Alejandro Ramírez
Estudiante de 3º año de la E.A.P. de Historia, UNMSM
Estudiante de 3º año de la E.A.P. de Historia, UNMSM
Durante la década de
los 90’s se aplicó el modelo neoliberal y se asentó el capitalismo en América
Latina, cumpliendo con las indicaciones del llamado Consenso de Washington
(Moreno Brid, Pérez Caldentey, & Ruiz Nápoles, 2004) gestándose además con
el régimen fujimorista la llamada antipolítica en la población (Lynch, 2000).
Este modelo neoliberal trajo consigo el tan mentado “crecimiento económico” el
cual significó la concentración o acumulación de capital en menos manos así
como el crecimiento y desarrollo de una nueva “clase media” que se acopló a la
clase media tradicional entendida como trabajadores profesionales en su mayoría
(Matos Mar, 1984: 56-57). Además, este “crecimiento económico” se tradujo para
el país y para America Latina en la agudización de la pobreza y en despojar a
una gran parte de la población de derechos vitales como educación, salud o vivienda (Korol &
Tandeter, 1999: 114-115).
Durante toda la
primera década del siglo XXI este crecimiento económico se mantuvo estable,
esta estabilidad favoreció a la gran burguesía extranjera y nacional para
invertir en el país, en especial por la mano de obra barata, así como un marco
legal creado y diseñado acorde a las necesidades de esta clase empresarial. Es así
que el comercio se expandió, el capital financiero se acrecentó y las
industrias empezaron a salir de la crisis en las que se vieron inmersas luego
de la hiperinflación del gobierno de García.
El Estado como
instrumento de dominación de esta próspera y sólida clase burguesa (Lenin, 1966, p.13) preparó el campo legal[1]
para consolidar así el sistema capitalista junto con el modelo neoliberal en el
Perú. Ante esto, la población se vio inmersa en una desorganización política y
social, donde los diferentes partidos de izquierda se encontraban debilitados y
en muchos casos burocratizados lo cual contribuyó tácitamente con este avance
del neoliberalismo demostrando poca capacidad de dirección y representación del
movimiento social, estableciéndose así movimientos espontáneos y coyunturales.
La tan mentada vuelta
a la democracia no apacigua ni detiene los conflictos sociales, ya que estos
durante la primera década del 2000 se mantuvieron presentes en muchas regiones
del país debido a la necesidad de acumulación de capital, lo que conllevó a una
mayor exigencia de productividad e incremento de ganancias por parte del
empresariado hacia los trabajadores con regímenes de trabajo más voraces y
salarios paupérrimos. La explotación y por ende los conflictos se intensifican,
las leyes privatistas, el poco interés por parte del Estado sobre derechos
básicos como educación, salud y vivienda sumado al costo cada vez más alto de
vida, pone en evidencia la necesidad de
cambios y reformas por ejemplo en el plano legal (reemplazo de la constitución
actual por una nueva).
Ante este escenario
surge la necesidad de apaciguar el movimiento social y mantener el orden
económico-social que se había establecido (que no ponga en riesgo las
inversiones de los capitalistas y el crecimiento económico de estos). Surgen
frases o planteamientos por parte de nuestros gobernantes (representantes de
los intereses de las clases dominantes del país) dirigidos hacia esa gran masa
poblacional que se ve afectada en mayor o menor medida por este modelo económico.
Desde Toledo con su “libre mercado con rostro social”, hasta Humala con la
“inclusión social” y el “progreso para todos” se ha tratado por parte del
Estado de apaciguar y calmar a la población, reforzando aún más esa falsa
conciencia en los trabajadores.
Sabiendo bien que las
ansias y necesidades de la clase empresarial por abarcar nuevos mercados como
la educación o la salud pondrían en evidencia cada vez más los conflictos
ambientales, sociales, políticos, etc., crean “slogans” o frases como la
“inclusión social”. Esta se daría para las clases medias, en forma de
asistencialismo y en medida que el “crecimiento económico” mantenga una
constante.
Se sabe que en el
sistema capitalista todo auge económico no es constante y que las crisis como
las vividas en Europa pueden romper esa burbuja o espejismo creado en un tiempo
determinado, gestándose así nuevamente conflictos como desempleo, dificultad de
acceso a la educación, pocas posibilidades de acceder a un seguro de salud o
deudas inmobiliarias de grandes magnitudes.
Sabiendo entonces que
el crecimiento económico no será constante y que una crisis como la que sigue
golpeando Europa en algún momento se aproximará a nuestro país, que la “inclusión
social” o “el progreso para todos” son “slogans” que esconden más explotación y
desigualdad económica, y sabiendo que esto es solo auge económico para algunos;
queda en las grandes masas seguir siendo el motor de la historia, organizarse y
fortalecer los espacios de representación (centrales de trabajadores,
Federaciones, sindicatos o colectivos) para hacerle frente a esta ola de
privatización evidentemente dañina para la población.
El “Perú avanza” es
cierto, avanza alineado en este sistema Capitalista. Avanza para las grandes
potencias extranjeras, para el gran empresariado nacional y para un sector de
la clase media. Resulta por lo tanto iluso pensar que el “crecimiento
económico” se da a favor de toda la población, esto en una sociedad de clases y
con un Estado de tipo burgués es imposible.
Democratizar la
economía y así transformar nuestra estructura social, solo será logrado con
unidad, con solidaridad y conciencia de la población como colectivo dejando de
lado el individualismo que tanto nos perjudica. Forjar la unidad popular es por
lo tanto necesidad y tarea de todos, y entender así la idea del progreso no
como cambios EN algo establecido; por
el contrario, entender el progreso como un cambio DE lo ya está establecido.
Referencias:
Korol, Juan &
Tandeter, Enrique. (1999). Historia
Económica de América Latina: Problemas y Procesos. Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica
Lenin, V. (1971). El Estado y la revolución. Pekín:
Ediciones en lenguas extranjeras.
Lynch, Nicolás.
(2000). Política y anntipolítica en el
Perú. Lima: DESCO
Matos, José. (1984). Desborde Popular y crisis del Estado: El
nuevo rostro del Perú en la década de 1980. Lima: IEP
Moreno, J., Pérez,
E., & Ruiz, P. (2004) “El Consenso de Washington: Aciertos, Yerros y
Omisiones”. En: Revista Perfiles
Latinoamericano, (25), pp. 149-168.
[1] TRIBUNAL CONSTITUCIONAL (1993). La
Constitución Política del Perú de 1993. Revisado el 12/09/2013. Disponible
en: http://www.tc.gob.pe/constitucion.pdf
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