Silvia
Pablo Caqui
Estudiante
de 4º año de la Escuela de Historia (UNMSM)
Miembro
del Grupo de Investigaciones Sociales Annalicemos Hist8ria
I.
INTRODUCCIÓN
“La triste condición de los muertos y la búsqueda de la inmortalidad
personal son temas esenciales. Diríase que todo ya está en este libro babilónico.
Sus páginas inspiran el horror de lo que es muy antiguo y nos obligan a sentir
el incalculable peso del Tiempo”.[1]
Jorge Luis Borges
El Poema de Gilgamesh como
lo menciona Federico Lara[2] constituye
tal vez el más típico ejemplo donde se muestra la mentalidad sumerio acadio,
influenciada por su propia civilización, además evidencia un contraste con la
primitiva existencia de las personas que poblaron Mesopotamia. Los temas que se
desarrollan en el poema épico son múltiples, podemos encontrar los problemas
del tiempo, poder, amistad, amor, muerte, gloria, miedo, valentía, conciencia, inconsciencia,
civilización, urbanismo, barbarie, entre otros. Constituye en sí, la primera manifestación
literaria del mundo y con ello un importante monumento mesopotámico escrito.
Aquí, nos ocuparemos de
algunos temas específicos, tratados en el poema de Gilgamesh[3],
concerniente a la muerte, los límites humanos, la inmortalidad, la finitud, el
hombre, estos problemas en su mayoría conllevan a una buena parte de los temas
tratados en el poema, que serán sólo tratadas a manera de alcance, no
desarrolladas a profundidad. Para este efecto la pregunta que nos hemos
planteado es ¿De qué manera se identifica el miedo a la muerte y la búsqueda de
la inmortalidad en el poema de Gilgamesh?, es una pregunta que ha sido tratada
ya en varias ocasiones por intelectuales estudiosos de la cultura sumeria, aunque
la satisfacción no está del todo completada, ya que nunca se termina de decir
todo acerca de un tema, este trabajo pretende ser parte de ese campo. La
pregunta apunta entonces al tema de la muerte, qué percepción se tenía de ella
en la Mesopotamia, y cómo se ve reflejada en el poema, ya que estudiarla
significa estudiar su contexto necesariamente, de esa forma inicia nuestro
informe interpretativo.
II.
EL
POEMA DE GILGAMESH Y SU CONTEXTO
Antes de iniciar a
desarrollar el tema de este informe, es necesario ubicar al poema de Gilgamesh
en su tiempo, recordemos que constituye un poema de autor anónimo, lo que de
ella se posee son registros arqueológicos, donde no se indica un autor
específico, sin embargo si hay coherencia en los temas tratados allí, por ello,
no podemos hablar de su autor, con un nombre específico pero sí podemos ubicar
al autor en su contexto, necesario siempre para un mejor estudio, no se puede
prescindir de la realidad de la época.
Escrito en el idioma
sumerio, una lengua de tipo aglutinante, que pronto se conservó solo como
lengua escrita, ya que dejó de hablarse como lengua viva a finales del III
milenio a.C.”[4]
Gilgamesh es un poema acadio, cuya primera versión data de la época
paleobabilónica, en el primer tercio del segundo milenio a. C., tras
reelaboraciones y revisiones que continuaron hasta que la epopeya fuese registrada
en esta etapa. Luego de concretarse la invención de la primera escritura y el
primer sistema de cuentas, en la segunda mitad del cuarto milenio. Si se busca
mayor especificidad, fue hallada en la segunda mitad del siglo XIX, entre las
ruinas de la célebre biblioteca de Asurbanipal I, en Nínive, capital del último
gran imperio mesopotámico, Asiria, durante el último milenio antes de Cristo,
cuando Mesopotamia se encontraba bajo el poder de las dinastías amorreas,
conocidos por el “código de Hammurabi”.
Pasemos a ver la relación
del autor del poema con su contexto, Y la forma en que se relaciona con nuestra
pregunta principal. En primer lugar, se trata de una historia mítica, Mario
Liverani[5],
nos dice que estas historias que poseen una intención “fundadora”, como casi la
mayoría, están sujetas a un proceso de reinterpretación y nueva redacción a
medida que cambian los problemas y las situaciones. Así, por ejemplo la
cuestión de la inmortalidad del rey (que es el eje del mito de Gilgamesh) se
plantea cuando aparece la costumbre de divinizar al rey (cuya supuesta
inmortalidad se somete a la prueba de los hechos, y por tanto requiere una
explicación). Aunque nos hace hincapié que esta práctica sólo empieza con la
dinastía de Akkad. Silva Castillo[6],
nos dice al respecto que por los fines del cuarto milenio, aparece un fenómeno político
de enormes consecuencias: ya que se inicia una época heroica. Heroica y conflictiva, las ciudades han crecido y su
expansión trae consigo, como consecuencia lógica, el choque de unas con otras.
Los choques, a su vez dan oportunidad a los más audaces de hacerse del poder,
primero temporalmente, mientras dura la crisis, después permanentemente, cuando
la crisis deja de ser un accidente y se vuelve el modo normal de las relaciones interestatales. Y el caudillo, que se ha
hecho vitalicio, tiende a trasmitir su poder a un miembro de su familia: surgen
así las dinastías, la de Kish y la de Uruk entre ellas, que pugnan entre sí por
el dominio. Allí se observa más claramente, lo que Liverani, quiso decirnos
respecto al contexto en que surge el poema de Gilgamesh. Es decir, debe tenerse
en cuenta que “Gilgamesh es la encarnación de un prototipo social; no
representa la experiencia de un individuo sino la proyección de la imagen que
se hace de sí misma la sociedad Mesopotámica”[7]
Como nos diría Bartra, cuando
se refiere al hecho de que la temática de Gilgamesh, responde a su tiempo:
La época en que
la epopeya de Gilgamesh terminó de integrarse remonta aproximadamente al siglo
XXV antes de nuestra era, pero debe tenerse en cuenta que los textos describían
a la sazón un tema ya mítico, con un acento y un espíritu que eran los de su
tiempo. Los héroes conducen la acción del poema; los simples humanos, con
excepción de la hieródula, o prostituta sagrada del templo, representan un
papel secundario[8].
