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“Las Semanas de Historia” del Centro de Estudiantes de Historia de
la UNSMSM, 2008-2010
Por Luis R.
Mi intención no es aportar de manera significativa al conocimiento histórico con este ensayo, más solo tratare de abordar algunos puntos cruciales en torno a la organización estudiantil de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos desde la vista académica y temática. Al fin, quien ha cursado años en esa casa de estudios y sobretodo los que participaron en la llamada actividad política de la Facultad de Ciencias Sociales sabrán que las organizaciones “gremiales” año a año pasan por un momento decisivo de su organización y es la ejecución de sus aniversarios o “semanas”. En el caso del Centro de Estudiantes de Historia, las “Semanas de Historia” son eventos anuales que tiene variopintos resultados y contenidos diversos dependiendo del motor humano quien mueva su ejecución, pero mi intención no es describir los modos de su realización ni detallar en datos algunos años dados, mi intención es brindar las siguientes hipótesis.
1. Que las “Semanas de Historia” han devenido en un ejecución política disfrazada de lo académico, donde el objetivo no es difundir conocimiento histórico, debatir problemas y demás, el objetivo es crear organización en torno al Centro de Estudiantes de Historia, en torno para ser más exactos de su Junta Directiva, en torno a la línea seguida por ella y a la lógica de trabajo que es merecimiento de un espacio o confluencia de espacios. El éxito o el fracaso de la “Semana de Historia” no es académico es puramente político.
2. Para sustentar lo anterior se demuestra que las tematicas en el cual han girado Las Semanas de Historia en los últimos tres años no han sido guiadas bajo una lógica acumulativo de conocimiento, por el contrario se renueva y renuva tematicas y perspectivas sin ningún aporte secuencial.
Cogeré una idea de Robin George Collingwood que mencionaba sobre David Hume mas o menos lo siguiente[1] que el conocimiento histórico es acumulativo y es una experiencia colectiva de varias generaciones, no existe aquella proposición de que el historiador tenga que conocer todo desde el inicio sino que se basa en otras obras que a lo largo del tiempo dan vida a un conocimiento general. Esta idea en tanto filósofica que describe mas o menos una esencia básica del historiador y es que la historia se hace en colectivo demuestra que durante las temáticas de la Semana de Historia por el contrario han sido ilógicas y dispares conforme a una tendencia general.
Francisco Quiroz[2] mencionaba a las “Semanas de Historia” hasta ese año (1999) como un componente claro y directo de la formación de historiadores, donde participaban tanto alumnos como profesores, y aunque no he revisado las tematicas de este evento en esos años puedo decir que el profesor contextualizaba los años noventa de donde salieron prolíficos autores como Estenssoro, Arana, Adanaque, Víctor Peralta, etc, además de estar en el contexto de una tediosa intervención universitaria por lo que la influencia de actores politizados en este tipo de eventos era mínima lo que no quiere decir que sea más académica.
Es a partir de la reconstrucción de los gremios de San Marcos con la caida de la dictadura fujimorista en los primeros años del siglo XXI que esta idea de “Semana y Aniversario” se hace cada vez más propia de los sectores políticos que conformar las diversas dirigencias de los gremios.
