Por,
Raúl Alfredo Cervantes
Universidad
de Guanajuato
Ramón Aguirre,
regente de la ciudad de México; Miguel de la Madrid y los secretarios de la
Defensa, Juan Arévalo Gardoqui, y de Programación, Carlos Salinas, observan los
daños causados por el sismo en 1985. Foto Jesús Villaseca.
Introducción
En
1991, el Partido Acción Nacional (PAN) gobernó por primera vez el estado de
Guanajuato bajo la administración del hasta entonces alcalde de León: Carlos
Medina Plascencia. Hasta aquel momento, el presidente de la República Mexicana
era Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) del Partido Revolucionario
Institucional (PRI). El hecho de que uno de los principales partidos opositores
tuviera el control de un estado, no significaba que una fuera una muestra del
ejercicio de la democracia, sino más bien lo contrario, ya que fue un rasgo del
poder concentrado que tenían -tienen- los círculos políticos para decidir sin
consultarlo con la población.
Porque
veremos en la presente ponencia, que la política neoliberal que Salinas
denominaba “liberalismo social” y que aparentemente se proponía favorecer al
pueblo no fue más que una tapadera para la corrupción. Por ejemplo, la firma
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Canadá y Estados
Unidos que nos traería la anunciada salvación económica dentro de un bloque con
dos potencias mundiales no fue más que asegurar nuestra dependencia para
nuestros vecinos norteños, así como las privatizaciones de empresas estatales vendidas
(regaladas) a sus amigos y compadres empresarios o el proyecto democratizador
que Salinas abanderó “concertacesionando” diputaciones, senadurías,
presidencias municipales o gubernaturas estatales a partidos opositores con
miras a la aceptación de su gobierno, ante las voces de fraude al momento de
ganar la presidencia frente a su principal rival: Cuauhtémoc Cárdenas. Es en
este último campo donde me enfocaré, porque las elecciones del estado de
Guanajuato de 1991 no se pueden aislar del mandato salinista bajo un contexto
nacional e internacional que a continuación explicaré.
Justificación
Las
elecciones del estado de Guanajuato marcan un hito para el avance de la
democracia en México, sobre todo, porque el partido hegemónico permitiera que
ocurrieran estos pequeños cambios, que al paso de los años, traería el fin del
dominio priísta.[1]
Nuestro estado es uno de los más conservadores del país y con una población e
instituciones ligadas a la Iglesia católica y otras iglesias cristianas, este
pensamiento está más acorde con el PAN de corriente cristiana y de derecha, quien
fuera el partido opositor que más crecía y que podía hacerle frente al PRI en
los diferentes niveles de gobierno.
En
1989, Baja California fue el primer estado del país en ser gobernado por un
partido diferente al PRI, y de igual manera, el gobierno reconoció ese triunfo.
Sin embargo, no hubo mucho escándalo por ese cambio, y que sin embargo abrió la
posibilidad de que otros estados hicieran lo mismo.[2] Guanajuato presentaba las
condiciones para que un gobierno opositor ganase (por las razones susodichas),
pero serían las voces de fraude por parte de Vicente Fox Quesada que harían que
nuestro estado fuera elegido para un cambio diferente al oficial. De igual
manera, el PAN estatal tenía un número importante de empresarios que querían
entrar a la repartición del pastel, así como una sociedad afín al pensamiento
panista. Negar un fraude, habría generado un malestar social que a Salinas no
le convenía, razón para aceptar que el PAN gobernara, aunque haya sido con las
condiciones que impuso él.
Otra
razón es que en Campeche, Colima, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora se
celebraron elecciones para gobernador y en los cinco resultó triunfador el
candidato del PRI. En todos, los candidatos opositores hablaron de fraude, pero
es el caso de Guanajuato que más preocupó a Los Pinos[3] por las continuas marchas
y voces que hablaban de una maraña.