De allí que
Bosch-Gimpera en la introducción a la versión de Bartra nos diga que el poema
es “[…] fruto sin duda de una larga elaboración hasta encontrar su redacción
definitiva, […] el poema de Gilgamesh, el más antiguo poema dedicado a un
héroe, trasluce las tradiciones históricas más antiguas de los sumerios.”[9]
Así, San Martin y
Serrano[10],
en su libro La Epopeya de Gilgamesh, clasifica
a la misma, dentro de los textos literarios de caracter histórico, que posee
tres géneros: a) la profecía, b) los poemas épicos y c) los relatos
pseudoautobiográficos, Gilgamesh está en el segundo grupo y él nos dice que aunque
los poemas sumerios sobre las hazañas
de los reyes Enmerkar, Lugalbanda y Gilgameš se
mueven en planos predominantemente fabulosos; es porque cuando se compusieron,
no quedaba de los personajes más memoria que su meros nombres, los de algunos
enemigos y los de los escenarios de sus andanzas. A pesar de ello, es
indispensable parta estudiar el Antiguo Oriente (Mesopotamia).[11]
III.
EL
POEMA DE GILGAMESH
Antes de entrar al tema
principal, empecemos dando un panorama general sobre el poema de Gilgamesh,
para ello se hará un breve resumen del mismo, para identificar próximamente tres
momentos claves sobre la muerte e inmortalidad en el poema.
El poema épico tiene
como protagonista a Gilgamesh, que fue el quinto monarca histórico, que rigiera
(entre 2750 y 2600 a. C.) la patria de Uruk[12],
perteneciente a los sumerios, a orillas del Eufrates, durante la primera
dinastía sumeria, en la Mesopotamia comarca austral, cerca de la presente
confluencia de los ríos Tigris y Eufrates. Hijo del monarca Lugalbanda y de la
diosa Ninsun. Gilgamesh es un típico monarca de la edad heroica de Sumer, es un
sacerdote de Kullab, un barrio de Uruk, que se opone a Agga, esto último extraído
de leyendas que tratan sobre el personaje[13]. Silva
Castillo nos dice que todo apuntaba a que el contexto de Gilgamesh, se trataba
de una refinada sociedad urbana, donde el pueblo predominante era el de los
sumerios, de allí que la civilización mesopotámica debe calificarse de sumeria
en estas épocas remotas[14],
cuyo sistema de escritura es el más antiguo, denominada cuneiforme. También hay que rescatar la importancia de los sumerios
por la profunda influencia de su religión, en
Mesopotamia, además que en Gilgamesh están presentes en todo momento sus
dioses, como nos señala la cita siguiente:
Muchos de los
dioses mesopotámicos […] son deidades sumerias. El nombre de Anu, padre de los
dioses, patrón de Uruk, significa ‘cielo’ en sumerio y su templo, Eanna, ‘casa
del cielo’; el de Enlil, caudillo de los dioses, venerado en el E-KUR, ‘TEMPLO
DE LA MONTAÑA’, de la prestigiosa ciudad de Nippur, significa ‘señor del aire’;
el de Ea, dios civilizador, sabio, bondadoso, morador del Apsu, abismo de las
aguas dulces subterráneas, puede ser un nombre semítico, pero sus atributos no
son sino los del sumerio Enki, ‘señor de la tierra’, e Ishtar, la venus
mesopotámica, no es otra sino la voluptuosa y conflictiva Inanna, diosa sumeria
del amor.[15]
Respecto al contenido de la epopeya, este se centra
en la persona de Gilgamesh[16],
presentado como un héroe prodigioso de la ciudad de Uruk, como un superhombre. Así
debido a que Gilgamesh se mostraba tirano, los dioses reaccionaron a las
invocaciones de sus súbditos oprimidos, que imploraban liberarse de sus abusos,
y envían al salvaje Enkidu[17]
(mitad-animal y mitad-humano), que retaría a duelo a Gilgamesh. Despues que
Enkidu, se uniera carnalmente con la Hieródula[18]
(Shamhat)[19],
es distanciado de la naturaleza y
convertido en un ser civilizado[20],
es llevado entonces para la lid hacia Gilgamesh. Tras este suceso, ambos
personajes jura amistad entre sí, y poco tiempo después, emprenden viajes de
aventuras, así vencen monstruos, tienen grandes proezas como el dar muerte al guardián
de los Cedros, el gigante Humbaba, estos logros pronto serán difundidas por
diversas comarcas. Luego de que los héroes retornan a Uruk, la diosa protectora
de la ciudad, Innana (Ishtar) manifiesta su pasión por el rey Gilgamesh. Así
resiste el amor de la diosa, que sabe fatal a cuantos le prestan oídos. Como él
la rechaza, envía ella en escarmiento al Toro Celeste, para destruir la ciudad
con una hambruna de siete años. Luego de que Gilgamesh y Enkidu logran matar al
Toro del cielo, los dioses castigan a Enkidu con la muerte. Gilgamesh no quiere
resignarse a ello, busca por una vía, penosa en extremo, y a través de varias
estaciones en la ultratumba, al sabio Utnapishtim, quien halla en el confín del
mundo, para aprender de él secreto de la inmortalidad.
Utnapishtim refiere a Gilgamesh
la historia del gran diluvio[21]
del cual son él y su mujer sobrevivientes. Como Gilgamesh no logra superar una
prueba de resguardo del arcano, Utnapishtim le revela que en el fondo del mar
se halla una planta y efectivamente la encuentra, pero la pierde más tarde al
quedarse dormido, por una serpiente. Entonces Gilgamesh retorna a Uruk sin
haber cumplido su anhelado empeño, y debiendo esperar a morir como los demás
hombres.
Esto ha sido un
pequeño recuento de los hechos que nos relata el poema de Gilgamesh, no podemos
entrar a desarrollar los planteamientos si no se conoce el giro que se trata.
Con esta primera aproximación podemos ver que Gilgamesh sufrió una verdadera
obsesión por la muerte[22],
donde hallamos el tema de la búsqueda de la trascendencia humana, de allí que
el poema pueda ser considerado como un “drama existencial” como lo plantea
Silva Castillo. Para entender cómo Gilgamesh se reaciona con la muerte y la
inmortalidad, se ha agrupado su recorrido en tres momentos: Primer momento: La búsqueda de la Inmortalidad a través de la
gloria. Segundo momento: Un cambio trascendental en la vida de Gilgamesh: la
muerte de Enkidu, la conciencia de estar muerto y la búsqueda de la
Inmortalidad de los dioses. Tercer momento: Aceptación de la mortalidad, el
retorno a las murallas de Uruk, y el alcance un nombre Inmortal.