Para el año 2008 la Junta Directiva del CEHIS estaba conformada por los siguientes integrantes: Rosa Huayre (Secretaria General), Susana Cruz (Secretaria de Prensa), Victor Aguirre (Secretario Académico), Mariam Aranda (Secretaria de Cultura) y Daric Peña (Secretario de Economia), la Semana de Historia de ese año tuvo como temática lo siguiente: “Visión histórica de las Bonanzas económicas y crisis sociales en el Perú” se contaba con mesas sobre los historiadores y la Reforma Curricular, el marsxismo, sobre Las Reformas Borbónicas, sobre el Fascismo y mesas finales sobre la investigación histórica y los métodos de la Historia, participaron ponentes de la casa de estudios como Waldemar Espinoza, Teresa Vergara, Tirso Molinari, Francisco Quiroz, etc, se llevó a cabo del 01 al 05 de diciembre de ese año, y la inconsistencia de temas (que no necesariamente sean malos) lleva a la idea de que los eventos y las diversas conferencias solo son ejecutadas por el hecho de dar una imagen de organización, en Las Semanas de Historia no hubieron ningún tipo de debate premeditado, más alla de lo que pudieran realizar los expositores, no hubo tampoco una lógica secuencial de temas y en ninguna de las tres últimas ediciones hay una recapitulación “sobre lo aprendido”, no existe las memorias y no hay una publicación sobre la importancia de la “Semana de Historia”. Pregunto: “La semana de Historia” es importante, “¿porque?”, porque crea organización, en tal caso, organización permanente o efímera para un periodo de una semana y luego desaparece, la mayoría de los planes ejecutados por las diversas juntas directivas giran en torno a papeles políticos de sus representantes y en La Semana de Historia. “La Semana de Historia” es importante porque es la plasmación del trabajo conseguido por la Junta Directiva para legitimizar su representatividad y su cargo, acaso va más alla, aporta al conocimiento histórico, a la organización planificada, va más alla de eso, que es legitimar puestos. Entonces, realmente sirve “La Semana de Historia” tal y como se concibe ahora.
Veamos un fragmento del Balance de la Junta Directiva del año 2008: “Sin embargo es necesario mencionar las falencias que se han tenido y que aún se arrastra en la organización con el fin de que las siguiente juntas pueden considerarlas. La falta de comunicación, la poca seriedad con las actividades programadas, las descoordinaciones, el trabajo individual en algunos momentos de la junta, la poca convocatoria en las asambleas, etc (…)”[3], estos rasgos expuestos e la organización demuestra que junto a la euforia de “La Semana de Historia” se arrastra estos problemas de organización, queda a los lectores verificar si estos problemas aún siguen latentes o han sido superados. El mismo documento hace referencia en cuanto a la “Semana de Historia” de ese año que fue la actividad académica y cultural más importante del último periodo de gestión. En realidad el documento expeditado por el CEHIS y presentado en Asamblea, nunca hace referencia en torno a ejes más allá de lo orgánico y político, no hace ningún balance sobre la investigación presentada en la Semana de Historia, sobre las ponencias estudiantiles, sobre propuestas de concebir Actas o Memorias de aquel evento, o falencias, o discutir debates, nada de ello, más la Semana de Historia se ve exitosa solo porque algunas bases juntaron dinero o convocaron ponentes. Acaso este tipo de criterios puede servir para hacer mención que “La Semana de Historia” es un evento académico. Acaso el hecho fatico de que haya conferencias hace que un evento sea académico, acaso no hay las conferencias políticas o aquellas que fungen de académicas pero son netamente políticas, para captar y sumar adherentes (en caso de organizaciones) o para legitimar y dar imagen de organización (en caso de los gremios), es también gracioso y curioso notar que las temáticas de la Semana de Historia surgen por un debate político y cuantitativo de “contar bases” o “respetar intereses académicos de bases que siempre serán diferentes” para elegir un eje, no surgen de grandes discusiones científicas o de investigaciones, no de consensos o no de poner respuestas a necesidades del momento, sino de propuestas de espacios que se encuentran en los cargos representativos del gremio para legitimarse y permanecer en ello, siempre se discute el modo y la forma pero nunca el contenido ni el fondo, y es de notar que los sectores que discuten estas temáticas son los más polítizados porque estas discusiones se ejecutan en Asambleas Generales de Historia (según Estatuto la máxima instancia de decisión), y en las Asambleas los sectores medios polítizados o los llamados “academicistas” nunca van.