Era
el movimiento social el que le preocupaba a Salinas y no quería una imagen
externa de ese tipo. Además, si no se controlaba ese malestar ¿qué podía hacer
Salinas?, ¿callar la voz con represión? Se supone que su plan modernizador
permitiría al mexicano mayores libertades, y como tal no quería mancharse sus
manos de sangre inocente. No era lo más adecuado para un presidente educado e
intelectual que abogaba por su pueblo, sino que tuvo que otorgar la plaza. No
es más que una “demostración del Presidente de que ahí donde la victoria no
hubiese sido clara, él podía tomar acciones” y el PAN fue cómplice de eso, de
la corrupción del sistema priísta.
En
lo que respecta sobre el estado de Guanajuato su sociedad, su cultura, su
ideología, sus tradiciones, su religión, entre otras, son ampliamente uniformes
en todo el estado, aunque con notables regiones con desigualdad económica. Sin
embargo, debo de destacar que son las principales ciudades que deciden el rumbo
de Guanajuato, con León a la cabeza y la capital como base de las operaciones
políticas, completándose con los municipios de Irapuato, Celaya y Salamanca: 46
municipios que son regidos por unos cuantos, pero que estas decisiones afectan
a toda la región.[4]
El
estado es reconocido como "Cuna de la Independencia" al contar
durante la Colonia con una población criolla y mestiza resentida por no ser
tomada en cuenta por los españoles para poder ocupar puestos importantes. Además,
fue lugar de nacimiento de conservadores y liberales sobresalientes a nivel
nacional durante el siglo XIX como Lucas Alamán y Manuel Doblado, así como uno
de los pocos estados que apoyó al gobierno de Benito Juárez durante la Guerra
de Reforma y la Intervención Francesa. La capital es símbolo presuntuoso del
porfiriato debido a las obras que inauguró para beneficio de la población y la
élite local. Plaza de batallas importantes durante la Revolución que definieron
el triunfo de Álvaro Obregón y la derrota militar de Pancho Villa. A partir de
ahí, el estado de Guanajuato fue perdiendo peso político durante la mayor parte
del siglo XX hasta que en 1991 volvería a la escena nacional de la mano del
futuro presidente del país.
Concepto del
neoliberalismo
Antes
habría de definir qué entendemos por neoliberalismo, siendo ampliamente
utilizado pero que contiene una gama de significados dependiendo de la forma en
que se utilice.[5]
El liberalismo de los siglos XVIII y XIX propone que el Estado intervenga menos
en los asuntos civiles, religiosos, sociales, económicos, políticos, etc., y
así haya libertad de decisión en estos campos por parte de los particulares.
Recordando que los gobiernos liberales de México –después de tres siglos de
dominación hispana y los primeros gobiernos inexpertos de la nación– tenían un
pensamiento en la que el hombre debía ser libre y que la nación se encaminara
al progreso, para que así los actores privados intervengan libremente en la economía
y así poder estimularla, aunque se centró más en la separación de la Iglesia
respecto del Estado. La economía no mejoró durante los gobiernos liberales del
siglo XIX sino hasta el gobierno de Porfirio que llevó a la economía mexicana a
su máxima expresión gracias a la inversión de empresarios extranjeros y
nacionales que recibieron el apoyo de Díaz, directamente o por la vía
legislativa, en su proyecto de modernizar a la nación. Todo esto, sin
justificar el daño humano que cometió contra la población.
El
neoliberalismo, de manera general, propone que el Estado intervenga menos en la
economía para que las empresas puedan ser más productivas y hagan su aportación
a la economía nacional, en un proceso de adelgazamiento del gobierno. No me refiero
a la desaparición del mismo, sino que éste lo maneje la misma iniciativa
privada para sus satisfacciones económicas, al estilo "laissez faire,
laissez passer"[6], un Estado gendarme. De
igual manera, el pueblo sigue estando en la miseria.
