sobre las poblaciones fueron aprendidos de
una sociedad a otra; o se debieron a la naturaleza del hombre y su manera de
castigar crímenes los que provocaron que existiesen sociedades paralelas con una similar forma de castigar. El segundo,
se trata de la simbiosis de las formas de castigar de dos culturas totalmente
diferentes, tal como vimos en el texto. En la historiografía sobre la
esclavitud no sólo debemos estudiar y analizar
aquellos castigos que recibieron los esclavos por parte de otras
sociedades, sino también los que ellos continuaron ejecutaron en su condición
de esclavos. Y por último, en la historiografía peruana Carlos Aguirre[4] afirma
que ellos en nuestro territorio fueron agentes de su propia libertad. Lo
anterior, como consecuencia de los diferentes procesos que atravesaron estos
personajes, y las incursiones que lograron en la sociedad en el tiempo.
Entonces, otro camino que se nos invita a investigar sería si las distintas
participaciones que tuvieron los esclavos varones y mujeres en Surinam hicieron
posible que influyeran en cierta medida el logro de su libertad.
* UNDURRAGA, Verónica y GAUNE, Rafael (Eds.) Formas de control y disciplinamiento. Chile,
América y Europa, siglos XVI-XIX. Santiago: Uqbar Editores, Instituto
Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú, vol 292, Fondo del
Libro, 2014, pp. 59-120. En el presento libro también se encuentran trabajos de historiadores como Carlo Ginzburg, Alejandra Araya, Macarena Cordero, Tomas A. Mantecón, entre otros.
[1] Se les consideraba así, a los que nacían en Surinam.
[2] Patricia OLIART.
“Poniendo o cada quien en su lugar: estereotipos raciales y sexuales en la Lima
del siglo XIX”. En: Mundos Interiores.
Lima 1850-1950, Lima: Centro de Investigación de la Universidad del
Pacifico, p. 282.
[3] Maribel
ARRELUCEA. “Poder masculino, esclavitud femenina y violencia. Lima 1760-1820”.
En Mujeres, familia y sociedad en la
historia de América Latina, siglos XVIII - XXI”. Lima: Instituto Riva
Agüero, 2006, p. 155.
[4] Carlos AGUIRRE.
Agentes de su propia libertad. Los
esclavos de Lima y la desintegración de la esclavitud. 1821-1854. Lima:
DESA, 1995.
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