IV. Primer momento: La búsqueda de la Inmortalidad a través de la gloria.
Como el tema que nos
incumbe para este trabajo es el de la inmortalidad y todo lo relacionado con la
muerte, nos remitiremos a partes del fragmento que nos acerquen a descifrar
esta parte. Ya se ha contado que tras el encuentro de Gilgamesh y Enkidu, por
un lado el primero representando a todos los “privilegios” de la civilización y
el segundo identificado con la estepa, construyen una gran amistad[23], tras
ello construyen planes de aventura en común, así nos trasladamos a los versos, de
la columna IV, perteneciente a la Tablilla III, que serán pronunciados por
Gilgamesh, cuando Enkidu está rodeado de terror para pelear con Humbaba, que en la mitología era un monstruo designado
por Enlil para proteger la floresta de los cedros[24],
que ambos querían ir a cortar y consolidar sus proezas. Allí identificamos este
primer momento de búsqueda de la gloria, y Gilgamesh habla así:
[…] El Gran
Gilgamesh
Esto recordó al
dirigir a Enkidu estas palabras:
«Sólo los dioses
por siempre perviven
Junto a Shamash,
amigo mío; pues incluso los nuestros
más largos días
numerados están. ¿Por qué inquietarse
60. por ser
polvo en el viento? ¡Salta en pos
De este gran riesgo! ¡No temas! Aún si hubiera
de fallar
En el combate y
caer, los linajes venideros,
Todos, dirían
que mía fue la proeza»[25]
Se observa claramente,
que el protagonista del poema, en un primer momento no se muestra temeroso ante
la muerte, pues:
[…] la preocupación por la muerte
comienza a aparecer en el poema en boca de Gilgamesh, pero aún en un tono
desafiante, y más preocupado por la cuestión del honor y del valor que en
términos de angustia, pues si bien deja planteada la idea mesopotámica de la
muerte de los hombres, lo hace para arengar a Enkidu[26]
De
esa forma alienta a Enkidu, su fiel amigo, sin embargo si está preocupado por
la inmortalidad, pero por la inmortalidad en el sentido de trascender[27] a
través de la gloria, es decir, sobrevivir en la memoria de la gente a través de
sus hazañas[28].
Esto nos recuerda al hecho de que “Para la antigua mentalidad mesopotámica, las
cosas no existen mientras no sean palabras”[29],
ya que para los antiguos asirio-babilónicos, la “doctrina del hombre” se
resumía en un principio fundamental: una cosa sólo existía cuando llevaba un
nombre, es decir, el nombre de una cosa no solamente la expresaba sino que era
su esencia, así tener un nombre significaba existir.[30]
Silva Castillo, nos
dice que según la misma leyenda, la motivación de la expedición (el combate con
Humbaba) más elevada era “poner en alto su nombre”, ello porque la vista de
unos cadáveres que flotaban en las aguas del Éufrates había llevado a Gilgamesh
a tomar conciencia de lo efímero de la vida humana, por lo que decidió buscar
la trascendencia por la fama: es decir hacer de su nombre un nombre eterno.[31]
Ello porque el pensamiento mesopotámico, se caracterizó por un profundo
pesimismo ante la vida y ante la muerte[32], de
allí se deriva la concepción del hombre, el de ser totalmente intrascendente.
Pues el destino general de los hombres, según esta exposición de la doctrina
tradicional sobre la intrascendencia humana, ha sido fijada desde siempre y de
una vez por todas en un tiempo primordial: que es la mortalidad es la condición
del hombre. En el lenguaje figurado propio del mito, la mortalidad del hombre
se explica por su naturaleza, por su esencia propia, así “La intrascendencia
humana es la otra cara de la trascendencia divina […]”[33].
Ante esta realidad, Gilgamesh busca superar la mortalidad a través del recuerdo
eterno, a través de la gloria, de allí que trate de disuadir a Enkidu, para
trascender sobre la fama de sus proezas, ya que trascender a través de esa
forma, era la única manera posible para un normal. Por lo tanto dicha aventura
equivalía explícitamente al intento de apoderarse de la inmortalidad, en el
sentido de la gloria. Entonces para esta primera parte Gilgamesh no teme a la
muerte, pero si busca la inmortalidad a través de la gloria, la trascendencia
de sus proezas, es decir a lo que le teme es a ser olvidado, ya que busca
permanecer en la memoria de la posteridad.
V.
Segundo
momento: Un cambio trascendental en la vida de Gilgamesh: la muerte de Enkidu,
la conciencia de estar muerto y la búsqueda de la Inmortalidad de los dioses.
“[…] Gilgamesh sabe de
la muerte a través del espíritu de su amigo Enkidu”[34]
Tras haber vencido al
monstruo Humbaba, retornan victorioso, y sucede que Gilgamesh procede a bañarse
y a vestirse, ante ello Ishtar, la diosa de la guerra y del amor, lo observa y
se siente atraída por él, y le propone su amor, indicándole las ventajas que de
su unión tendría. Sin embargo, Gilgamesh le recuerda el destino que han tenido
sus amantes anteriores[35],
por lo que la rechaza. Ante esta actitud, la diosa lo acusa de una gran ofensa,
y llena de ira acude ante Anu[36],
su padre, y le pide venganza, y para ello le exige la creación de un Toro
Celeste para que diera muerte a Gilgamesh y a su amigo Enkidu. Así el Toro
Celeste es enviado a la tierra, este da muerte a centenares de hombres de Uruk.
A pesar de ello, ambos personajes logran vencer a la fiera, y lo matan. Ishtar,
al ver esta escena, maldice a Gilgamesh y ante ello, Enkidu lleno de ira, lanza
una porción de la carne del Toro, al rostro de la diosa, al mismo tiempo de insultarla.
En la siguiente
tablilla, se inicia con el sueño de Enkidu, que tuvo ese mismo día de los
acontecimientos ocurridos con el Toro Celeste, el sueño mostraba la realidad
sacrílega de lo sucedido. Anu conocedor de aquella acción, había decretado la
muerte de ambos héroes, pero dado que Gilgamesh tenía un alto componente de
divinidad en su persona (Se dice que era un tercio humano y dos tercios de
parte divino[37]),
sólo Enkidu, un simple humano, debía morir. Así a Enkidu se le envía una
enfermedad que debe sobrellevar penosamente durante doce días, lamentándose de
haber conocido a la mujer que lo había llevado junto a Gilgamesh y que le había
puesto en contacto con la civilización.[38]
Tras ello en las siguientes
tablillas, se observa el lamento de Gilgamesh[39],
que ha presenciado, impotente, la muerte de su amigo Enkidu. Y explica lo que
su amigo ha significado para él, ante sus cortesanos, y en su memoria construye
una estatua funeraria y ofrece libaciones a los dioses. Y prosigue con su
lamento ante el cadáver de su amigo, preguntándose qué significado tenía la
muerte, experiencia no conocida por el hasta ese momento. Así le invade un
profundo temor, y toma conciencia[40]
de la muerte, y casi por instinto de conservación, intenta averiguar cómo
podría esquivarla y conseguir así la inmortalidad, la vida eterna, es decir
busca ahora esa trascendentalidad que caracteriza a los dioses, como nos lo
muestran los siguientes versos:
[…] Gilgamesh
lloró algo más
Por su amigo
fallecido. Y erró
Entre secas
colinas, musitando para sí:
« ¿También
habrás de morir como Enkidu?