Para
tener una idea de los gobiernos que antecedieron a Salinas, vemos todavía que
José López Portillo interviene en la economía e incluso se dispone a defender
al peso "como un perro", Miguel de la Madrid Hurtado llevó al país a
una crisis, nacionalizando diversos campos empresariales como respuesta para
convertir a México de una economía abierta a una cerrada. Carlos Salinas de
Gortari, privatizó las empresas estatales[7], y así los capitales
nacionales que escaparon regresaran al país. Estás políticas financieras iban
de la mano con la política social y la que “Salinas llamó “liberalismo social”
a su política y afirmó que se apoyaba en la tradición mexicana del siglo XIX,
que supuestamente estuvo muy inclinada a favorecer a las masas” (Ayala Anguiano 1995, 164).
Los
artículos 3, 26, 27, 28, 123 y 130[8] son la base de la Constitución
Mexicana porque contienen las reivindicaciones revolucionarias primordiales de
la lucha, fueron reformados durante el gobierno salinista para limitar el papel
del Estado en la economía, en una jugada para crear un partido político con más
apego al liberalismo político, un proyecto que al final no se pudo lograr. De
igual manera, aunque existieron estos cambios la población no veía un
crecimiento económico dentro de su propio bolsillo.[9]
El
fin de las políticas neoliberales de Carlos Salinas de Gortari en el aspecto
democrático es poco clara, porque ahora democracia va tomado de la mano de
economía, “en general, para los ideólogos neoliberales democracia es ser libre
en el mercado. Por ejemplo: ¿por qué en Cuba no hay democracia? Porque la gente
no puede ir a la tienda a comprar chicles Adams
o navajas Gillette. Eso es la no
democracia en Cuba” (Híjar Serrano 2001, 49). En este aspecto, en
las elecciones de 1991 no es importante la voz del pueblo, sino que la crítica
situación no afecte a la imagen del proyecto neoliberal y democrático que
Salinas estaba demostrando al mundo y a las economías capitalistas.
México
no era una nación aislada por lo menos desde hace un siglo, cuando se dio a
conocer durante el gobierno de Porfirio Díaz como un país estable para las
inversiones extranjeras. Aunque la Revolución los alejó, poco a poco los
gobierno pos-revolucionarios generaron su confianza, así como durante Segunda
Guerra Mundial permitió que México proveyera de materias primas a los aliados.
En la segunda mitad del siglo XX, el boom
petrolero permitió que el país mejorara su situación económica, pero el
desarrollo social era deficiente. La pobreza ha estado en aumento[10] y los ingresos familiares
avanzan a paso lento, mientras que el gobierno anuncia a cada momento tratados
y acuerdos comerciales (hasta el 2015 con 46 países) que no se niegan sus
beneficios, pero entre la población la situación poco se nota.
Contexto del gobierno
de Carlos Salinas
“Servir
unos a otros, he ahí el objeto de nuestra unión… estamos dispuestos, y así lo
juramos por lo más sagrado, a ayudarnos en la lucha tremenda de la vida y a no
escatimar un solo átomo de fuerza para levantar a aquel a quien el destino le
sea adverso o se vea en un momento dado urgido de ayuda…muchos de nosotros, y
tenemos fe en ello, llegaremos a ocupar prominentes lugares en nuestra vida
social o política; ellos quedarán obligados para ayudar a quienes lo
necesiten.” (Ayala Anguiano 1995, 19)
Pacto
de la amistad, firmado por Miguel Alemán Valdés, Gabriel Ramos Millán, Óscar
Soto Maynes, Raúl López Sánchez, Nicolás Graham Gurría y Antonio Ortiz Mena.
La
pasada cita es prueba de los grupos de jóvenes estudiantes que compartían ideas
y familia en la burocracia del país. Ellos se sentían los herederos de dirigir
desde los más altos puestos de gobierno. En el caso de Salinas, veremos que
muchos de sus hombres más cercanos y polémicos se conocieron en la Universidad
Nacional Autónoma de México en un grupo llamado “Los toficos” integrado por
Carlos y Raúl Salinas, Manuel Camacho, Emilio Lozoya, Alberto Anaya, Hugo
Andrés Araujo y Francisco Ruiz Massieu.