El caso más representativo corresponde a la Junta Directiva del año 2009 conformada por Jorge Sarmiento (Secretario General), Roger Cueva (Secretario de Prensa), Mariam Aranda (Secretaria Académica), Luis Rodríguez (Secretario de Cultura) y Diego Luyo (Secretario de Economía), una junta directiva más política donde predominaba el Grupo MASA que demostró sus falencias propuestarias y de ejecución al llevar una Semana de Historia más improvisada que la anterior, que demostró a su vez la falta de contactos de estos sectores para sumar personalidades del círculo académico sumando por su defecto a algunos representantes políticos incluso de su misma agrupación (por ejemplo Miguel CortaVitarte), entre otros los representantes de la CPP, Raimundi Prado, Ricardo Portocarrero, Augusto Loustanau, es decir la parte de intelectuales más comprometidos con las luchas sociales, es decir una Junta Directiva más política concibe un evento mucho más político. Por otro lado hubo más mesas estudiantiles, en el año 2008 expuso el estudiante Antonio Chang, y en ese año expuso tanto Homero Quiroz como Alex Narvaez, Christian Carrasco, Michael Mendieta y Jhoel Pozo. La temática era: “La Historia, paradigmas, tendencias historiográficas y la agenda actual en el Perú” se presentaron conferencias en torno a la Reforma Agraría, la Caida del muro de Berlín y un balance de la historiografía peruana, a su vez conversatorios entre filósofos e historiadores y una conferencia sobre Subalternidad, la síntesis del evento podrá resumirse en desorganizado y sin una línea común y general. Parte de este problema, es las incidencias cada vez mayores de los sectores de bases menores en las decisiones de temáticas, las bases menores con intereses diferentes querrán ser aclaradas sobre “investigación, teoría, métodos”, los mismos temas de siempre que son presentados como si el año pasado nunca hubo uno, es decir y contradiciendo a Collingwood se empieza de cero olvidando lo que se hizo atrás, parte de este problema es que las Juntas Directivas no tienen como costumbre guardar, crear memoria o publicar Actas sobre sus eventos, así se podría ver que temas o problemas no han sido ocupados, pero la omisión de estos hace que “La Semana de Historia” vea lo mismo.
La Junta Directiva del año 2010 conformada por Juan Tito (Secretario General), Franco Lobo (Secretario Académico), Madeleine Torres (Secretaria de Prensa), Isabel Lainez (Secretaria de Cultura) e Irving Peralta (Secretario de Economía) realizaron una “Semana de Historia” más académica, menos politizada que las anteriores, pero no por ello mejor, el tema era: “Repensando la historia: Nuevas miradas sobre los procesos históricos y la disciplina histórica en el Perú.”, aunque en realidad esas nuevas miradas eran viejas tesis de profesores de nuestra casa de estudios, viejas tesis que habían sido dichas hace muchos años y solo una que otra se salvaba, por otro lado las Nuevas Formas de Hacer Historia que se mencionan se refiere a un proceso de fragmentaciòn de la Historia que tuvo lugar hace 20 años, como el Género, el Arte, lo Urbano, lo Social… es decir a parte de un planteamiento a una línea general también falta una definición de lo actual y lo antiguo en la historiografía. Las mesas estuvieron más conectadas en temáticas y los ponentes estuvieron mejores que en la edición anterior, aunque se siguió manteniendo las viejas taras de referirse a que el éxito de la Semana de Historia depende de su organización, ejecución y desarrollo más no de su aporte a nivel historiográfico como realmente debería ser.
Por lo tanto a esas distracciones premeditadas de las Juntas Directivas, a esas falencias, a esa necesidad de sacar las “Semanas de Historia” como medio de medir organización y crear legitimidad para permanecer en el cargo y legitimar a su vez al grupo o grupos detrás de las Juntas Directivas, se suma la irresponsabilidad de los ejes, lo dispar en torno a temáticas y la monotonía de seguir viendo temas ya discutidos (y mucho), la poca seriedad, la falta de propuesta para cambiar la imagen y por verla solo como un espacio efímero que ni merecimiento de publicar Actas tiene, para ver hasta donde se ha avanzado o contribuido en este evento. Así este evento se quita por si solo la categoría de académico para pasar a ser político. En realidad parecería resumirse en que no importa que se discuta, que se diga o se que proponga en “La Semana de Historia”, con tal que se ejecute, se haga y se replete de estudiantes está bien hecho y bien organizado.
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