¿Será el dolo tu
alimento? ¿Temeremos ambos
Las solitarias
colinas, tan yermas?
Corro ahora de
lugar en lugar,
Descontento del
sitio en que me encuentre y
Mi paso encamino
hacia Utnapishtim […]»[41]
Para ese objetivo
emprende un largo viaje de peregrinación, así abandona su ciudad y se traslada
al mundo de la naturaleza[42], yerra
por la estepa vestido de pieles, intentando conectarse con un antepasado suyo,
Utnapishtim[43],
pues sabía que él vivía en un remotísimo país inaccesible, lugar en donde lo
habían situado los dioses, al concederle la vida eterna, después de salvarle de
un devastador diluvio. Gilgamesh, cree que es preciso arrancarle el secreto de
cómo había logrado disfrutar de aquel tipo de vida.
Así, para esta segunda
etapa, tras la muerte del amigo querido de Gilgamesh, este se halla ante un
hito que marcará su existencia, se halla ahora la conciencia de saberse sólo un
hombre, y esa angustia le da la conciencia de qué será después que su cuerpo
fallezca. Y por querer negar ese destino, busca sobrevivir, pero ya no en el sentido del primer momento,
ahora busca la inmortalidad, sí, pero una inmortalidad que significa la vida
eterna, lejos de los sufrimientos, este es el segundo momento, donde conoce la
muerte y toma conciencia de ella a través de la muerte de Enkidu. Antes de
continuar, es necesaria la aclaración sobre lo que significaba este tipo de
muerte, para el pensamiento de Mesopotamia, una vez más, así Gilgamesh es, una
vez más, presa de su contexto, como toda obra. Silva Castillo, aclara el
significado de la muerte:
[…] el concepto
que los mesopotamios se hacían de la muerte no coincide con el nuestro. Para
los hombres y mujeres de la Mesopotamia había algo más terrible que la
experiencia de la muerte biológica y era aquello que les esperaba en el más
allá, en la vida- si cabe llamarla
así- precaria y triste del mundo subterráneo, morada de los muertos, reino
tenebroso de la diosa Ereshki-gal, quien inspiraba terror a los dioses tanto
como a los hombres. La muerte era caer en ese inframundo.
Gilgamesh, en la
leyenda experimenta el temor sobrecogedor que sufre todo ser humano-¡o divino,
poco importa!- ante el pensamiento de la muerte.[44]
Es a esta muerte, a la
que ahora le teme también Gilgamesh, Como nos lo menciona Mottola “Atrás quedó
la visión poética y optimista de la búsqueda de la inmortalidad que llevó a la
expedición del Bosque de los Cedros, pues la muerte de su amigo produce un
quiebre en la personalidad de Gilgamesh, que es presa de un verdadero pánico”[45], así,
Gilgamesh desespera ante la muerte y su destino en el inframundo, pues sabe que
ni siquiera su condición de semidivino lo salvará de su triste designio; es decir al parecer sólo
la inmortalidad se vuelve la única opción posible ante la muerte, ya no el
heroísmo ni la fama como en un inicio. Esto es lo central del segundo momento.
VI. Tercer momento: Aceptación de la mortalidad, el retorno a las murallas de Uruk, y el alcance un nombre Inmortal
El viaje que emprendió
Gilgamesh, tenía por objetivo conocer los secretos para llegar a poseer la
inmortalidad.
Así sus pasos lo llevan
a la mítica montaña Mashu o Doble Montaña, lugar por donde salía y se ponía el
sol, es decir en donde se hallaban los confines del mundo. Donde sus guardianes,
eran los hombres-escorpiones, quienes le advierten que ningún mortal había
atravesado aquellos parajes, pero al ser reconocido divino en sus dos tercios,
los misteriosos seres le permiten atravesar la montaña y recorrer el largo y
tenebroso subterráneo por el que se escondía el Sol, y cuyo camino final
desembocaba en el Paraíso, repleto de árboles con frutos de brillantes piedras
preciosas (se trata del jardín de Shamash)[46].
El relato del viaje
continúa con la tablilla décima, que nos muestra a Gilgamesh a orillas de las
Aguas de la Muerte (un punto inconcreto), entendida como un vasto e
impenetrable Oceáno. El héroe se halla junto a la mansión de una camarera
divina, de nombre Siduri, la cual recela de la forma en que Gilgamesh está
vestido. Sin embargo, luego que el héroe le cuente de sus peripecias y el
motivo de su viaje, además de pedirle información sobre cómo hallar el camino
que conducía al País de la Inmortalidad, Siduri le aconseja que desista de
aquel empeño y que aprovechase los días de vida terrena y apurase los placeres
que ésta le ofrecía[47],
dejando a un lado sus preocupaciones. Gilgamesh sigue insistiendo, demostrando
la angustia existencial que lo m ueve; ante ello, Siduri le indica que se
entreviste con un tal Urshanabi, el barquero de Utnapishtim, ya que era la
única persona capaz de guiarle a través de las Aguas de la Muerte.
Lo siguiente, es que
Gilgamesh llega a Utnapishtim, quien le relata la historia del Diluvio Universal,
además de someterlo a una serie de pruebas, con los cuales pretendía
demostrarle que él no podría alcanzar la vida eterna. Así con sus fracasos
dejaba entrever que las posibilidades del hombre con respecto a temas vitales
tienen siempre límites[48].
Pues la condición humana es siempre dramática, ya que está definida por la
inexorabilidad de la muerte. Sin embargo, ante la instancia y piedad de su
mujer, Utnapishtim le revela a Gilgamesh la existencia de una planta milagrosa
en el fondo del Apsu (el abismo de las aguas dulces subterráneas), que
proporcionaba la eterna juventud[49],
la cual se hallaba en el fondo del mar. Ante ello, Gilgamesh deseoso de hacerse
propietario de aquella planta[50],
logra obtenerla. Al tenerla decide no comérsela sólo, y la guarda para hacer
partícipes de las virtudes de la misma, tiempo después, a los ancianos de Uruk.