Ya
como profesionales[11] el grupo se trasformaría
en el Grupo Compacto, y al que se añadirían otros personajes, y como parte del
PRI y de la estructura política será la futura Generación del Cambio. Entre
ellos pues, se originaría ese sentimiento de unidad. Notamos que el servicio no
es a la nación, sino entre ellos mismos y así aprovechar esas posiciones
privilegiadas que dan más dinero que cualquier veta madre importante.
Carlos
Salinas de Gortari ganó las elecciones presidenciales de 1988, supuestamente[12], de manera fraudulenta
contra el candidato de izquierda Cuauhtémoc Cárdenas. Por lo tanto, Salinas
necesitaba legitimarse ante el pueblo[13] y fue en la democracia y
la economía donde dio buenos frutos. “La relación de deuda externa pública pasó
de un máximo de 95% del PIB (que incluía la banca nacionalizada) en 1987 a un
promedio de 29% en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari” (Cárdenas Sánchez 2010, 215).
Este
tipo de políticas financieras, lograron que la economía se estabilizara y que,
de esta manera, la comunidad financiera internacional se fijara en que México
estaba preparado para las inversiones. Claro está, que a pesar de esto, los
ciudadanos seguían en las mismas condiciones míseras en un país que se dice
estar listo para entrar al mundo de las naciones avanzadas.
El
gobierno salinista creó el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) para
sacar de la miseria a millones de mexicanos o por lo menos, aparentar quererlos
sacar. No se puede negar que PRONASOL no haya tenido ningún beneficio para la
población, sí lo tuvo, pero fue la red de corrupción que se formó detrás de
ella, amparándose en un beneficio social. Este programa no hizo mucho porque no
realizó ningún cambio profundo.
Durante
el sexenio se gastaron 52,000 millones de nuevos pesos[14] para Solidaridad, dinero
del cual una amplia parte se perdía antes de llegar a su destino. Eso sí, este
programa cumplía una función social: mantener a la gente tranquila otorgándole
regalos, en vez de que ese dinero se destinará a apoyar a la economía local y
en la generación de empleos.
Otros
ejemplos de las políticas financieras de Salinas son “reformas económicas
profundas como la reprivatización generalizada, la institucionalización de la
apertura comercial a partir del TLCAN y la reforma ejidal, que modificaron el
panorama económico a futuro” (Cárdenas Sánchez 2010, 240).
Será la negociación de este tratado, que estará de fondo en las elecciones de Guanajuato.
Las elecciones
estatales de Guanajuato en 1991
En
18 de agosto de 1991 se realizaron las elecciones para gobernador, 46
ayuntamientos y 36 diputados al Congreso del Estado, así como en otros estados
y a nivel federal para escoger diputados. El PRI abanderó a Ramón Aguirre
Velázquez, quien fuera jefe del Departamento del Distrito Federal y
precandidato a la presidencia del país en 1988. El PAN presentó a su candidato
Vicente Fox Quesada, quien fue diputado federal por el estado. Porfirio Muñoz
Ledo fue candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), del cual fue
cofundador.
Antes
de las elecciones, la prensa realizaba análisis sobre las elecciones, pero
muchos de ellos no eran sobre la política o la democracia, sino que importaba
que el futuro gobernador le apostara a la economía del estado y sobre todo en
el Tratado que se estaba realizando con los dos vecinos del norte. El Heraldo
de León dice al respecto: “La economía de México, que registra su más acelerado
crecimiento en una década, podría frenar su avance si las elecciones de mitad
de mandato del domingo resulten contaminadas por fraude, dijeron analistas
económicos.” (El Heraldo de León 1991, Portada). El TLCAN debía de asegurarse, por lo tanto el
mismo periódico expresa:
“Los
analistas económicos dijeron que el factor de riesgo político en el país podría
aumentar vertiginosamente si las acusaciones de fraude lanzadas por la
oposición son percibidas como auténticas. Ello desanimaría, agregaron, a los
inversionistas extranjeros que han acudido masivamente a México como resultado
de las reformas económicas implantadas por Salinas y del propuesto tratado de
libre comercio con los Estados Unidos y Canadá. Incluso el perder una
gubernatura aquí o allá ante la oposición podría ser sano, dijo Heath,
subrayando que el grupo opositor que con
más probabilidades avanzara es el conservador y pro-empresarial PAN” (El Heraldo de León 1991, Portada)
El
lunes 19, la Comisión Estatal Electoral presentaba un informe en el que Ramón
Aguirre iba ganando con un amplio margen las elecciones. Vicente Fox expresó
que eso había sido un fraude en el cual tenía pruebas, y Porfirio Muñoz Ledo,
reconociendo su derrota y en contra de sus partidarios apoya al candidato
panista pronunciándose a su favor. El 20 de agosto iniciaron un conjunto de
marchas[15] dirigidas por Vicente Fox
y querían que se reconociera que hubo un fraude.
“Poco
después de las cuatro de la tarde, en la residencia oficial de Los Pinos en la
Ciudad de México, había concluido una reunión del Presidente Carlos Salinas de
Gortari con el dirigente del PRI, Luis Donaldo Colosio y otros integrantes de
su equipo cercano. Ahí, todo estaba consumado.” (El Heraldo de León 1991, 11).
Esto ocurrió el viernes 30 de agosto, para que “una hora después de que el
Congreso del Estado lo declaró gobernador electo de Guanajuato, Ramón Aguirre
Velázquez anunció esta noche que no tomará posesión de su cargo.” (El Heraldo de León 1991, Portada).
Así transcurrió este día, sin duda se requirió mucho valor para acatar esta
orden presidencial, pero que le dolió más a los priístas estatales porque
sintieron que Salinas no debió permitir el cambio de poder, ya que ellos
perderían muchos privilegios.
Carlos
Medina Plascencia, alcalde de León, es elegido para ocupar el interinato ya que
una de las condiciones era que Fox no ocupara la gubernatura. “Medina se hizo
cargo del gobierno estatal sin contar con un proyecto claro ni con un equipo
humano de la envergadura de esta nueva responsabilidad.” (Rionda Ramírez
1996) .
Medina Plascencia presentó el proyecto “Guanajuato Nuevo Horizonte” que
proponía que Guanajuato capital creciera a las orillas de la Presa La Purísima,
pero fue rechazada. Él puso la primera piedra de la futura General Motors en
Silao, Vicente la inauguró, pero la instalación de esta empresa fue promovida
por los anteriores gobiernos priístas. Plascencia intentó legitimarse por la
vía de la infraestructura y la inversión, pero sus proyectos no tenían bases,
aunque tampoco tuvo tiempo para destacarse como gobernador.
Se
habla de una concertacesión[16] hacia el PAN y creó que
así fue, pero no todo fue para que este partido apoyara a Salinas, sino que
también el TLCAN estaba en juego, y con ello las miradas extranjeras observaban
cómo se daba un proceso democrático en un gobierno que vociferaba que el país
se abría paso a la modernidad. En 1990 iniciaron las negociaciones con Estados
Unidos, en 1991 Canadá se integra a las pláticas, México lo firma en 1992 para
que lo rectifique el Congreso en 1993 y al siguiente año entre en vigor.
Es
el 6 de julio de 1991 cuando iniciaron la segunda y última plática de negociación
en Oaxtepec, Morelos fue otro de los motivos por las que la prensa extranjera
se interesó en las elecciones de Guanajuato. Como ya lo he mencionado anteriormente,
hay muchas razones para explicar la entrega del Estado de Guanajuato al PAN,
pero sin duda la presión económica era su primera preocupación, sin olvidar la
imagen política y democrática del gobierno federal.