Sin embargo, durante el regreso a su ciudad, mientras hace un alto en el
trayecto, para bañarse y refrescarse, una serpiente se apodera de la planta[51] y
se la come. Ante esta situación, Gilgamesh entre suspiros y sollozos, dice en
versos:
«¿Por qué me
afano esforzándome por nada?
¿Quién siquiera
advierte lo que hago?
290. No valoro
lo que hice
Y ahora sólo una
víbora consiguió la eterna vida.
En breves minutos,
raudas corrientes perderán por siempre
aquel signo
singular que el dios me concediera»[52]
Federico Lara, nos dice
sobre este aspecto “Gilgamesh se pone a llorar y ahora es cuando comprende el
significado de su realidad: la inmortalidad o la segunda juventud no era para
él, no era para ningún humano.”[53] Gilgamesh,
entristecido, se alista con nuevas ropas y prosigue su viaje con Urshanabi y
así finaliza el poema, cuando el héroe le enseña orgulloso[54] a
este las murallas de Uruk[55].
Es en este tercer momento
que Gilgamesh, acepta que es sólo un hombre, mortal, y que tal vez pueda
aspirar a la inmortalidad, pero no puede acceder a ella en el sentido de una
vida eterna, esto nos muestra, de cierta forma, la dramática concepción
pesimista del mesopotamio, ya que el desenlace es inusitado para un poema
épico: pues no regresa a Uruk un héroe victorioso, ni termina Gilgamesh como un
héroe trágico, engrandecido por una muerte dramática. Sino que vuelve a su obra
humana: sus murallas, esta imagen proporciona que la idea de volver a la tierra
significa rencontrarse con su propia identidad, y por ende, destino de ser
finito, el hombre nació de la tierra y a la tierra volverá. Entonces, el héroe en
busca de la inmortalidad se desvanece. Y nos queda el hombre.[56]
Así, desde los planteamientos mesopotámicos, el hombre no podía alcanzar la
inmortalidad, pero sí podía alcanzar la gloria, siempre y cuando supiera acordar
sus posibilidades con los hechos lógicos (obras totalmente perfectas, bien
realizadas) tomando la escala humana como módulo de orientación. Se podría
decir que: el haber sabido construir las soberbias murallas de Uruk, que,
orgulloso y en calidad de rey de la ciudad, le había mostrado al barquero
Urshanabi a su regreso a su patria, constituiría el mérito de Gilgamesh[57].
Así, con aquella construcción de perfecto acabado, había alcanzado la
“inmortalidad” de un nombre eterno y de sobrevivirse consecuentemente a sí
mismo, aunque no la posibilidad de ser un hombre eterno. La buena fama del
nombre era la única inmortalidad, el único resquicio de pervivencia reservado a
los hombres. Por tanto, consiguió la inmortalidad pero a través de la primera
forma que la buscó, a través de la gloria. “[…] Y ese fue, creemos, el mensaje
último del Poema de Gilgamesh.”[58]
Creemos
que este poema “[…] conecta al individuo del mundo mesopotámico y al hombre del
siglo XXI en la misma encrucijada del camino de la vida.”[59]
Me gustaría terminar
con la siguiente cita de Bartra, ya que considero que todavía puede aplicarse a
nuestra actualidad.
Gilgamesh,
arrancado a su temporalidad mítica e histórica, podría incorporarse con su
profunda vigencia a la actualidad desgarradora de la época. Su ambivalencia de
fuerza vencedora en la acción épica y de desvalidez moral ante el aguijón de
lanada hincado en su ser, le comunican la tensión extrema de la división
trágica. La figura de Enkidu, en quien se cristalizan las experiencias del amor
y de la muerte, tiene casi tanta grandeza y densidad como la de Gilgamesh. Aquí
está el hombre, comprendemos en seguida: ser de la acción, luz y sombra. Y en
él nos reconocemos, por las mismas razones fundamentales que en él se
reconocieron los hombres de cuatro mil años atrás. Gilgamesh no logra ser dios,
es decir, no conquista la inmortalidad: se sabe irremisiblemente condenado a hombre. Como todos los hombres,
Gilgamesh quiere conocer la verdad de lo desconocido, aunque ello suponga tener
que “sentarse para llorar”. La respuesta de Enkidu es la desesperación
milenaria: polvo y nada. Pero al final sabemos que si, para ciertos espíritus,
sólo es posible comer desechos, hay otros, en cambio, que beben del agua fría
de la vida[60].
CONCLUSIONES
1. El
poema de Gilgamesh es obra de su tiempo, así la preocupación por la muerte y la
aceptación de que el hombre se halla imposibilitado de alcanzar la
inmortalidad, es propia del pensamiento que rigió y reinó en los habitantes de
Mesopotamia.
2. Gilgamesh
en un primer momento no teme a la muerte, entendida de acuerdo a la visión
pesimista de Mesopotamia, lo que busca es conseguir la inmortalidad en base a
la gloria, haciendo que su nombre perdure en el tiempo, viva en la memoria de
la gente de su pueblo.
3. Sin
embargo tras el episodio de la muerte de su amigo Enkidu, Gilgamesh advierte de
la implicancia de la muerte, y busca la inmortalidad en la experiencia de Utnapishtim, este no le da el secreto pero
le informa de la existencia de una planta de la eterna juventud, Gilgamesh tras
conseguir la planta la pierde. Ante ello se da cuenta de la imposibilidad de su
misión, por lo que regresa convencido de que la única forma que le es posible
al hombre la inmortalidad es a través de la gloria, del efecto de sus hechos,
propio del pensamiento mesopotámico. Y esa inmortalidad es la que Gilgamesh
consigue, un nombre eterno.
4. Estos
tres momentos descritos en el presente trabajo, responden a la pregunta de cómo
es abordado la muerte y la inmortalidad en el poema de Gilgamesh, ello no es
sino el reflejo de la propia Mesopotamia. De allí que Gilgamesh, a pesar de
todo el tiempo que ha transcurrido hasta la actualidad, todavía nos puede
servir para entenderlos a ellos, y entender nuestra propia realidad, que en
muchos aspectos revelan preocupaciones similares a las planteadas en el poema
acadio.
BIBLIOGRAFÍA
BARTRA,
Agusti (1963) La Epopeya de Gilgamesh. México: Escuela Nacional de Antropología e
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[1] Citado de Jorge Luis
Borges por Marcelo Móttola. En: MÓTTOLA, Marcelo (2011) “Gilgamesh: angustia,
muerte y tiempo”. Ponencia presentada en la VI jornada de Investigadores,
organizado por Instituto de Investigaciones Gino Germani. Buenos Aires.