Conclusión
Las
elecciones de 1991 transcurrieron de manera normal en nuestro estado, de hecho
todo marcaba que Ramón Aguirre iba a ser el ganador, y que a pesar de las
movilizaciones de Fox y Muñoz Ledo, el PRI seguiría gobernando. Al darse a
conocer la renuncia, Aguirre dijo: “Esta decisión la he tomado ante mi propia
conciencia, plenamente convencido de que esa es la parte que me corresponde
para preservar la paz y la concordia en Guanajuato […] Refrendo mi lealtad
inquebrantable al Presidente de la República.” (El Heraldo de León 1991, Portada).
El mismo candidato evidencia que fue una decisión desde Los Pinos y la cual
obedecerá lo que le marque.
Armando
Anguiano Ayala otorga “el título de democratizador notable” (Ayala Anguiano 1995, 178)
a Carlos Salinas por permitir que el PAN y el PRD fueran protagonistas políticos
en las elecciones. Esto afectó mucho a la estructura priísta, pero benefició en
cambio a los dos partidos opositores para que en el 2000 Vicente Fox Quesada
fuera elegido presidente de la república. Un político que se supo destacar y
mover, así como recibir el apoyo de la gente y de los empresarios en su lucha
por la presidencia. Las elecciones de 1995, trajeron el primer triunfo (con
poco más del 25% de margen sobre el candidato priísta) al PAN en el estado, y
con ello la revancha de Vicente Fox para hacerse de la gubernatura.
Es
difícil decir que el gobierno de Plascencia sea catalogado como opositor al
salinismo, sino que la misma jugada permitió que el PAN quedara endeudada con
Salinas, es decir, logró ganarse un aliado con un gobernador elegido
precipitadamente, sin proyecto y sin experiencia para ejercer un cargo de esa
magnitud frente a un presidente que se legitimaba por medio de obras y
asistencia social entre la población. Al final de su mandato, el levantamiento
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en unos de los estados más
pobres: Chiapas, la entrada en vigor del TLCAN que llevaría a la pérdida de
empleos y a una competencia desigual entre empresas nacionales y norteamericanas,
así como la crisis económica que llevó a
millones de mexicanos a perder parte de su patrimonio harían de Carlos Salinas
de Gortari la personas más odiada por los mexicanos.
Retomando
el cumplido que Armando Anguiano hace con Salinas, creo que fue más cuestión de
estrategia que por querer que nuestro país se democratice. Porque sabemos que
no importa quién gobierne, ya que cada uno querrá un pedazo de carne de la
enorme riqueza mexicana. Salinas prefirió apostarle a la economía
internacional, al TLCAN y a las privatizaciones, todo esto sinónimo de
neoliberalismo, pero que escondía corrupción e impunidad en todos los niveles
gubernamentales.
Porque
el neoliberalismo mexicano es sólo una máscara que cubre una economía despiadada
de la cual sólo amigos, compadres y conocidos del presidente podrán
beneficiarse del modelo, y lograr hacer dinero a espaldas del mismo pueblo. Veinticuatro
años después, las condiciones son parecidas en el país: Guanajuato sigue bajo
la administración panista y un presidente priísta ocupa la silla presidencial; el
PAN aún gobierna como si fuera su primera vez y, el PRI sigue cometiendo
crímenes contra la población y prometiendo reformas económicas que aseguran "nos
van a sacar adelante". Aún seguimos esperando.
[1] Aunque 12 años después de que el PRI perdió la presidencia la recuperó
porque la misma ciudadanía así lo expresó en las pasadas elecciones, con fraude
o sin fraude, Peña Nieto ganó.
[2] Hasta el 2015 todavía 9 estados no han podido lograr la alternativa
política, siendo éstos: Campeche, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México,
Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.
[3] Sede residencial del presidente de México que en ocasiones se utiliza
como sinónimo del Palacio de Gobierno, es decir, lugar donde también se toman
decisiones aunque ambos se encuentren en diferentes zonas de la ciudad.
[4] Aunque de manera diferente, porque no es lo mismo los cambios que
tendrá la ciudad capital, por sede del gobierno, a los cambios imperceptibles
que el municipio de Atarjea tendrá; sólo por dar un ejemplo.