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[2] LARA PEINADO, Federico
(1998) ““Nada Sabe de Comer el Pan” el Trasfondo no Urbano en el Poema de Gilgamesh”.
Isimo:Revista sobre OrientePróximo
yEgipto en la antigüedad. Nº 1. Madrid.
p. 111. También: LARA PEINADO, Federico (2009) “Poema de Gilgamesh: Un
viaje fallido a la Inmortalidad”. p. 1
[3] Para este trabajo se ha
utilizado la versión al español de Iván Augusto A. Pinto Román (2006) y la de
Jorge Silva Castillo (2006), comparando también con la versión de Agusti Bartra
(1963). Sobre las versiones revisar: GARCÍA LANDA, José (2008) “Gilgamesh y la
escritua”. Narrativas: Revista de
narrativa contemporánea en castellano. Nº43. pp. 14-29.
[4] Veáse: SAN MARTIN,
Joaquín y Serrano José Miguel. (1998) Historia Antigua del Próximo Oriente, Madrid:
Akal. p. 13. Y PINTO ROMÁN, Iván (2006) Epopeya
de Gilgamesh. Lima: Universidad Ricardo Palma, Instituto de Estudios
Clásicos Occidentales y Orientales. p 13-15
[5] LIVERANI, Mario (2008) El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y
economía. Segunda Edición. Barcelona: CRITICA. p. 160
[6] SILVA, Jorge (2006) Gilgamesh: O la Angustia por la muerte. Barcelona: KAIROS. p. 21-22
[7] Silva, Jorge. Op Cit. p.
28
[8] BARTRA, Agusti (1963) La Epopeya de Gilgamesh. México: Escuela Nacional de Antropología e
Historia. p.10
[9] BARTRA, Agusti. Op. Cit.
p. 7
[10] SAN MARTIN, Joaquín y
Serrano José Miguel. (1998) Historia Antigua del Próximo Oriente, Madrid:
Akal. p. 37
[11] Muy a pesar que se discuta
la historicidad del poema de Gilgamesh, tanto su valor literario, histórico son
considerados para este trabajo de gran trascendencia.
[12] Cabe señalar que en la
Biblia judeo-cristiana la ciudad de Uruk es mencionada con el nombre de Erch
(hoy poblado iraquí de Al Warka)
[13] Revisar: KRAMER, Samuel
(1985) La Historia empieza en Sumer.
Barcelona: Ediciones Orbis. 189 pp. 150-161
[16] Veáse: BARTRA. Loc cit.
p. 7. Y PINTO ROMÁN, Iván (2006) Epopeya
de Gilgamesh. Lima: Universidad Ricardo Palma, Instituto de Estudios
Clásicos Occidentales y Orientales. p. 14, 15.
[17] Enkidu representa la
fuerza brutal y el despertar de lo humano tras haber conocido el amor de la
mujer de allí que se diga que el pasa del estado de la naturaleza a la
civilización, en pocas palabras se observa el paso de la barbarie a la
civilización. En: LARA PEINADO, Federico (1998) ““Nada Sabe de Comer el Pan” el
Trasfondo no Urbano en el Poema de Gilgamesh”. OP. Cit. pp. 111-125
[18] En el poema se da la
presencia de las hieródulas, que se dicen que eran prostitutas sagradas
adscritas al templo de la diosa Ishtar, constituían su séquito. Vease BARTRA: Op
Cit. p.11
[19]En la antigüedad
asirio-babilónica la prostitución sagrada era muy distinta de la prostitución
ordinaria. En el código de Hammurabi se detallan los derechos los derechos
particulares de las hieródulas, “las mujeres de Marduk”, que vivían en
comunidad y estaban protegidas contra el escándalo por las mismas leyes que
amparaban la reputación de las mujeres casadas. Además de la prostitución
permanente, existía en la antigua Babilonia una prostitución sagrada ocasional.
Una vez en su vida, cada mujer babilónica debía ir a sentarse en el templo de
la diosa de la fecundidad hasta que un extranjero se acercara a ella y, tras
arrojar sobre sus rodillas una moneda de plata, dijera: “Invoco a Milita en tu
favor”. La mujer, entonces, debía seguir al hombre hasta las dependencias del
templo, y el dinero de esta manera obtenido se consideraba sagrado. Después de
este rito, la mujer volvía a vivir su vida normal. Herodoto nos cuenta que
había mujeres tampoco favorecidas por la naturaleza, que debían esperar años
hasta que u hombre les arrojara la moneda. En: BARTRA, Agusti. Op. Cit. p 12
[20] “[…] se va a producir la
transformación psicológica de Enkidu gracias a la actuación de una mujer- la
hieródula Shámkhat- quien le va a hacer tomar conciencia de su naturaleza
humana. Los encantos de la misma le harán no sólo olvidar dónde había nacido,
sino también desarrollar su inteligencia […] El paso de la vida salvaje a la
vida urbana exigirá naturalmente el traslado de Enkidu a otro ambiente” En: LARA
PEINADO, Federico (1998) ““Nada Sabe de Comer el Pan” el Trasfondo no Urbano en
el Poema de Gilgamesh”. Op. Cit. p.
117. Véase también: KIRK. G.S. (1985) El
mito. Su significado y funciones en la Antigüedad y otras culturas.
Barcelona: PAIDOS. p. 141-160
[21] Una narración que en sus
pormenores se asemeja acentuadamente al ulterior relato bíblico del Diluvio
Universal, pero que correspondería a un tema amplio que no será abordado en
este trabajo.
[23] Algunos han indicado que
en el poema se da abiertamente, a entender que se podría tratar de una relación
Homosexual. Así, Lara nos dice: “Hay que
señalar que la versión hitita no esconde para nada las relaciones homosexuales
de Gilgamesh con Enkidu”. En: LARA PEINADO, Federico (2009) “Poema de Gilgamesh:
Un viaje fallido a la Inmortalidad”. Antiqua.
Jornadas de la antigüedad. Madrid.
p. 6
[24]“Esta expedición, tiene
un sentido simbólico muy importante, pues los cedros tienen, en muchos poemas
mesopotámicos, connotaciones que aluden directamente a la eternidad, o al menos
la duración extremadamente larga; Glgamesh y Enkidu van en busca d ela vida
eterna, esto e sla negación de la muerte, al canzar el privilegio de la
perennidad propia de los dioses.” En: MÓTTOLA, Marcelo (2011) “Gilgamesh:
angustia, muerte y tiempo”. Op. Cit. p. 4. Lo cedros son conocidos como «la
Tierra de los Vivos» en la versión sumeria del poema épico. En: KIRK. Op. Cit.
p. 155.
[25] PINTO ROMÁN, Iván (2006)
Epopeya de Gilgamesh. Lima:
Universidad Ricardo Palma, Instituto de Estudios Clásicos Occidentales y
Orientales. p. 39. Señalo la versión de Bartra, porque aquí se hace más explícito,
al señalar que se busca la gloria, así tenemos:
Gilgamesh abrió la boca
Y dijo a Enkidu:
“¿Quién, amigo mío, saldrá
vencedor de la muerte?
Sólo los dioses viven eternamente
al lado de Shamash;
Los hombres tienen contados sus
días;
Todo cuanto hacen no es más que viento.
Tú, ahora, temes a la muerte.
¿Qué se ha hecho de tu poder
heroico?
Deja, pues, que vaya delante;
A pesar de lo que diga tu boca,
Temes acercarte.
Si caigo fundaré mi gloria.
La gente dirá: ‘Gilgamesh cayó
Luchando contra Huwawa’”
[26] MÓTTOLA, Marcelo. Op.
Cit. p. 4.
[27] A este concepto de
trascender, se le añade el concepto de hybris,
que sería “[…] como un impulso por trasgredir los límites, esencia del carácter
humano […]” para estudiar a Gilgamesh en busca de la inmortalidad. En: CIFUENTES,
David (2000) “La Epopeya de Gilgamesh y la definición de los límites humanos”. ∆αίμων: Revista de Filosofía. nº 20. p. 26
[28] Tal vez este sea una
base para relacionarlo, con lo que miles de años después sería el tema de la
Iliada, con la gloria que busca Aquiles, lo mismo que su amistad con Patroclo,
y tomar lo que Kirk nos plantea cuando dice “El poema de Gilgamesh es una
epopeya asombrosa, que debería ser leído y estudiado con atención por todos los
que se dedican a la cultura Griega. Debería estudiárselo por sí mismo, pero
también por la claridad con que recuerda lo que la literatura y la mitología
griegas no llegaron a intentar.” En: KIRK. G.S. Op. Cit. p. 141, 142.
[29] SAN MARTIN, Joaquín y
Serrano José Miguel. Op. Cit. p. 20. MÓTTOLA, Marcelo. Op. Cit. p. 5.
[30] No es menor señalar que
más adelante nos dice: “En el poema babilónico de la Creación, los primeros
versos, que se refieren al Caos, dicen: “Cuando en lo alto el cielo no tenía
nombre…”. Así, cuando Gilgamesh afirma que quiere hacerse un nombre, el sentido
implícito no es el de que quiere alcanzar la gloria o fama por sus hazañas,
sino que desea nacer o existir, abrirse al destino del ser.” Mostrado como pie
de página, ya que para este trabajo se considera que alcanzar un nombre, es
buscar que este trascienda, y que mejor que a través de la gloria, la fama. En:
BARTRA, Agusti. Op. Cit. p. 13.
[31] SILVA, Jorge. Op. Cit. p.
23
[32] Silva Castillo. Op. Cit.
28
[33] Silva Castillo. Op. Cit.
31
[34] BARTRA. Op. cit. p. 13
[35] En el poema se describen
y reseñan los casos de un dios, tres animales y dos hombres, a los cuales había
causado males sin cuento, convirtiéndolos en todo lo contrario a lo que habían
sido. Ello es relatado en la Tablilla VI. Veáse: PINTO ROMÁN, Iván. Op. Cit.
pp. 51-54
[36] Anu, en la mitología babilónica (Un en lasSumeria) era el dios del cielo, hijo de Anshar y Kishar. Anu era la deidad suprema y gobernaba
los cielos. Tenía el poder de Juzgar a los que habían faltado a los dioses y a
los hombres. Las estrellas eran soldados de Anu
que él había creado para destruir el mal. En la mitología sumeria, Un era la personificación del cielo. Un se identificaba con el dios
babilónico Anu. En los días iniciales
de la creación a Un correspondió el
cielo mientras a Enlil la tierra.
Veáse el pie de página en: PINTO ROMÁN. Op. Cit. p. 25
[37] A esto hay que sumarle
lo que BARTRA nos dice al respecto: “Aunque Gilgamesh declara descender de
Lugalbanda, no era de estirpe real, y si llegó a ser rey de Uruk fue a causa de
sus hazaás. Según la leyenda, su madre fue una diosa muy conocida, Ninsun.,
sacerdotisa de Shamash, dios del sol. Su nombre puede traducirse por “la diosa
vaca”, lo que parece indicar la forma bajo la cual la representaban sus
primeros adoradores. Lilla, el nombre del padre de Gilgamesh, significa
“imbécil, medio loco”, pero la más verosímil es dar a este término el sentido
de lillu: demonio. Ese demonio se
había unido a Ninsun, y por eso Gilgamesh, concebido por un demonio y una
diosa, no fue completamente un dios”. BARTRA. Op. cit. p. 14,15
[38] Es necesario señalar que
ante esta actitud Shamash, le responde desde lo alto replicándole por su
desagradecimiento, haciéndole ver lo positivo que ha conseguido: sociabilidad,
amistad, heroicidad, etc., entonces Enkidu se da cuenta de la realidad, y hace
desvanecer su ira y decide morir en paz. Veáse: PINTO ROMÁN. Op. Cit. p. 61 y
CIFUENTES, David. Op. Cit. p. 31
[39]“Gilgamesh,
humillado, se siente responsable sobre los sucesivos fracasos que condujeron al
nuevo estado de caos. Y así se produce el punto sobre el cual pivotea el
sentimiento de Gilgamesh, que lejos de su habitual soberbia pasa a un estado de
angustia, que lo lleva ya no sólo a desear la inmortalidad, sino a preguntarse
y a sufrir de antemano su inevitable estadía en el Inframundo.” En: MÓTTOLA,
Marcelo. Op. Cit. p. 8
[40] La cita siguiente que no
explica la diferencia entre lo humano, divino y lo anima, respecto a la
conciencia de la propia muerte: “Los dioses se diferencian esencialmente de los
hombres por su inmortalidad, es decir, adolecen de conciencia de muerte; la
muerte es, para ellos, un imposible. Por su parte, los animales, aún siendo
mortales, carecen de conciencia de muerte ya que, al estar «atados al palo del
instante», para ellos la muerte es un impensable. Frente a ese imposible y ese
impensable, el hombre es un ser consciente de su propia muerte, consciente de
su finitud.” Tal conciencia invadiría a Gilgamesh. En: CIFUENTES, David. Op.