[5] Caso
similar ocurre con el marxismo, el socialismo y el comunismo que muchas veces
se utiliza indistintamente, pero cada uno tiene su propio concepto y no se
abordan de manera separada, aunque sí relacionadas
[6] Dejar hacer, dejar pasar
[7]Teléfonos de México, etc.
[8] Referentes a la educación libre, laica y gratuita, al papel
del Estado en la economía, a la propiedad de las tierras y aguas como parte de
la nación, sobre la prohibición de los monopolios, los derechos laborales y el
papel del ejército en tiempo de paz, respectivamente.
[9] Este mismo autor señala que existe más descontento social bajo los
gobiernos liberales o neoliberales del México independiente que bajo el
gobierno colonial –cerrado y con una economía monopolizada–, dadas las pocas
revueltas durante el virreinato comparadas desde que nuestra país es una
república.
[10] 53.3 millones de mexicanos vivían bajo la pobreza hasta el año 2012
según CONEVAL. http://www.coneval.gob.mx/Medicion/PublishingImages/Pobreza%202012/CUADRO%201_POBREZA_2012_CON_COMBUSTIBLE.jpg
[11] Y dentro de la burocracia.
[12] Digo supuestamente, no porque otorgue el beneficio de la duda, sino
porque no hay pruebas que lo comprueben, aunque sabemos que todo México afirma
que fue un fraude en su máxima expresión.
[13] Aunque le importaba más la aceptación que los demás países pudieran
otorgarle.
[14] Lo equivalente a 17,000 millones de dólares
[15] Que se
extenderían hasta el 30 de agosto, momento en que Ramón Aguirre renunciar a
tomar posesión como gobernador.
[16] Término que expresa que
el gobierno federal otorga una plaza estatal (o de cualquier nivel y tipo) a
algún partido opositor con tal de que éste reconozca al entonces gobierno de
Salinas.
Fuentes y bibliografía
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México: Contenido, 1995.
Cárdenas Sánchez, Enrique. «La reestructuración económica
de 1982 a 1994.» En Del nacionalismo al neolieralismo, 1940-1994, de
Elisa Servín, 182-241. México: CIDE/CFE, 2010.
CONEVAL. 2012.
http://www.coneval.gob.mx/Medicion/PublishingImages/Pobreza%202012/CUADRO%201_POBREZA_2012_CON_COMBUSTIBLE.jpg
(último acceso: 2015).
Delgado, Álvaro. «En Guanajuato, "concertacesión"
oscura y vergonzosa.» En Salinas en proceso, 711. México:
Grijalbo/proceso, 2012.
El Heraldo de León.17 de Agosto de 1991.
El Heraldo de León.20 de Agosto de 1991.
El Heraldo de León.30 de Agosto de 1991.
El Heraldo de León.18 de Agosto de 1991.
Híjar Serrano, Alberto. Introducción al neoliberalismo.
Segunda edición. México: Itaca, 2001.
Reséndiz García, Ramón. «Del nacimiento y muerte del mito
político llamado Revolución Mexicana: tensiones y transformaciones del
régimen político, 1991-1994.» En Estudios Sociológicos XXIII.
Rionda Ramírez, Luis Miguel. «Guanajuato: el aprendizaje de
la democracia y la difícil vivencia de un gobierno dividido.» Frontera
Norte 8, nº 16 (Julio-Diciembre 1996).
Rousseau, Isabelle. «Las nuevas élites y su proyecto
modernizador.» En Del nacionalismo al neoliberalismo, 1940-1994, de Elisa
Servín, 242-294. México: CIDE/CFE, 2010.
Santillán Buelna, José Ramón. «Tendencias ideológicas de
los articulistas en la campaña electoral de Guanajuato de 1991.» Razón y
palabra, nº 75 (Febrero-Abril 2011).
Villalobos, Juan Pablo. Si viviéramos en un lugar
normal. México: Anagrama, 2012.
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