Cit. p. 26
[41] PINTO ROMÁN. Op. Cit. p.
69
[42] Algunos autores plantean
que esta salida de su ciudad representa el rechazo a la civilización, así se
dice: “A la larga, sin embargo, se producirá una inversión de papeles:
Gilgamesh, ante la muerte de Enkidu, se trasladará al mundo de la naturaleza, a
la estepa, rechazando por entero, y en principio, la civilización”. En: LARA
PEINADO, Federico (2009) “Poema de Gilgamesh: Un viaje fallido a la
Inmortalidad”. Op. Cit. p. 10, Véase
también: KIRK. G.S. Op. Cit. p. 157
[43] Hay que remarcar que
Utnapishtim era una de las pocas personas, junto a su esposa, a la que los
dioses le habían concedido la Inmortalidad al salvarlo de un pavoroso Diluvio,
con el que los grandes dioses habían castigado tiempo atrás a la humanidad.
Precisamente este tema del diluvio serña muy relacionado al diluvio Universal,
tratado en la Biblia judeo-cristiano.
[44]
SILVA, Jorge. Op.Cit. p.24. Veáse
también: LARA PEINADO, Federico. (2009) “Poema de Gilgamesh: Un viaje fallido a
la Inmortalidad”. Op. Cit. p. 11, 12.
[45] MÓTTOLA, Marcelo. Op.
Cit. p. 11
[46] PINTO ROMÁN. Op. Cit. p.
69-72
[47]Recordemos así, que en
los versos pronunciados por Siduri, se halla el famoso carpe diem, de Horacio. Por ejemplo cuando se menciona:
«Recuerda siempre, poderoso rey,
Que los dioses de todos el hado
decretaron
Mucho tiempo ha. Únicamente ellos
90. la eterna vida se asignaron,
mientras la muerte al dezlenable
Humano dispensaron como tú mismo
un día advertirás.
Lo que mejor te incumbe
Es ahora cantar y danzar […]»
Sobre este punto, Veáse: LARA PEINADO,
Federico.
(2009)
“Poema de Gilgamesh: Un viaje fallido a la Inmortalidad”. Op. Cit. p. 7. PINTO
ROMÁN. Op. Cit. p. 78. MÓTTOLA, Marcelo. Op. Cit. p. 12
[48] “[…] el hombre parece
definirse como lo que es (lo que sea) en relación con unos límites que no puede
traspasar- la inmortalidad de los dioses, por un lado; la inconsciencia de los
animales, por otro-, pero frente a los cuales no puede por menos de enfrentarse
con aquello que […] conforma la «esencia de su carácter», la hybris- esa inalienable tendencia a
traspasar los propios límites.” Este concepto si se relaciona con la concepción
de la clásica Grecia, véase en: CIFUENTES, David. Op. Cit. p. 1
[49] Vale recalcar que lograr
la eterna juventud, era diferente a obtener la inmortalida, sin embargo era un
buen premio de consolación para Gilgamesh
[50] La planta era conocida
como shibu shibu issakhir amelu, “El
anciano se rejuvenece”. En: LARA PEINADO, Federico. Op. Cit. p. 8
[51] Según
Móttola, este episodio: “Como en el caso del gigante Huwawa, la Serpiente aquí
presentada, remite directamente al mito etiológico, ésta es la Serpiente
Primordial, que al ejecutar el acto de llevarse la planta de la eterna
juventud, no está haciendo otra cosa que apoderándose de algo que por derecho
siempre le perteneció, la eternidad del ciclo cósmico” En: MÓTTOLA, Marcelo.
Op. Cit. p. 14
[52] PINTO ROMÁN. Op. Cit. p.
95
[53] LARA PEINADO, Federico
(2009) “Poema de Gilgamesh: Un viaje fallido a la Inmortalidad”. Op. Cit. p. 8
[54] Kirk sugiere que el
regreso de a Uruk, lavado y con ropa nueva, no sólo representaría la
resignación ante la muerte, sino también que no se puede culpar a la
civilización por la enfermedad y la muerte. Y que a pesar de la muerte, el hombre
no puede prescindir de la cultura, y no tiene sentido tratar de alterar la
propia vida por la angustia ante la muerte. En: KIRK. G.S. Op. Cit. p. 152
[55] No es menos importante
señalar que esta escena significa la superioridad de la civilización, como lo
señala la cita siguiente: “[…] la superioridad de la civilización sobre la
barbarie. Utnapishtim ha ordenado a su batelero que lleve a Gilgamesh a un lugar
para que arroje sus vestidos de pieles (símbolo del nomadismo) y que los cambie
por vestidos apropiados a su dignidad, y que lo devuelva a Uruk, final de su
viaje, para que olvide así su vida nómada en la que ha caído de modo temporal,
llevado por el dolor, y que vuelva a sus costumbres anteriores, a la vida de la
ciudad, la única digna de ser vivida. Volviendo a e l habrá logrado el final de
un ciclo, cuya meta era el mundo civilizado” En: LARA PEINADO, Federico (1998)
““Nada Sabe de Comer el Pan” el Trasfondo no Urbano en el Poema de Gilgamesh”.
Op. Cit. 124, 125
[56] Silva Castillo. Op. Cit.
p. 27
[57] Respecto al
planteamiento de la hybris tenemos:
“Lo paradigmático de la actitud de Gilgamesh es el modo cómo su hybris le lleva a acometer una proeza
absolutamente heroica, tratando de romper en una sola acometida los dos límites
dentro de los cuales discurrir el humano vivir, Gilgamesh es el río que se
desborda por los dos márgenes. Intenta volver al estado de naturaleza y
alcanzar a la vez la inmortalidad de los dioses, y, en su periplo por lo que
queda fuera del estado de cultura, empieza a definir los límites humanos. Por
debajo queda un estado animal al que es imposible volver, por encima la
inalcanzable inmortalidad divina. Gilgamesh debe volver a habitar dentro de las
murallas de Uruk, dentro de los límites de la humanidad, en el estado de
cultura. Por ello, el poema acaba como empezó, dentro de las murallas de Uruk,
con un Gilgamesh admirado de los sólidos que son esos límites que le separan
del resto del cosmos”. En: CIFUENTES, David. Op. Cit. p. 33
[58] LARA PEINADO, Federico.
Op. Cit.13
[59] MÓTTOLA, Marcelo. Op.
Cit. p. 14
[60] BARTRA, Agusti. Op. Cit.
p. 17
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